La reciente activación del sistema de alarmas del proyecto hidroeléctrico Hidroituango generó una oleada de pánico entre los residentes de cuatro municipios ubicados aguas abajo del embalse.
Aunque las autoridades locales y los habitantes se encontraron sumidos en la confusión y la ansiedad, la empresa encargada del proyecto, EPM, ha confirmado que el incidente no representa una emergencia real, sino que se debió a una falla técnica.
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El martes 13 agosto, la activación inesperada de las alarmas de Hidroituango evocó recuerdos dolorosos de la crisis de 2018, cuando el proyecto hidroeléctrico sufrió un grave contratiempo que puso en riesgo a comunidades cercanas. Aquel evento dejó una huella indeleble en la memoria colectiva de los habitantes de Valdivia, Tarazá, Cáceres y Caucasia, quienes revivieron el temor mientras el sistema de alerta sonaba sin previo aviso.
En cuestión de minutos, los habitantes de estos municipios se encontraron sumidos en un estado de alarma. En medio de la confusión, numerosos videos captaron la angustia colectiva que se apoderó de las comunidades. Los funcionarios de las alcaldías, conscientes de la gravedad de la situación, se apresuraron a contactar al personal de EPM para esclarecer lo sucedido y asegurar a los ciudadanos que no había una emergencia real.
Durante el periodo de incertidumbre, los líderes locales hicieron un llamado a la calma, pero la falta de información inmediata contribuyó al aumento de la preocupación. La activación del sistema de alarmas, en lugar de servir como una herramienta de seguridad, se convirtió en un catalizador de ansiedad para los residentes que habían experimentado previamente una emergencia que puso en riesgo sus vidas y sus hogares.
Reacciones por parte de la comunidad y comunicado por parte de EPM llaman a la calma
A medida que la situación se fue aclarando, EPM emitió un comunicado oficial en el que desmentía la existencia de una emergencia. La empresa explicó que la activación del sistema de alarmas fue el resultado de una “falla técnica” que se resolvió de inmediato. Según EPM, el problema se debió a una activación no controlada del sistema de alarma, el cual está instalado en los municipios afectados como medida preventiva en caso de emergencias.
En su declaración, EPM agradeció la rápida reacción de las comunidades y el esfuerzo por mantener la calma durante el incidente. La empresa también destacó el trabajo conjunto con las autoridades locales en el fortalecimiento de la gestión del riesgo, mostrando que la colaboración de los ciudadanos ha sido crucial para manejar la situación de manera efectiva.
A pesar de las explicaciones ofrecidas por la empresa encargada, el incidente no pasó desapercibido para todos. El Movimiento Ríos Vivos, un grupo activista que ha estado atento a las operaciones del proyecto Hidroituango, criticó la falta de información oportuna sobre el suceso. El grupo argumenta que el manejo de la situación no fue adecuado y que la falta de comunicación contribuyó a la angustia generalizada entre los residentes.
Javier Darío Pérez, un habitante de Valdivia, expresó su preocupación por la situación vivida. Pérez señaló que el episodio refleja la continua zozobra con la que viven los habitantes aguas abajo del embalse. Según él, la falta de preparación adecuada y de protocolos claros en caso de emergencia contribuye a la inseguridad de las comunidades que se encuentran bajo la influencia del proyecto.
Pérez instó a una revisión exhaustiva de los protocolos de emergencia, sugiriendo que las autoridades deben estar mejor preparadas para manejar situaciones de crisis y ofrecer una respuesta más eficiente. La falta de una comunicación efectiva y la preparación inadecuada fueron aspectos que, en su opinión, se hicieron evidentes durante el reciente incidente.
La comunidad y las autoridades deben trabajar conjuntamente para garantizar que, en caso de una verdadera emergencia, la respuesta sea rápida, clara y eficaz, minimizando así el impacto en la vida y el bienestar de quienes viven en la sombra de Hidroituango.