El presidente Gustavo Petro propuso para su plan de reactivación económica plantear las “inversiones forzosas”, una iniciativa que busca movilizar una parte del ahorro público hacia actividades productivas, y las preocupaciones comenzaron a despertarse en varios sectores políticos, financieros y en la opinión pública.
En especial, líderes de la oposición han asegurado que esa política tendría un alto riesgo para los ahorros de los colombianos. Para el Gobierno, es una estrategia por medio de la cual el sistema financiero enviaría recursos a través de créditos a sectores determinados por el mismo Gobierno. No obstante no hay mayores detalles sobre la medida.
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Incluso, según explicó el presidente colombiano, este tipo de inversiones podría resultar beneficioso para la banca en un momento donde su cartera se está deteriorando. De hecho, el senador Wilson Arias, del Pacto Histórico, defendió en entrevista con La W la seguridad de estas inversiones y las calificó como “de las más seguras”.
El senador subrayó que estas inversiones están respaldadas por el Estado colombiano y puso como ejemplo los depósitos bancarios a Finagro utilizados para financiar créditos agropecuarios, los cuales, afirmó que “no presentan riesgos significativos”.
“Va a ocurrir con ellos (los ahorros de los coloombianos) lo mismo que ocurre hoy a esta hora con los créditos que ofrece Finagro para las campesinos, a través de la inversión forzosa en títulos de Desarrollo Agropecuario. Los ahorros que depositamos en los bancos por ley, por norma general, podrían destinarse parcialmente, además muy parcialmente, y a unos destinos que la norma indica”, dijo.
Para Arias, la lógica detrás de las inversiones forzosas es clara: iniciativas mediadas por un propósito gubernamental y diversos instrumentos que garantizan una rentabilidad modesta. Según su perspectiva, existen inversiones de mucho mayor riesgo en el mercado que no ofrecen la misma seguridad que esta propuesta. Durante el diálogo relató los casos de otro tipo de inversiones que se practican y que tienen más riesgos.
“El riesgo está catalogado, está además estudiado suficientemente, y por ejemplo, precauciones para los fondos de pensiones hay en Colombia, procurando indicar el tipo de riesgo que se acostumbra en cada una de estas inversiones con el propósito de que los fondos de las pensiones de de los colombianos no estén tan arriesgados. Y se reconoce además, históricamente, que los títulos del Estado son de los más seguros, al punto que hoy buena parte de las inversiones del banco, sin que sean forzosas, están a título del Estado”, sostuvo.
“Estas —las inversiones forzosas del presidente— son de las más seguras, mediadas por un propósito gubernamental que, por medio de distintos instrumentos, garantiza una rentabilidad modesta”, dijo en la entrevista.
Desde el sector financiero, las reacciones también han sido de preocupación. José Antonio Campo, exministro de Hacienda, sugirió que para impulsar estos proyectos sería mejor explorar líneas de crédito concertado con el sector financiero privado, en lugar de optar por las inversiones forzosas. Otros críticos temen que esta medida pueda generar pérdida de confianza en los bancos o incluso provocar pánico sobre el destino de los ahorros.
La iniciativa del presidente
Ahora bien, el presidente Petro reveló que los sectores a los que irían estas inversiones incluirían la producción industrial, el sector agrario, el mejoramiento de la vivienda y el turismo, buscando así una reactivación económica del país. Petro precisó que estas inversiones se canalizarán mediante instituciones como Bancóldex, Banco Agrario o el Fondo Nacional del Ahorro. Sin embargo, lo que aún no ha sido especificado son los términos, tasas y plazos bajo los cuales se realizarán estos créditos.
Uno de los críticos más vocales ha sido el expresidente Iván Duque, que instó además al Congreso de la República y a las entidades judiciales a no permitir lo que denominó una “peligrosa agresión a los derechos de los ciudadanos”.
A pesar de la polémica desatada, algunos analistas han intentado minimizar el pánico al explicar que la medida no conlleva necesariamente un riesgo directo para los ahorros, sino que persigue un objetivo de desarrollo económico específico. No obstante, este matiz no ha sido suficiente para tranquilizar a muchos ciudadanos, que temen por la seguridad de su dinero.