La periodista y exactriz de pornografía Alejandra Omaña, también conocida con el nombre artístico Amaranta Hank, ha utilizado sus redes sociales para hablar sin tapujos de lo que fue su paso por el porno, así como para impulsar su trabajo como comunicadora social. En esa trayectoria, Omaña ha logrado publicar dos libros, el más reciente enfocado en su vida, que se titula Desnuda.
En el texto, que salió en preventa en noviembre de 2023, la periodista cuenta las experiencias que tuvo en distintos países siendo una actriz porno, detallando sus rodajes y lo que implica ese trabajo en materia de relaciones familiares, de pareja, con el cuerpo, con el feminismo y con la sociedad.
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A pesar de que se alejó de la industria, dedicando más tiempo al periodismo y a la escritura, recordó en sus redes lo que disfrutaba de hacer cine para adultos y que ahora le hace falta. Según contó, lo primero es el haber podido naturalizar la desnudez, sin sentirse incómoda por mostrar su cuerpo sin ropa. Esto era posible, sobre todo, porque en el ambiente en el que trabajaba, posterior a los rodajes o eventos, no había cabida para el morbo.
“Eso era muy bacano porque a veces estábamos en camerinos, o salíamos a un evento, o terminábamos un show de algo, y andábamos por ahí sin nada, y era muy bacano porque entre gente del equipo nunca nos mirábamos con morbo y eso era supernatural”, precisó.
Como segundo punto está el famoso “qué dirán de mí”. Pues, siendo actriz de pornografía, lo que pensaran de ella las demás personas no tenía ningún tipo de relevancia. Pudo lograr desconectarse de los comentarios y señalamientos por su opción de vida porque llegó a la industria con la convicción de que quería hacer lo que deseaba, sin tener que “rendirle cuentas a nadie” y sin pensar en las consecuencias que su decisión traería para ella. Sin embargo, esa posibilidad se ha ido esfumando desde que decidió abandonar las cámaras.
“Extraño un poco eso porque ahora me volví muy fastidiosa y quiero cuidar lo que piensa la gente de mí. Aunque, bueno, eso son cosas que definitivamente no se pueden controlar y era un beneficio que me daba el porno”, detalló la periodista.
Finalmente, Omaña explicó que extraña hacer escenas pornográficas. Sin embargo, no todos los rodajes entran en ese radar de cosas que la comunicadora recuerda con agrado, pues únicamente extraña las escenas que grababa con personas que le gustaban.
No obstante, no todo lo que implicaba la industria es rescatable para la comunicadora. Los chistes en “doble sentido” por parte de colegas del periodismo y de otras personas y el morbo generalizado, por ejemplo, son aspectos negativos con los que se encontró por ser actriz porno. “Eso si no me hace nadita de falta”, subrayó.
Las tres cosas de las que se arrepiente Alejandra Omaña
Asimismo, en otra publicación se refirió a las tres cosas de las cuales hoy se arrepiente de haber hecho. La primera es haber optado por pasar por una cirugía estética para ponerse implantes de seno, los cuales se retiró después. Tomó la decisión cuando apenas tenía 18 años, siendo una joven “insegura” que tenía como objetivo agradar y complacer a los hombres. “Yo era todavía de esa etapa en la que pensábamos que teníamos que ser complacientes con los hombres”, confesó.
Otra de las cosas de las que se arrepiente es el haber permitido que personas narcisistas la manipularan, como por ejemplo, exnovios que tuvo —”calvos y feos”, según detalló—, personas que aseguraron ser defensoras de derechos humanos y amigas que tomaron el rol de “víctimas” en todo momento.
Finalmente, aseguró que está arrepentida de haber denunciado a un periodista —Alberto Salcedo Ramos— por violencia sexual. El cronista fue absuelto en marzo de 2024. “Fueron los peores cuatro años de mi vida, donde descubrí la ansiedad, donde rechazaba hasta mi propio cuerpo. Él salió bien librado, absuelto, y a mí, por supuesto, me trataron de lo que quisieron y un medio de comunicación fijo que yo era una completa mentirosa”, concluyó.