Una contundente denuncia presentó el concejal Marco Acosta, en el cabildo distrital, señalando que los delitos relacionados con el hurto de bicicletas y celulares se han convertido en una preocupación alarmante para los residentes de Bogotá.
Durante un debate de control político en el Concejo de Bogotá, el cabildante afirmó que el delito de receptación se normalizó en la cultura ciudadana de la capital, incrementando de manera significativa los hurtos de bicicletas, ocurre un robo cada 42 minutos en la ciudad. Además, señaló que el aumento y la falta de reacción se debe, en cierta manera, a la inoperancia de las cámaras de seguridad instaladas a lo largo y ancho de la ciudad.
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Según datos que entregó Acosta, en enero de 2024 se reportaron 551 robos de bicicletas, un promedio de 17 bicicletas diarias. Esta cifra resalta el problema grave en la ciudad, que además ha llamado la atención de medios internacionales como The New York Times.
Por otra parte, entre enero y abril de 2024, se registraron 22.196 robos de celulares, representando un aumento del 45% en comparación con lo reportado en 2023. Para el cabildante, ese incremento notable agrega una mayor sensación de inseguridad entre los ciudadanos.
Una problemática adicional que se agrava en la ciudad es el robo de cobre, específicamente en los servicios públicos. Entre 2010 y 2023, este delito se incrementó en un 35,4%, generando pérdidas superiores a los 13.250 millones de pesos y afectando anualmente a aproximadamente medio millón de usuarios.
¿La inoperancia de las cámaras es la culpable de la falta de reacción por parte de las autoridades?
Acosta sumó que el sistema de videovigilancia en Bogotá está presentando desafíos significativos. Desde 2016 se ha intentado implementar un sistema integral de videovigilancia para mejorar la seguridad pública. Aunque para 2019 la ciudad contaba con 5.828 cámaras de vigilancia, ese número se estancó, ya que desde entonces no se han adquirido nuevas cámaras.
A lo anterior, agregó que alrededor de 1.400 cámaras no están funcionando por diversas razones, disminuyendo la efectividad del sistema. En términos de densidad poblacional, Bogotá posee un promedio de 0,5 cámaras por cada 1.000 habitantes, claramente por debajo de la media internacional recomendada, que oscila entre 10 y 50 cámaras por cada 1.000 habitantes, según expertos en seguridad.
“¡Necesitamos medidas efectivas para no seguir con este fantasma de más de 15 años de combate!”, señaló el concejal Acosta.
¿Qué está pasando con las cámaras de Bogotá?
Desde sus canales oficiales, la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia, destacó la utilidad y la operación asertiva de las cámaras de seguridad instaladas en la ciudad. “Las cámaras de videovigilancia de Bogotá sí funcionan. Estas permitieron capturar a dos sujetos por hurtar cable de cobre de una empresa de servicios públicos”.
De acuerdo con la dependencia, el uso clave de esos dispositivos tecnológicos permitió la captura de dos sujetos en flagrancia por la Policía Metropolitana de Bogotá, en el momento en el que hurtaban cable de cobre de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB) en la localidad de Chapinero, poniendo así en riesgo la adecuada prestación del servicio en este sector.
Sobre esos hechos, la secretaría indicó que los sujetos intentaron ocultarse tras una carreta con plásticos, mientras pretendían extraer al interior de una alcantarilla el material; no obstante, por medio de las cámaras del sistema de videovigilancia de la ciudad se les estaba haciendo seguimiento.
Una vez llegaron los uniformados a la zona, los hombres intentaron escapar por las calles del barrio, pero el seguimiento por las cámaras y la coordinación de las autoridades desde el Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo (C4) permitió su captura. Los sujetos fueron dejados a disposición de las autoridades judiciales.
El secretario de Seguridad, César Restrepo, habló de los resultados conseguidos por parte de las autoridades, destacando que en la operación fueron recuperados 53.2 kilos de cable de cobre repartidos en 13 cañas, que equivalen a 13 metros y que tienen una capacidad para llevar el servicio a 900 líneas telefónicas.
“La lucha contra el robo de cobre es parte del esfuerzo del distrito por la protección de la infraestructura crítica de la ciudad, fundamental para garantizar la seguridad y la competitividad de Bogotá. Continuaremos trabajando unidos con las empresas de servicios públicos para que se lleve ante la justicia a los responsables de estos hechos”, señaló Restrepo.