En agosto, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) informó sobre la falta de disponibilidad de la Semaglutida inyectable 1,34 mg, un medicamento esencial para el tratamiento de la diabetes, debido a una sobredemanda inesperada ya la alta demanda global que supera la capacidad de las plantas de fabricación actuales. Este problema ilustra la crisis de desabastecimiento que afecta a varios medicamentos esenciales en Colombia.
Según el Invima, el número total de medicamentos reportados como desabastecidos en el país este mes ascendió a 15. Entre los fármacos prometidos se encuentran la insulina y el Metilfenidato, vitales para el tratamiento de la diabetes y el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (Tdah), respectivamente. Estos medicamentos aparecen en los listados de medicamentos vitales no disponibles y de desabastecimiento.
Las razones de esta escasez, según Invima, incluyen problemas estructurales de fabricación y una demanda inesperada. A esto se suman otras causas como insuficiencia de oferentes, aumento de la demanda, escasez de insumos o materias primas y dificultades logísticas.
Por ejemplo, el Salbutamol 5 mg/ml, solución para nebulizar utilizada por personas con asma, está desabastecido debido a insuficientes oferentes y cambios en el proceso productivo del único titular del registro sanitario. Igualmente, se señaló la escasez del Metilfenidato en tabletas de 10 mg, utilizadas para el tratamiento del Tdah, debido a dificultades logísticas y problemas en la adquisición del principio activo a nivel internacional.
Otro medicamento crítico afectado es la Insulina (Humana) Isofana, esencial para personas con diabetes, cuya escasez se debe a la insuficiencia de oferentes. La Fenitoína en tabletas y cápsulas de 100 mg, utilizada para controlar ciertos tipos de convulsiones, también enfrenta problemas de oferta limitada, capacidad de producción restringida, relación comercial con el fabricante, aumento de la demanda, escasez de insumos y reformas en plantas de producción.
Además, el Estradiol gel tópico* 0,06 g/100 g, un tratamiento hormonal femenino, está desabastecido debido a la insuficiencia de oferentes y al fin del contrato entre el importador y el titular de registro sanitario (Besins Healthcare SA). De igual manera, la Cloroquinasolución oral 0.667/100ml, utilizada en el tratamiento de la malaria y ciertas enfermedades autoinmunes, está disponible de manera limitada por falta de oferentes.
Otros medicamentos afectados incluyen la Clozapina en tabletas de 25 mg, usada para tratar trastornos psicóticos, y el Carbón Activado suspensión oral 20%, utilizado para tratar sobredosis, que está descontinuado en Francia, a la espera de respuesta de la Agencia Nacional para la Seguridad de Medicamentos y Productos Sanitarios de ese país.
Así mismo, entre los medicamentos listados como vitales no disponibles destacan la Somatropina solución inyectable, la Nevirapina suspensión oral y la Fenitoína suspensión oral, además del Clobazam en tabletas de 10 mg. La situación evidencia la complejidad de la cadena de suministro y la logística asociada a la producción y distribución de estos medicamentos críticos.
El Invima solicitó a los titulares de registros sanitarios que tomen medidas para resolver estos problemas y garantizar la disponibilidad de estos medicamentos esenciales.
El desabastecimiento de medicamentos en Colombia: causas y efectos
El desabastecimiento de medicamentos se ha convertido en un problema persistente en Colombia, con múltiples factores contribuyendo a esta crisis. A pesar de las declaraciones del nuevo superintendente de Salud, Luis Carlos Leal, sobre las causas del problema, expertos del sector aseguran que las explicaciones oficiales no abarcan la totalidad de la situación, que es de naturaleza sistémica y compleja.
Según Leal, el desabastecimiento se debe principalmente a tres razones: la falta de pagos de los gestores farmacéuticos a los laboratorios debido a atrasos en los pagos de las EPS (Entidades Promotoras de Salud), conductas irregulares entre EPS y gestores, y la falta de una caracterización completa de la población a atender por parte de las EPS. Sin embargo, Leal evitó mencionar nombres específicos durante sus declaraciones para no aumentar la tensión existente en el sector salud.
El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), también fue señalado en las críticas sobre la capacidad de gestión en un contexto donde la palabra “desabastecimiento” se ha vuelto recurrente. La Superintendencia de Salud busca poner de manifiesto las irregularidades y las falencias del sistema, pero reconocen que las causas son múltiples y profundas.
El investigador en sistemas de salud de la Universidad Johns Hopkins, Andrés Vecino, ofreció una perspectiva, en El Colombiano, que incluye la pérdida de confianza financiera como un elemento clave. Recordó el caso de Cruz Verde, que suspendió la entrega de medicamentos fuera del plan básico de salud a los afiliados de Sanitas. Vecino señala que la pérdida de confianza financiera entre actores del sistema de salud, como las EPS y gestores farmacéuticos, agrava la situación al dificultar la concesión de créditos y la gestión de deudas.
La financiación y la gestión de recursos en el sector salud, que están en gran parte bajo la supervisión del Ministerio de Salud, también juegan un papel crucial. Cada año, el ministerio define el incremento de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) , que es el monto destinado a las EPS para la atención de sus afiliados. Sin embargo, las constantes quejas sobre la insuficiencia de la UPC para cubrir la demanda de servicios de salud revelan una estructura financiera que deja huecos críticos, especialmente en la dispensación de medicamentos que cubren el Plan de Beneficios en Salud (PBS).
Esta serie de factores -pagos atrasados, gestión irregular, falta de caracterización poblacional y un flujo financiero deficiente- se entrelazan para crear un problema de desabastecimiento que, según los especialistas, exige una revisión y reforma estructural en el sistema de salud colombiano.