A su paso por el templo budista de Alhaurín, el grande, en Málaga, frontera española con el mar Mediterráneo, la creadora de contenido Juliana Saavedra, especializada en viajes sin presupuesto, conoció a Nancy, una colombiana de 52 años que en el 2023 voló a Europa para visitar a su sobrina y hacer el camino de Santiago de Compostela, pero terminó quedándose para dar un vuelco a su vida.
Sin embargo, días antes, a su sobrina “la trasladaron” y se quedó sin saber qué hacer, hasta que cayó en cuenta de que en su celular tenía la aplicación de WorldPackers (para intercambios y voluntariados): “Pensé que ese mes que mi sobrina ya no me iba recibir podía hacer un voluntariado, entonces apliqué al KMC (Centro de Meditación Kadampa) de Madrid, pero en ese momento no tenían las plazas y había un periodo de más o menos quince días en el que no sabía qué hacer”.
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Pagar un hotel se salía de su presupuesto, entonces buscó otro voluntariado y lo encontró en San Girón, ayudando a una ciudadana chilena a cuidar de su hija y fabricar las empanadas con las que sostenía a su familia.
“Me enseñó a hacer empanaditas chilenas y le ayudaba a cuidar a la niña, pero el paisaje era hermoso, estábamos en frente de los Pirineos, la señora me acogió muy bien y a los pocos días me contactaron del KMC para decirme que ya podían recibirme”, explicó.
El mes que tenía pensado estar en España lo ocupó en dos voluntariados y luego cumplió su sueño de hacer el camino de Santiago de Compostela. Una experiencia reveladora que la ayudó a toma la decisión de no regresarse a Colombia, sino, en su lugar, intentar algo nuevo.
“Después de eso empecé a buscar más voluntariados y encontré uno en un KMC de Inglaterra, en el distrito de los lagos. Y después me fui para Portugal (...) eso fue el año pasado, ya llevo un año haciendo voluntariados. Salí de Colombia con 1.000 euros y este es el momento en el que, durante año y medio, no he gastado un peso. Esos 1.000 euros los envié de nuevo para pagar algunas deudas en mi casa y no he tenido que gastar nada en los voluntariados porque me dan todo, incluso paseos con mis compañeros”.
Un año atrás, si alguien le hubiera propuesto dejar su vida en Colombia para ser voluntaria a tiempo completo, probablemente habría pensado que era una locura, pero cuando se puso a investigar por un contratiempo que se salía de sus manos, pensó: “Si esto es así, yo me quedo”.
La historia de Nancy se convirtió en un referente para Saavedra y sus casi ochenta mil seguidores en plataformas como Tiktok e Instagram, no solo por la manera tan económica en la que aprendió a viajar y sostenerse, sino también por haberse desligado del dinero y atreverse a transformar su vida, con todo y que por su edad parecía una idea aterradora.
“A sus 52 años Nancy vive haciendo voluntariados. ¡Qué mujer! Un súper ejemplo de la frase ‘vinimos a servir’ (...) No importa la edad, no importa el idioma, no importa la nacionalidad...al final siempre encontramos el lugar ideal para estar y para servir ¡Confíen en que siempre les va a ir bien y ábranse a recibir todo con amor, suelten el control, salgan de su zona de confort, escúchense, respiren y aprendan a recibir!”, reflexionó.
El voluntariado se ha convertido en un método llamativo, sobre todo entre jóvenes universitarios, para viajar a bajo costo y generando un impacto positivo, bajo cualquiera de sus modalidades que, según Voluntarios ONU, pueden ser de varios tipos.
“El voluntariado formal, que se lleva a cabo a través de organizaciones, asociaciones o grupos, normalmente por voluntarios y voluntarias con un compromiso constante o continuado con una organización a la que ofrecen su tiempo periódicamente. O el voluntariado informal, que tiene lugar directamente entre personas y comunidades, sin la mediación de una organización”.