La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) informó que el 35% de los jóvenes colombianos entre 20 y 29 años aún vive con sus padres. En 2022, 1 de cada 2 jóvenes adultos, en el mismo rango de edad, vivía con sus progenitores en el mismo en el mundo.
En otros países, como Corea del Sur, esta tendencia es de un 80% de jóvenes en la misma situación, mientras que Europa, son Italia y Grecia los ocupan los primeros lugares, con 80% y 78%, respectivamente.
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La cifra apunta a que son cada vez más los jóvenes que viven en la casa familiar, y esa cantidad aumenta con los años: cada vez el límite de edad promediado en el que los hijos “salen del nido” es más alto.
Según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, cuyos pormenores fueron citados por La República, estos datos reflejan un problema más amplio de independencia financiera entre los jóvenes en los países pertenecientes a esta organización de carácter internacional.
“Dado que los precios de la vivienda y del alquiler han aumentado en la mayoría de los países de la Ocde, en parte por la presión inflacionaria pospandemia y la resistencia de los principales bancos centrales del mundo de bajar las tasas de interés, la única forma de hacer frente a una situación de altos precios de alquiler y empleos inseguros es continuar viviendo con sus padres en condiciones más favorables”, dice el reporte.
Pero no es un problema solo nacional. De hecho, en América Latina, el escenario no es muy diferente. Costa Rica tiene la mayor proporción de jóvenes viviendo con sus padres, con un 60%. Le siguen Chile con un 50% y México con un 46%. Esto sitúa a Colombia en cuarto lugar en la región con su 35%, que puede verse en menor escala como una representación de 4 de 10 adultos que viven en ese contexto.
Los problemas financieros y personales
La Ocde afirmó que no se trata solo de las condiciones económicas. Hay otros factores que hacen del contexto mundial un caldo de cultivo propicio para realidad de millones de ciudadanos que están a punto de entrar a la adultez, y todo parecería indicar que es un asunto que también se vincula con el espectro generacional.
“La decisión personal de tener un hijo depende de un amplio abanico de factores, como la seguridad económica y financiera, los costes de criar a los hijos, las normas sociales, las condiciones personales y médicas, las condiciones del mercado laboral y el entorno de la política familiar”, se informó.
Además, la Ocde analizó que “en las últimas décadas, muchos de estos factores han cambiado. A los jóvenes les resulta más difícil ser económicamente independientes y establecerse en los mercados laboral y de la vivienda: se ha constatado que el aumento de los costes de la vivienda tiene un efecto negativo”.
Mateo Amaya, politólogo e internacionalista de la Universidad del Rosario, indica que uno de los factores más preocupantes es el envejecimiento poblacional. “El problema de las pirámides poblacionales regresivas se evidencia en el envejecimiento poblacional; se necesitan nuevas políticas pronatalidad”, comentó Amaya a La República.
Además de las dificultades financieras, existe un segmento significativo de jóvenes que ni estudian ni trabajan, conocidos como “Ninis”. El análisis de la Ocde cubrió a jóvenes entre 15 y 29 años y determinó que Colombia es el segundo país dentro de la organización con la mayor proporción de esta población, con un 25%. Turquía lidera esta categoría con un 28%.
En relación con la tasa de fecundidad, la Ocde también ha resaltó una disminución histórica en la región. Colombia ha visto una caída notable en su tasa de fecundidad, ya que de 6,7 hijos por mujer en 1960 a ahora son 1,7 en 2021. “Menos nacimientos provocan la aparición de una pirámide poblacional regresiva, con una población envejecida y una menor proporción de personas en edad de trabajar”, explicó Amaya.
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