Agentes de tránsito en Bogotá serán capacitados para evitar malos procedimientos en las vías

Representantes de las autoridades de fiscalización de varias ciudades latinoamericanas participaron en jornadas de capacitación organizadas por la Secretaría de Movilidad de Bogotá en colaboración con la Asociación Internacional de Jefes de Policía (IACP). El programa de entrenamiento buscó fortalecer las habilidades de agentes civiles y policías de tránsito en la planificación y ejecución de puestos de control.

Según informó la secretaria de Movilidad de Bogotá, Claudia Díaz, la iniciativa “es una gran oportunidad para que nuestro Cuerpo Civil de Agentes de Tránsito y la Policía de Tránsito de Bogotá se nutran de la experiencia adquirida en la aplicación de buenas prácticas desarrolladas en algunos estados de Estados Unidos”.

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Además, añadió que el objetivo central de los entrenamientos es promover una cultura ciudadana que valore las actividades en los puestos de control, entendiendo que estas buscan garantizar la seguridad vial y el cumplimiento de normas.

La Iniciativa Bloomberg para la Seguridad Vial (Bigrs), presente en Bogotá desde 2015, ha facilitado esos talleres. El programa de cooperación internacional apoyado por Bigrs pretende además salvar vidas promoviendo las mejores prácticas en control, comunicación, infraestructura y vigilancia de datos.

Por su parte, el coordinador de Control y Fiscalización en Colombia de la iniciativa Bloomberg para la Seguridad Vial, Ómar González, destacó el compromiso de Bogotá en fortalecer la seguridad vial mediante políticas públicas y acciones integrales.

Esas capacitaciones han reunido a representantes de Bogotá y Cali en Colombia; Quito y Guayaquil en Ecuador; y Buenos Aires y Córdoba en Argentina. Los talleres se dividen en dos enfoques principales, los cuales son:

El primer taller se centra en la planificación de operaciones de control basadas en datos, evidenciando el valor estratégico de la recopilación y análisis de información para diseñar acciones de fiscalización más efectivas. Dirigido a tomadores de decisión en las áreas de control y fiscalización, el objetivo es que cada ciudad participante fortalezca sus estrategias en la coordinación y ejecución de operaciones de control, así como en su seguimiento, evaluación y visibilización.

El segundo taller se enfoca en la seguridad en los puestos de control, tanto para los agentes y policías de tránsito como para los conductores. Además de robustecer el conocimiento en estrategias de control, se abordan recomendaciones para prevenir y desescalar conflictos con contraventores, aumentando la legitimidad de los controles.

González sumó que, “Bogotá ha demostrado un gran compromiso por fortalecer la seguridad vial a través de políticas públicas y acciones integrales”. Sobre dichas acciones en la ciudad, sumó que “ha trabajado para robustecer sus acciones de fiscalización, tanto en vía como por medio de controles automáticos, lo cual es clave para aumentar la disuasión general y el cumplimiento de las normas de tránsito”.

La secretaria de Movilidad igualmente destacó la importancia de estos talleres para integrar las mejores prácticas y experiencias internacionales, con la mira puesta en reducir drásticamente las muertes y lesiones en las vías.

Las inspecciones vehiculares son una herramienta importante para las autoridades, pero es esencial diferenciarlas cuando son llevadas a cabo dentro de la legalidad y conforme a los protocolos establecidos. Un retén ilegal puede presentar características específicas que lo delatan, y es clave reconocer estos signos para garantizar la seguridad y el cumplimiento de la ley.

Un retén ilegal generalmente será montado sin seguir las pautas estipuladas para estos operativos, algo que puede restarle legitimidad y cuestionar la profesionalidad de los oficiales involucrados. Una de las principales señales de ilegalidad es la presencia de menos de diez policías; por normativa, ningún retén legal puede estar compuesto por un número menor. Además, un retén que no perdure más de diez minutos puede ser considerado sospechoso, ya que los retenes legales suelen conformarse por lapsos de tiempo de, al menos, sesenta minutos.

Otro aspecto a considerar es la actitud de los oficiales. La normativa establece que un policía en un retén legal no debe portar un arma de fuego en la mano ni hacer ningún amago de mostrarla, salvo en situaciones excepcionales como una persecución. Si se encuentran irregularidades, los ciudadanos tienen derecho a requerir la identificación de los uniformados, quienes deben exhibir sus credenciales, placas y rangos de forma visible.

En contraposición, un retén legal se identifica claramente por su estructura y equipo. Estos deben contar con herramientas técnicas adecuadas, como equipos de control de alcoholemia y dispositivos para medir el estado de las llantas o el polarizado de los vehículos. Por norma, estos puntos de control son conformados por un mínimo de ocho efectivos y se señalizan debidamente con conos, carteles y paletas de “pare” y “siga”. Además, estos retenes deben ubicarse en líneas rectas claramente visibles a una distancia mínima de 120 metros, y nunca en curvas, para asegurar la seguridad de todos los implicados.

En cuanto a quejas o abusos de autoridad cometidos por algún miembro de la autoridad, podrá dirigirse a la Estación Metropolitana de Tránsito ubicada en la carrera 36 #11-62, en Bogotá, para reportar los presuntos casos relacionados con fenómenos de corrupción o deslegitimación del ejercicio.

“En donde realizan el respectivo seguimiento a nivel institucional de las conductas o actuaciones de los uniformados que vayan en contra de las disposiciones constitucionales, a la legislación y a la normativa institucional de la Policía Nacional, dando así cumplimiento a la Ley 1015 de 2006 “por medio de la cual se expide el Régimen Disciplinario para la Policía Nacional”.