El Teatro Santa Marta fue el escenario de una protesta este viernes que reunió a músicos, gestores culturales y otros involucrados en la Fiesta del Mar.
Los participantes del evento cultural, uno de los más prominentes de la región, se unieron para exigir el pago de los premios e incentivos que se les prometieron antes del evento. La manifestación resalta la creciente frustración entre los implicados, quienes no han recibido la remuneración acordada.
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Según los organizadores de la Fiesta del Mar, el operador del evento ha señalado que la administración local aún no ha transferido los fondos necesarios, los cuales ascienden a 7.200 millones de pesos. Esta falta de cumplimiento financiero ha generado preocupación entre los afectados, que temen que la situación influya negativamente en futuras colaboraciones y eventos culturales.
En declaraciones durante la protesta, los manifestantes expresaron su descontento: “Es inaceptable que después de tanto esfuerzo y dedicación, no se haya cumplido con los compromisos financieros”. La comunidad cultural está atenta a las respuestas de las autoridades y exige una solución pronta y efectiva para poder continuar con su trabajo y promover el enriquecimiento cultural de Santa Marta.
Hasta ahora, las autoridades locales no han emitido un pronunciamiento oficial sobre el impase financiero. Sin embargo, se espera que en las próximas horas o días se tomen medidas para resolver esta controversia y garantizar el cumplimiento de las obligaciones económicas acordadas con los participantes de la Fiesta del Mar.
El desarrollo de esta situación se mantiene bajo la vigilancia de la comunidad cultural, que sigue esperando una solución que permita la realización continua de eventos que beneficien la vida cultural de la ciudad. Las implicaciones de este conflicto podrían extenderse más allá del evento actual, impactando la planificación y ejecución de futuros programas culturales en la región; incluso, comentarios en redes sociales sostienen que esto no es un hecho aislado desde la alcaldía actual de Santa Marta.
“Si se pierde esa plata con las fiestas del mar, ahora imagina cuánta plata se está perdiendo en la secretaría de inclusión social con la rata paraca que maneja esa cartera @ElMonoMartinez_ (Concejal de Santa marta)”, “Pobrecita santa Marta, no cambia los mismos bochinches con funcionarios ineptos, la alcaldía pasada y la actual jodiendo a la gente y las mismas mentiras y coimas y más coima”, “Increíble la pésima administración que estamos viviendo, plata para los ricos, pero pal pueblo garrote y pan” y “Prometieron un premio de 1M y me entregaron un cheque de 750.000 sin pago… está bien que uno apoye de manera desinteresada al Distrito y a Santa Marta, pero tampoco tienen por qué burlarse de la gente de esta forma. Así como se postean fotos bonitas que se posteen las feas tmbn.”, son solo algunos comentarios que en redes sociales se pueden encontrar sobre esta situación y crisis cultural tras el Festival del Mar 2024.
Esta polémica no es reciente. Desde hace dos semanas, medios regionales han estado cuestionando ¿En dónde están los $7.200 millones?. Según reportes de La Libertad, hasta ahora no se ha ofrecido un desglose claro de en qué se empleó tal cantidad de dinero, hecho que ha suscitado críticas y denuncias por diversas fallas y problemas.
El elemento más resonante de la controversia recae en la presunta improvisación y desorganización en varios eventos, lo cual fue apuntado por ciudadanos y participantes. Algunos casos notorios incluyen las denuncias por falta de organización, violencia psicológica, acoso y clasismo hechas por capitanas de mar, entre otros participantes.
La situación alcanzó un punto álgido con el festival de cocina, donde los jurados expresaron que no contaban con las herramientas básicas para realizar su trabajo y sus evaluaciones no fueron tenidas en cuenta, siendo utilizados como una fachada.
El tradicional desfile folclórico, uno de los eventos principales, fue fuertemente criticado por no prever contingencias ante las lluvias anunciadas. La Libertad mencionó que los bailarines tuvieron que actuar en condiciones precarias, bailando en medio de aguas negras. Esta falta de previsión se agregó a la ausencia de mecanismos para cambiar la ruta o reprogramar la fecha del desfile, como se había hecho en ocasiones anteriores.
El descontento de la comunidad también se centró en la programación artística, que, pese a la cuantiosa inversión, dejó mucho que desear al no incluir a artistas internacionales reconocidos que se habrían esperado con ese presupuesto.