Colombiano que trabajaba con habitantes de la calle en Bogotá es uno de los símbolos de la lucha contra el crack en París: “Hago un trabajo que nadie hace”

El bogotano inició con su labor altruista en la capital y con el tiempo se ha convertido en un referente para el análisis de las actitudes de las personas adictas al bazuco, el crac y la cocaína

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El colombiano vive hace más de 20 años en la capital francesa y dedica sus días a compartir con la población en condición de calle - crédito PlanetaJuan/YouTube/Imagen de referencia
El colombiano vive hace más de 20 años en la capital francesa y dedica sus días a compartir con la población en condición de calle - crédito PlanetaJuan/YouTube/Imagen de referencia

El caso de Alberto Torres, un colombiano radicado en París, está marcando la diferencia en la atención a los consumidores de drogas en las calles de la Ciudad de la Luz. Su historia es una mezcla de altruismo y ayuda humanitaria que viene desde su infancia en Bogotá.

Su nombre volvió a salir a la luz tras los Juegos Olímpicos de París 2024, pues mientras la capital francesa celebraba las justas deportivas, Torres dedicaba sus días a limpiar y sanar los pies de los habitantes en condición de calle que sufren de adicción al crac, una droga ampliamente conocida en Europa y que se asemeja al bazuco que se comercializa en Colombia de forma ilegal.

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El hombre de 66 años cuida los pies callosos de los adictos en París, una ocupación inusual que ha mantenido durante más de dos décadas, especialmente en zonas como Saint-Denis, una labor que, aunque es vista con escepticismo, lo ha llevado a ser un referente en el debate de drogas en el mundo.

Su recorrido comenzó en el centro de Bogotá en los años 90, donde Alberto experimentó de primera mano la vida en El Cartucho y el Bronx. En una entrevista concedida a El Espectador, el colombiano contó lo que ha significado compartir gran parte de su vida al trabajo altruista de ayudar y entender a la población adicta de Colombia y de Francia.

El crack es una droga muy dañina que es ampliamente utilizada en París - crédito Andre Penner/AP
El crack es una droga muy dañina que es ampliamente utilizada en París - crédito Andre Penner/AP

“Venían a hablar de la sociedad, de la economía del país, de la situación del mundo, gente que parecía interesarse auténticamente. Ninguno de mis hermanos y yo, podíamos ver sufrir a una persona. En ese momento viajé a Francia a estudiar, convencido de que volvería a aportar algo a mi país”, señaló Torres al medio nacional.

Los recuerdos de Alberto están marcados por esas mañanas de domingo en las que sus padres llevaban a desayunar a niños en situación de calle. Esto ocurrió en el Parque Nacional de Bogotá, donde su familia, que residía en el barrio Las Aguas y tenía 11 hijos, siempre ofrecía ayuda a los necesitados.

Durante los años 90, Alberto regresó a Bogotá después de haber estudiado en Francia, con la intención de contribuir a su país y se convirtió en profesor en reconocidas universidades como la Universidad del Rosario y la Universidad Externado. Durante este periodo, el encuentro con un joven consumidor de bazuco fue el punto de partida de su dedicación al estudio del consumo de esta droga y sus efectos devastadores.

El bazuco, una droga popular en Bogotá, se compone principalmente de residuos de otros potentes alcaloides que no llegan a ser procesados como cocaína. Torres visitó múltiples veces el desaparecido Cartucho, un área conocida por su alta concentración de consumidores de bazuco, para estudiar de cerca los daños asociados desde una perspectiva humana.

Según cifras, ha disminuido el número de personas que consumen bazuco en Colombia, pero esto se debería, en gran medida, al fallecimiento de consumidores como consecuencia de afecciones adquiridas por la sustancia o por el entorno en el que se usa - crédito Jesús Aviles/Infobae
Según cifras, ha disminuido el número de personas que consumen bazuco en Colombia, pero esto se debería, en gran medida, al fallecimiento de consumidores como consecuencia de afecciones adquiridas por la sustancia o por el entorno en el que se usa - crédito Jesús Aviles/Infobae

Sin embargo, a finales de los 90 volvió a París, donde adaptó su enfoque para abordar los riesgos del consumo de crack, conocido como el “bazuco europeo”. “Me fui para seguir enviando recursos a la fundación y nutriendo las experiencias”, señaló el profesor a El Espectador.

Se unió a varias asociaciones de reducción de daños como Goutte d’Or y Aurore, para aportar sus conocimientos y ofrecer un espacio seguro para los consumidores, con quienes dialogaba e intentaba conocer sus problemas, más allá de la adicción. “Las organizaciones se limitaban a entregar tintos y pan en jornadas extensas a los consumidores, además de realizar diagnósticos y estudios sobre las drogas”, señaló.

Fue en ese momento que logró desarrollar su idea de crear y ofrecer kits de consumo seguros, reduciendo los riesgos físicos que enfrentan los consumidores al fabricar sus propias pipas artesanales, como cortaduras y daños en sus manos.

Sin embargo, uno de los problemas que más llamó la atención de Torres fue el estado de los pies de los consumidores. Los constantes deambulares dejan sus pies llenos de callos, heridas e incluso infecciones graves.

“Los riesgos asociados al consumo de crack son similares al bazuco. Para fumar la droga se tienen que fabricar, como en Colombia, pipas artesanales. Las hacen con cable robado, bisturís, plásticos y elementos que terminan generando heridas en las manos y en los labios”, señaló Torres al medio nacional.

Comenzó a limpiar y tratar los pies de estas personas, generando un impacto en su bienestar, aunque admite que resultó ser molesto para algunos ciudadanos, aunque esta labor ha sido reconocida tanto a nivel local como internacional, con asociaciones como Médicos del Mundo y Boreal promoviendo sus kits. La Anrs (Enfermedades Infecciosas Emergentes por sus siglas en francés), una agencia francesa, también reconoció la importancia de su trabajo.

Me empecé a ganar la confianza de los consumidores, sentían una cercanía conmigo distinta o más cálida que la de los funcionarios franceses. Limpié mis primeros pies y me di cuenta el alivio tan grande para los beneficiados, a quienes les quitaba hasta una libra de piel muerta”, señaló.

Mientras tanto, en Bogotá, la fundación Ponte en Mi Lugar, liderada por su hermano Vladimir Torres, sigue trabajando con población vulnerable, ofreciendo formación, alimentación y atención sanitaria. La fundación opera en el centro histórico de Bogotá y realiza varias actividades de apoyo a los habitantes de calle.

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