El Tribunal Correccional de Bobigny en Francia condenó a tres hombres y una mujer de origen colombiano a dos años de cárcel por una serie de robos ocurridos en los sitios olímpicos de París. Además, se les prohibió regresar al país europeo durante los próximos diez años y deberán pagar una multa de 5.000 euros cada uno.
Estos delitos salieron a la luz el 28 de julio, cuando la empresa Beijing Momenta Media denunció el robo de una cámara valorada en 15.000 euros desde la tribuna de prensa de la piscina olímpica. El deportista estadounidense Ben Hallock también informó que le habían sustraído su acreditación.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
Las cámaras de videovigilancia fueron claves para identificar a los responsables. Dos de los ladrones, hermanos colombianos residentes en Brasil, comparecieron junto a la pareja de la mujer y un amigo del grupo. Los objetos robados no se limitaron a equipos profesionales en los recintos olímpicos; también incluyeron carteras y ordenadores sustraídos de restaurantes y hoteles de París.
Entre los objetos robados durante los Juegos Olímpicos se encontraron cámaras fotográficas, lentes y computadoras. Parte del botín fue incautado durante una redada en el domicilio alquilado por el grupo a través de Airbnb, según informó el fiscal de Bobigny, Eric Mathais, en la red social X, anteriormente conocida como Twitter.
En la audiencia, la fiscal Clotilde Deney destacó que la mayoría de los objetos robados no habían sido recuperados y solicitó una condena de cuatro años de prisión para los detenidos. Señaló que los delincuentes llegaban a veces vestidos como turistas y otras veces como miembros de la organización de la competencia con el fin de facilitar sus robos.
Los condenados, de entre 24 y 43 años de edad, actuaban de manera metódica y profesional. Llegaron a Francia en julio, aprovechando el ambiente de los Juegos Olímpicos para sus actividades delictivas. Su estrategia variada, cambiando de apariencia y ámbito de actuación, les permitió cometer los robos sin levantar sospechas inmediatas.
La sentencia emitida el lunes 12 de agosto sirve como un ejemplo de las consecuencias legales severas para quienes deciden delinquir en eventos internacionales de alta seguridad. Los organismos encargados de garantizar la seguridad en los sitios olímpicos ahora están revisando sus procedimientos para evitar que actos similares ocurran en el futuro.
Juegos Olímpicos revela crisis de seguridad en París
París no logró ser “el lugar más seguro del mundo” durante los Juegos Olímpicos de 2024, a pesar de las rigurosas medidas de seguridad implementadas por el comité organizador. Según declaró su presidente, Tony Estanguet, el objetivo era convertir la capital francesa en un modelo de seguridad global. Aunque no se produjeron incidentes graves como homicidios o ataques, no se alcanzó una seguridad absoluta.
Diversas delegaciones denunciaron robos en la Villa Olímpica. Por ejemplo, mientras la selección de fútbol de Argentina entrenaba, se reportaron robos de pertenencias valiosas de varios jugadores, incluido Thiago Almada, según expresó su entrenador, Javier Mascherano. Otro equipo afectado por la delincuencia fue la delegación australiana de BMX, que sufrió el robo de parte de su equipo de entrenamiento. También se informó sobre el robo de objetos personales valorados en aproximadamente 550.000 dólares a la exestrella brasileña de fútbol Zico.
Además de los robos, el protocolo de seguridad impuesto en París impactó negativamente en los trabajadores del sector servicios. La construcción de un intrincado sistema de vallas en la ciudad, destinado a guiar a las personas y restringir el acceso a ciertas zonas, afectó notablemente a taxistas y comerciantes, quienes tuvieron grandes dificultades para desempeñar su labor y sufrieron pérdidas económicas significativas.
Tony Estanguet destacó en varias ocasiones la necesidad de que París fuese un referente en seguridad global durante el evento. No obstante, la realidad mostró deficiencias a pesar de los esfuerzos y planes diseñados por las autoridades francesas para garantizar la seguridad tanto de los atletas como del público en general.