Javier Acosta, joven hincha del equipo de fútbol bogotano Millonarios, se convirtió en el centro de atención cuando decidió someterse a la eutanasia tras contraer una bacteria y enfrentar un diagnóstico de cáncer de sangre. Su caso ha generado gran interés y conmoción en el país, reavivando el debate sobre los supuestos legales y éticos de esta práctica en Colombia, que, aunque legal, está restringida a ciertas condiciones estrictamente reguladas por la Corte Constitucional y la Ley 1733 de 2014.
En Colombia, se puede acceder a la eutanasia bajo situaciones específicas que incluyen tener una enfermedad terminal, que es una condición médica avanzada y progresiva sin posibilidad de cura, la cual inevitablemente llevará a la muerte en un futuro cercano. Además, es esencial que el paciente experimente un sufrimiento insoportable, tanto físico como psicológico, que no pueda ser aliviado por otros medios, lo que implica que el sufrimiento es continuo e intenso.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
El consentimiento informado es otro de los pilares fundamentales para acceder a la eutanasia. La persona debe manifestar su consentimiento de manera libre y consciente, estando en pleno uso de sus facultades mentales y comprendiendo claramente las implicaciones del procedimiento. También se exige que el paciente tenga la capacidad legal para tomar decisiones sobre su propia vida, siendo mayor de edad y con plena capacidad cognitiva.
Un componente crucial del proceso es la evaluación médica. La solicitud de eutanasia debe ser revisada y aprobada por un comité médico y ético, que evaluará tanto la condición del paciente como su sufrimiento y las alternativas de tratamiento viables. Asimismo, se deben seguir todos los procedimientos legales y administrativos establecidos por las normativas colombianas, lo que incluye la documentación detallada y la aprobación por un comité interdisciplinario de salud.
El informe del caso de Javier Acosta ha llevado a que la opinión pública ponga nuevamente atención sobre la eutanasia, recordando que la legislación colombiana busca asegurar que este procedimiento se lleve a cabo de forma ética y legal, respetando la autonomía del paciente y considerando su bienestar y dignidad en todo momento.
Una de las razones por las que el caso de Acosta ha sido tan significativo es porque saca a relucir las causales de eutanasia en Colombia. La discusión alrededor de la legalidad y los procedimientos continúa siendo un tema sensible en el país, con debates que frecuentemente reflotan en la opinión pública cada vez que se presenta un caso mediático.
La Corte Constitucional ha sido clara en sus decisiones, estableciendo una serie de condiciones estrictas bajo las cuales se puede realizar la eutanasia para asegurar que los derechos de los pacientes sean respetados y que el procedimiento no sea utilizado de manera indebida. La Ley 1733 de 2014, conocida también como la Ley de Cuidados Paliativos, regula las condiciones en que este derecho puede ser ejercido y establece mecanismos para su implementación.
El caso de Javier Acosta no solo pone en primer plano la situación de salud personal de un joven que decidió poner fin a su sufrimiento, sino que también proporciona una oportunidad para que la sociedad colombiana reevalúe y discuta la importancia de contar con procedimientos legales claros y éticos para el manejo de la eutanasia, asegurando que los derechos de los pacientes sean siempre una prioridad.
En este sentido, la eutanasia en Colombia sigue siendo un tema complejo que exige un balance delicado entre los aspectos médicos, legales y éticos, con el objetivo de garantizar la dignidad de cada individuo en sus momentos más difíciles