El director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), Alfred Ballesteros, salió al paso de las recientes acusaciones que vinculan la concesión de agua para la planta embotelladora de Coca-Cola en La Calera con los problemas de racionamiento en la capital colombiana.
En una entrevista en la mañana del 29 de agosto con Mañanas Blu, Ballesteros desmintió rotundamente cualquier relación entre ambas situaciones, aclarando aspectos sobre la captación de agua en la región y su impacto en el suministro para la ciudad.
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Ballesteros fue categórico al señalar que los siete manantiales utilizados por la planta de Coca-Cola en La Calera no están conectados con el embalse de San Rafael, la principal fuente de abastecimiento de agua para Bogotá.
El embalse de San Rafael, ubicado en el río Teusacá, ha sido objeto de especulación y preocupación por parte de los ciudadanos, quienes temen que las actividades de captación en La Calera puedan estar afectando la disponibilidad de agua en la capital.
El director de la CAR explicó que los manantiales de La Calera desembocan en la quebrada San Lorenzo, que a su vez vierte sus aguas en la quebrada La Socha y, finalmente, en el río Teusacá, pero solo después de que el río ya ha pasado por el embalse de San Rafael. Por lo tanto, no existe una conexión directa que influencie el suministro de agua de Bogotá.
La concesión de agua para la planta embotelladora de Coca-Cola en La Calera fue otorgada en 1983 y ha sido renovada en varias ocasiones según las normativas vigentes. En la última renovación en 2014, la cantidad permitida de captación se redujo a 3,23 litros por segundo (l/s), una disminución considerable respecto a los volúmenes anteriores.
En comparación, el consumo total de agua en Bogotá alcanza casi 16 metros cúbicos por segundo (m³/s), por lo que la cantidad extraída en La Calera representa un porcentaje mínimo del total requerido por la ciudad.
El director de la CAR también abordó las quejas de la comunidad de La Calera sobre la escasez de agua, señalando que estos problemas están más relacionados con el fenómeno de El Niño que con las actividades de la planta embotelladora.
El fenómeno climático, que ha afectado al departamento de Cundinamarca desde octubre del año pasado hasta abril de este año, ha provocado una disminución en las precipitaciones y, por ende, en el suministro de agua en la región.
Ballesteros enfatizó la importancia de priorizar el abastecimiento para las comunidades locales y destacó que la CAR está realizando un estudio hidrológico para evaluar la viabilidad técnica de la renovación de la concesión.
En relación con el futuro de la concesión a Coca-Cola, Ballesteros explicó que la decisión final se basará en los resultados del estudio hidrológico y en una visita técnica programada para finales de octubre. La CAR evaluará si se renovará, modificará o negará la concesión en función de si la empresa cumple con las obligaciones y compensaciones ambientales impuestas.
El director de la CAR también hizo un llamado a la comunidad para que participe activamente en el proceso administrativo. Instó a los residentes a constituirse como terceros intervinientes para aportar elementos técnicos y presentar recursos si lo consideran necesario, subrayando que este es un derecho de los ciudadanos.
Ballesteros se comprometió a visitar La Calera el 15 de septiembre para escuchar de primera mano las preocupaciones de los habitantes y garantizar que sus voces sean tomadas en cuenta en la toma de decisiones
La discusión sobre la concesión de agua a Coca-Cola en La Calera y su impacto en el abastecimiento de Bogotá ha generado un debate significativo. Con las aclaraciones proporcionadas por el director de la CAR, se ha disipado gran parte de la preocupación pública respecto a la conexión entre la captación de agua en La Calera y los problemas de racionamiento en la capital.
Aunque la situación continúa evolucionando, y será fundamental observar los resultados del estudio hidrológico y la respuesta de la CAR a las necesidades de la comunidad para asegurar un equilibrio justo entre las demandas industriales y las necesidades locales de agua.