Taxi que estaría involucrado en piques ilegales volcó un vehículo con una familia a bordo en Bogotá

Un accidente de tránsito ocurrido en la calle 26 con carrera 33, en el barrio Gran América, en Bogotá, resultó en el vuelco de un vehículo particular, tras ser impactado por un taxi, cuyo conductor, según los testigos, participaba en piques ilegales.

El incidente tuvo lugar a las 12:30 de la madrugada de este viernes 23 de agosto, cuando el taxista se pasó un semáforo en rojo y chocó con el carro en el que viajaba una familia.

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Según las declaraciones que obtuvo Citytv, los residentes de la calle 26 y la carrera 50 han denunciado que cada jueves en la noche grupos de jóvenes llegan al sector para participar en estos peligrosos piques, interrumpiendo la tranquilidad del barrio con el ruido ensordecedor de los motores. “Es muy normal en este sitio que haya piques, que haya accidentes”,

El taxi implicado en el accidente quedó identificado por los restos de la placa, con número TEQ 395, dejada en el lugar del siniestro. Las autoridades de tránsito están en la búsqueda del conductor para que responda por los daños causados.

“Todos los jueves de cada semana hacen piques tanto moteros como vehículos, van desde la carrera 40 que eso es Corferias hasta la intersección de la calle 26 con carrera 33 ... Las motos inclusive en muchas ocasiones van en contravía de Transmilenio”, declaró uno de los residentes del lugar.

El medio mencionado también reveló que al momento de ocurrir el accidente, el conductor huyó del punto, pero minutos después, cuando las autoridades se apersonaron del caso, volvió para el debido procedimiento.

La Policía de Tránsito de Bogotá tuvo que intervenir debido al gran malestar provocado por el ruido de los vehículos. Durante la operación, se retuvieron varios automóviles, incluyendo taxis y motos, que participaban en las carreras ilegales.

Quienes fueron testigos afirmaron que el taxista manejaba de manera extremadamente imprudente antes del choque y el posterior vuelco del vehículo particular.

En Bogotá, los piques ilegales se están convirtiendo en un grave problema para los residentes, particularmente en el tramo de la calle 26 entre las localidades de Teusaquillo y Los Mártires. Durante las madrugadas, vecindarios como Samper Mendoza son escenario de estas competiciones, denunciaron los residentes a la concejal Diana Diago.

Los vídeos compartidos con la concejal muestran a más de 50 personas participando en estas carreras con carros y motos, en recorridos que cubren desde la estación de Transmilenio Centro Memoria hasta el Colsubsidio de la Calle 26.

La concejal hizo un llamado urgente a la Policía Nacional y a la Secretaría de Seguridad ante la falta de intervención efectiva para controlar este fenómeno.

Según su testimonio, recogido por el Concejo de Bogotá, estos eventos clandestinos generan un ruido significativo que impide el descanso de los residentes durante aproximadamente dos horas, comenzando alrededor de la 1:30 a.m. “Llamamos a la Policía, pero nunca llegan a tiempo,” relató un vecino de la zona.

Bogotá ha reportado un incremento notable en las infracciones de tránsito este año, según datos proporcionados por el Observatorio de Movilidad. En lo que va del año, se han registrado 263.938 comparendos por exceso de velocidad y circulación en zonas restringidas.

Las infracciones por exceso de velocidad constituyen una parte relevante de estos comparendos. El 40,31% de las multas correspondientes a estas violaciones se imponen a automóviles, seguido por motocicletas con un 33,46%, y camionetas con un 18,72% del total. Estos datos ponen de manifiesto un patrón predominante entre los diferentes tipos de vehículos en relación con el incumplimiento de los límites de velocidad.

Suba es la localidad donde más se han emitido estos comparendos, posicionándose como una de las zonas más problemáticas en términos de violaciones de tránsito. A esta le siguen Chapinero, Barrios Unidos, Puente Aranda, y Kennedy, lugares que también presentan un alto número de infracciones. Estas áreas destacan, no solo por el volumen de tránsito, sino también por la intensidad de las actividades comerciales y residenciales que pueden influir en los patrones de conducta vial.