La noticia del fallecimiento de una niña indígena de 2 años de edad en Medellín ha generado conmoción entre la comunidad emberá katío.
La pequeña se encontraba bajo la medida de protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) y, según informó la institución, padecía de complicaciones de salud derivadas de una grave cardiopatía congénita.
A pesar de los esfuerzos médicos en el Hospital San Vicente Fundación, la menor falleció en la unidad de cuidados intensivos donde estaba ingresada.
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Según información proporcionada por la Policía de Infancia y Adolescencia y el Icbf, la menor bajo custodia en un hogar sustituto había sido acompañada en todo momento por sus familiares durante los procedimientos médicos.
La institución optó por mantener los lazos familiares y brindar apoyo económico para facilitar su traslado desde su comunidad en el occidente antioqueño hasta la capital, donde recibía atención médica.
Diana Carolina Baloy, directora de Protección del Icbf, dijo en un comunicado que “sus familiares estaban presentes en todas las acciones realizadas desde el equipo psicosocial de Bienestar Familiar y del hospital”. Añadió que la institución continuará brindando acompañamiento psicosocial especializado a la familia de la menor de edad.
Asimismo, Bienestar Familiar confirmó que la menor había presentado complicaciones de salud en repetidas ocasiones debido a su condición cardíaca. Aunque la causa exacta de la muerte será determinada por Medicina Legal, el instituto lamentó profundamente la pérdida y reafirmó su compromiso con el bienestar y cuidado de los niños bajo su protección.
La noticia de la muerte de la niña ocurrió el martes 13 de agosto, y ha resaltado las difíciles condiciones que enfrentan muchas familias indígenas, especialmente aquellas cuya situación de salud requiere medidas de protección por parte del Estado.
Comunidad embera en Bogotá también está en crisis: hay 14 posibles casos de abuso sexual
Un mes después de que la Alcaldía Mayor de Bogotá decidió establecer un Puesto de Mando Unificado (PMU) en el Parque Nacional, como parte de la Ruta de Acción embera, con el objetivo de proteger y asistir a la comunidad indígena que reside allí, las Secretarías de Gobierno y de Integración Social identificaron 337 situaciones de riesgo.
De estas, 134 están relacionadas con niños y adolescentes emberas que no se encuentran bajo la supervisión de un adulto responsable, lo cual incrementa su vulnerabilidad en un entorno urbano. Además de la falta de custodia, se han documentado otros riesgos.
Por ejemplo, actualmente hay 14 registros de presunto abuso sexual que están siendo investigados por la Fiscalía General de la Nación. También se identificaron casos de violencia intrafamiliar y el uso indebido del cepo, un instrumento de madera utilizado por algunas comunidades indígenas para inmovilizar a personas acusadas de actos prohibidos.
Otros hallazgos preocupantes incluyen la exposición de menores a sustancias psicoactivas y la manipulación de elementos peligrosos, con 30 y 19 reportes respectivamente. Es común observar a niños pequeños manipulando fuego, lo que incrementa el riesgo de accidentes. Además, la cercanía del campamento a sectores como la carrera Séptima expone a la comunidad a accidentes viales, con 39 casos reportados.
Según la Administración Distrital, identificar estos riesgos ha sido esencial para mejorar la respuesta institucional. En el 74 por ciento de los casos, se activaron rutas para prevenir los riesgos identificados. Las intervenciones abarcan orientaciones preventivas, restablecimiento de derechos, acompañamiento psicosocial y actividades pedagógicas.
También se remitieron 41 casos a servicios institucionales de Integración Social, como jardines infantiles y centros de atención. Adicionalmente, la Secretaría Distrital de Integración Social ha liderado actividades de acompañamiento y jornadas de inclusión financiera para apoyar el retorno de las familias embera a sus lugares de origen.
Por su parte, la Secretaría de Educación ha garantizado el derecho a la educación inclusiva para 946 estudiantes embera matriculados en los planteles distritales, asegurando el transporte escolar y la alimentación, y proporcionando kits de aprendizaje. Asimismo, realiza un trabajo con enfoque intercultural para fortalecer la identidad, el aprendizaje y la pertenencia étnica de la comunidad embera.