La lucha en Medellín contra el turismo sexual parece no tener efecto en la imagen que los extranjeros se hacen de la ciudad, cuando la incluyen en sus itinerarios de viaje por Colombia.
Cuenta de ello, el video en el que a un ciudadano mexicano se le ve de la mano junto a tres mujeres y luego camina hacia la cámara y con un tono descomplicado dice: “Y, bueno, así de sabrosa es la vida de un mexicano aquí en Colombia”.
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El video fue grabado a escasos metros de una de las entradas a Provenza, reconocida por su ambiente rumbero y alocado en el que solían ofrecerse servicios sexuales hasta que el alcalde, Federico Gutiérrez restringió esta actividad en la zona, al igual que en El Poblado, el parque de La Presidenta, Lleras y la Calle 10; todo apunta a que se refería a la prostitución y no al poliamor.
O al menos esa es la impresión que habría generado entre los paisas, que no tardaron en compartir la pieza en plataformas de denuncia, y comentar con desprecio lo ocurrido:
“Que tristeza que Medellín se haya convertido en la capital mundial de la prostitución”, “Increíble como las administraciones pasadas han convertido a Medellín en el burdel a cielo abierto más grande del mundo, que tristeza”, “Pues que te dire... soy mexicano, vivo en Medellín y hay que gastar mucho dinero, mientras cuidas que no te droguen o te roben”, “Puedo decir que en México es igual”, “No hay mucho que opinar, más allá de advertirles que se cuiden”, “La cultura de hacer dinero fácil... no hay más”, “Normal, en esta ciudad mucha gente vive en un video de reggaeton”, “Medellín cambió su tradición y pujanza para ser el puteadero más grande de Suramérica”.
Tiktoker extranjero compartió una serie de videos en los que era asediado por prostitutas en Medellín: las reacciones tampoco fueron positivas
David Pimentel, el creador de contenido fitness con casi 80.000 seguidores en TikTok, fue ampliamente criticado en su visita a Medellín, pues, en la cuenta @kingdpfit, donde suele compartir sus entrenamientos y material erótico, publicó una serie de videos recorriendo la zona rosa de la ciudad sin abotonar su camisa, mientras recibía halagos y piropos de trabajadoras sexuales cerca del Parque Lleras.
La aparición de Pimentel en videos titulados “Walking in Medellín” reavivó el debate sobre el turismo sexual en la capital de Antioquia. De acuerdo con locales que comentaron el contenido en las redes sociales, su presencia en la conocida zona de tolerancia está innegablemente vinculada a prácticas de turismo sexual, una problemática que enfrenta la ciudad.
En particular, uno de los videos fue republicado en la cuenta Denuncias Antioquia, provocando una ola de comentarios negativos contra el tiktoker y resaltando la creciente preocupación sobre extranjeros que visitan la ciudad en busca de este tipo de experiencias.
Los usuarios de la red no tardaron en mostrar sus posturas: “Medellín no es solo esa zona, tiene mejores cosas en El Poblado, no necesitan meterse por ahí, a menos que vayan a eso”, comentó un usuario, mientras otro señaló, “La zona rosa de El Poblado se volvió un burdel a cielo abierto, eso lo sabe todo el que pasa, pero parece que ni a la Alcaldía ni a la Policía le importa”.
Los comentarios se centraron en la percepción de negligencia por parte de las autoridades municipales y policiales respecto al control de la prostitución y el consumo de drogas en la región. Además, las críticas resaltan el contraste entre la imagen de la Medellín desarrollada y moderna que ciertos sectores de la ciudad quieren proyectar y la realidad que se vive en estas zonas.
El contenido de Pimentel, en el que las trabajadoras sexuales del lugar le decían frases como “Hola, papi, que lindo, papi” y “Ven, vámonos bebé, vámonos”, ha sido calificado tanto de problemático como de revelador de una realidad preocupante. Mientras algunos consideran que este tipo de videos promocionan una imagen negativa de la ciudad y fomentan la prostitución, otros defienden que no hacen más que mostrar la realidad de ciertos sectores urbanos.
La notoriedad de este caso se suma a una serie de denuncias previas sobre el uso de la zona rosa de El Poblado para propósitos turísticos cuestionables, incrementando la presión sobre las autoridades locales para tomar medidas concretas que eviten este tipo de prácticas.