El exalcalde de Barranquilla Jaime Pumarejo se ganó el título de ‘héroe sin capa’, en el vuelo AV9512 del 18 de agosto que cubría la ruta Bogotá - Barranquilla, por tranquilizar a un joven al que, ya abordo, pretendían bajar del avión por llegar una vez finalizó el proceso de abordaje.
Así lo dio a conocer a través de sus redes sociales la creadora de contenido especializada en viajes Rosy Palma, que lleva la cuenta de Traveler Colombia: “Aerolíneas menos empáticas y Avianca. Este pelao’ llegó justo cuando iban a cerrar a el avión y los de Avianca lo bajaron. Estaba llorando, decía que venía desde Usme y, por la ciclovía, el Transmilenio estaba demorado”.
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Entre el llanto, el joven trató de explicarse con los asistentes de vuelo: “Venía en Transmilenio y como había en la autopista lo de las bicicletas, me demoré. Vengo desde Usme, Desde Usme pueblo, desde por allá, lejos ¿Cómo yo me voy a venir a bajar? Si ya no tengo más nada, ya no tengo donde quedarme”.
Los demás pasajeros, según Rosy, se mostraron conmovidos, pero solo el político barranquillero intervino: “Pobrecito, se le sentía el desespero, pero en el vuelo iba el exalcalde de Barranquilla Jaime Pumarejo y lo tranquilizó. No sé si le dio plata o hizo que lo subieran al próximo vuelo”, pero logró tranquilizarlo.
Lejos de mostrarse interesados en su historia los trabajadores de la aerolínea lo obligaron a dejar el avión, aunque, se cree, que por injerencia del exalcalde logró regresar a su ciudad natal ese mismo día: “Después de eso el vuelo se retrasó hora y media con nosotros dentro del avión y al pobre pelao lo sacaron”, precisó la influencer.
En declaraciones entregadas a Infobae Colombia por la aerolínea explicaron que: “Infortunadamente, pese a que nuestro equipo en tierra informó al cliente que el proceso de abordaje del vuelo AV9512 ya había concluido, el pasajero abordó el avión, sobrepasando los filtros de seguridad establecidos. Vale la pena indicar que todos los vuelos deben estar con los pasajeros a bordo por lo menos 15 minutos antes de la salida, esto con el fin de adelantar procesos técnicos y de seguridad”.
Sin embargo, el “equipo en el aeropuerto brindó asistencia al pasajero y fue reubicado en el siguiente vuelo”, pudiendo llegara su destino, con apenas unas horas de retraso.
Previo al incidente en El Dorado, Rosy conoció el aeropuerto de Colombia cuya sala de espera está bajo un palo e’ mango
Los viajeros que frecuentan rutas poco convencionales en Colombia a menudo descubren estaciones aéreas que parecen sacadas de las novelas de Gabriel García Márquez. Un ejemplo notable es el aeropuerto de Hacaritama, ubicado en Aguachica, Cesar, donde los pasajeros esperan bajo un palo de mango antes de abordar sus vuelos. Así lo documentó Rosy Palma, fundadora de Traveler Colombia, que nombró a Hacaritama como “el aeropuerto más peculiar del país.”
El aeropuerto, según Traveler Colombia, es una pequeña terminal aérea con características singulares. Los vuelos entrantes y salientes, que suelen llevar aproximadamente a cincuenta personas, parten de un área con escasas comodidades, pero que ofrece una experiencia única: la sala de espera consiste en un sencillo espacio de sombra proporcionado por un árbol de mango, en lugar de las típicas instalaciones cubiertas.
Las características de esta terminal incluyen solo dos salones. En uno, los viajeros deben someter su equipaje a revisiones manuales, debido a la ausencia de cinta transportadora. Aquí, es fundamental llegar con antelación para completar este proceso. Luego, los viajeros reciben un bono para reclamar su equipaje en el destino final y pueden esperar bajo el mencionado árbol hasta que sea su turno de entrar a la sala a la que solo se permite el ingreso a los viajeros que están a puto de abordar.
Rosy Palma también destacó que, a diferencia de aeropuertos más grandes como El Dorado en Bogotá, donde los precios de los alimentos pueden ser exorbitantes, el único punto de venta de comida en el aeropuerto de Hacaritama es un sencillo puesto callejero. Aquí, se ofrecen productos como la papa rellena y la malta a precios mucho más accesibles, generando un ambiente más cercano y modesto en comparación con las grandes terminales.
Una vez dentro del segundo salón, tras pasar la revisión del equipaje de mano, los viajeros tienen acceso a baños diferenciados para hombres y mujeres, uno para cada género. Sin embargo, debido al tamaño de los aviones que operan en esta ruta las instalaciones resultan adecuadas, sobre todo porque suelen despegar antes de tiempo.