Bogotá sigue conmocionada por el asesinato de dos jóvenes líderes culturales en la localidad de Bosa, al sur de la ciudad. Camilo Sánchez y Camila Ospitia, miembros destacados del colectivo de Hip hop Distreestyle, fueron atacados con armas de fuego la noche del 15 de agosto después de trabajar en una huerta comunitaria en las inmediaciones del Parque Metropolitano del Porvenir, en cercanías a la Universidad Distrital
Cinco días después del asesinato de dos jóvenes, la comunidad denuncia el silencio de las autoridades Los jóvenes habí an dedicado sus esfuerzos a transformar su barrio en Bosa mediante proyectos de arte, cultura y medio ambiente. A pesar de haber denunciado amenazas desde 2021, las instituciones no tomaron acciones adecuadas.
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La Fundación Pares criticó la falta de pronunciamiento del alcalde tras el doble asesinato. Según la organización, el silencio institucional y mediático colabora con la impunidad, dejando a la comunidad sin justicia. Los jóvenes eran parte activa de movimientos comunitarios que buscaban dignificar la vida en su localidad, incluso enfrentando estigmas y persecuciones por su activismo social.
Las autoridades y testimonios de testigos indican que, aproximadamente a las 11:30 de la noche, los jóvenes fueron interceptados por dos individuos en motocicletas mientras compraban alimentos en una tienda cercana. Tras los disparos, ambos jóvenes fueron trasladados a un centro asistencial, donde fallecieron pese a los esfuerzos realizados por los médicos.
Este lamentable suceso ha puesto en evidencia las recurrentes amenazas que enfrentaban los jóvenes líderes desde 2021, año en que comenzaron a recibir hostigamientos. Estas amenazas provinieron tanto de agentes adscritos al CAI de Porvenir como de grupos de jíbaros que disputan el control territorial en la zona.
El colectivo Distreestyle, a través de un comunicado, expresó su dolor y señaló que los avisos de amenazas y hostigamientos fueron ignorados por las autoridades, lo que contribuyó a que estos hechos de violencia ocurriesen. Además, hicieron un llamado urgente a las instituciones para que se investigue con rigor y se lleve a los responsables ante la justicia.
Según testigos, luego de que los sicarios dispararan, se acercaron a dónde se encontraban algunos uniformados de la Policía Nacional y estrecharon las manos, como cuando se cierra un trato.
Este no es un hecho al azar, desde estudiantes, vecinos del sector y residente cercanos a la Universidad Distrital han denunciado bajo el anonimato que la zona está inmiscuida en una red de narcomenudeo, mediáticamente mencionada como microtráfico.
Según supo Infobae Colombia, no es la primera vez que algún líder social y estudiantil pretende enfrentarse a este grupo delincuencial, ques tendría el control de esta red criminal. Además, tampoco sería la primera vez que, con presunta colaboración de la Policía del Sector, se han amedrentado a estos líderes que han intentado alejar a la comunidad educativa de este grupo criminal.
En este contexto de desamparo institucional, la Fundación Pares enfatiza que la juventud ha sido desvalorizada, provocando una situación donde la vida pierde sentido y se vulnera la protección legal. Esta falta de protección lleva a una mayor exposición a la violencia, como lo ilustran las recientes muertes de Spitia y Sánchez.
El silencio del alcalde se percibe como complicidad en un panorama donde la sociedad civil reclama justicia y medidas de protección efectivas para aquellos que trabajan en proyectos comunitarios transformadores. Los esfuerzos de estos jóvenes se encaminaban a crear un entorno más equitativo y digno, pero sus vidas fueron interrumpidas violentamente.
La comunidad de Bosa, junto a organizaciones como la Fundación Pares, exige respuestas claras y medidas de seguridad que garanticen que no se repita este tipo de tragedias. La denuncia de amenazas no atendidas y la falta de acción por parte de las autoridades locales se destacan como problemáticas que necesitan urgente atención.
Pese a la dificultad del caso, varios estudiantes y líderes académicos han sostenido que, en la sede de la Universidad Distrital Porvenir, ocurre algo similar que en el Parque de los Hippies, en donde “como un secreto a voces, se sabe que la red de microtráfico es controlado por los mismos ‘tombos’ de la zona”.
Finalmente, aunque desde la Alcaldía Mayor de Bogotá se condenó el asesinato de Camilo Sánchez y Camila Ospitia, reiterando su compromiso de mantener y reforzar la oferta cultural en el Parque Metropolitano del Porvenir, se ha criticado el silencio de Galán
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