En un contundente operativo encabezado por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), se ordenó la suspensión inmediata de las actividades de tres empresas dedicadas al cultivo de flores dentro de la Reserva Forestal Protectora Thomas Van Der Hammen, en el norte de Bogotá.
Esta acción responde a la expansión ilegal de cultivos que abarcan un área de 12.39 hectáreas en zonas de Preservación, Restauración y Uso Múltiple, violando así el plan de manejo de la reserva que prohíbe expresamente dichas actividades.
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Las autoridades, encabezadas por el director general de la CAR, Alfred Ballesteros, junto con la Unidad de Gobernabilidad Ambiental (UIGA) y la Dirección Regional Bogotá – La Calera, llevaron a cabo un seguimiento técnico desde febrero de este año, determinando la expansión irregular de los cultivos de flores bajo estructuras de invernadero. Estas actividades, según la CAR, no solo rompen la conectividad ecosistémica, sino que también generan un impacto negativo en el paisaje, un uso intensivo del recurso hídrico subterráneo, y una degradación significativa del suelo.
“Estamos haciendo efectiva la imposición de medidas preventivas de suspensión de actividades a tres empresas de flores que han incumplido con las normas establecidas hace una década para la conservación de este valioso ecosistema”, declaró Ballesteros.
El director recordó que, según el plan de manejo adoptado en 2014, la floricultura debía ser sustituida dentro de la reserva y los cultivos existentes reemplazados por otras actividades en un plazo de siete años. Sin embargo, la verificación reciente demostró que este mandato no se ha cumplido.
La Reserva Thomas Van Der Hammen es considerada un componente clave de la Estructura Ecológica Principal de Bogotá, por su papel en la conectividad con los cerros orientales y el río Bogotá. La expansión de los cultivos de flores en esta área no solo contraviene los objetivos de conservación de la reserva, sino que también pone en riesgo el equilibrio ambiental de una zona que actúa como pulmón de la ciudad.
De acuerdo con la información proporcionada por la Secretaría de Ambiente y el Jardín Botánico de Bogotá, la reserva Thomas Van der Hammen alberga 11 especies de mamíferos, 23 especies de mariposas, y una variedad de aves, incluidas 24 especies acuáticas, entre otras formas de vida silvestre que utilizan este espacio como hábitat y punto de tránsito.
Este operativo marca el inicio de la quinta gira ambiental de la CAR, que se centrará en la revisión de los procesos ambientales y los compromisos en la zona rural de Bogotá.
En un comunicado de prensa desde la Corporación Regional resaltaron que con las acciones se enfatiza en el compromiso con la protección del medio ambiente y la conservación de la Reserva Thomas Van Der Hammen.
La reserva, un área clave en la Estructura Ecológica Principal de la ciudad, está diseñada para preservar la conectividad entre los Cerros Orientales y el río Bogotá, garantizando la conservación de su biodiversidad y la regulación de los recursos hídricos.
Las actividades agrícolas, especialmente las que se realizan bajo invernaderos, son intrínsecamente disruptivas para el ecosistema. En primer lugar, estos cultivos intensivos requieren grandes cantidades de agua subterránea, lo que puede provocar un agotamiento de este recurso vital, afectando tanto a la flora y fauna locales como a las comunidades humanas que dependen de él. Además, el uso de pesticidas y fertilizantes en estas operaciones agrícolas puede contaminar los suelos y cuerpos de agua cercanos, alterando los ciclos naturales y poniendo en riesgo la salud de la reserva.
Otro aspecto crítico es el impacto sobre la conectividad ecológica. La instalación de invernaderos fragmenta el hábitat natural, impidiendo el libre movimiento de especies entre diferentes áreas de la reserva. Esto puede llevar a una disminución en la biodiversidad, afectando a especies que dependen de grandes territorios para sobrevivir.
La actividad de estas empresas de flores en la Reserva Thomas Van Der Hammen no solo contradice las normativas de conservación establecidas, sino que pone en peligro el equilibrio ambiental de un área crucial para Bogotá.