Alguna vez la actriz Flora Martínez escuchó que “no hay que morirse con la música adentro”, desde ese día se propuso a seguir su sueño. Desde que era joven sintió una conexión especial con la música; sin embargo, su talento en la actuación la llevó por otro camino, pero nunca dejó atrás el anhelo de convertirse en una gran cantante.
Luego de años de tener éxito en la actuación, Flora se decidió a dar un paso adelante y enfocarse en su carrera musical, demostrando que nunca es demasiado tarde para cumplir los sueños.
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Esta vez regresa al Teatro Nacional la Castellana para dar un concierto titulado Bajo la piel, donde hará versiones de canciones como Blue Moon, Moonlight in Vermont, No soy de aquí, ni soy de allá, Que te vaya bonito, Me vuelves loca, La gata bajo la lluvia, No platiques más, Quizás, quizás, quizás, Piel canela, y muchas más. La selección de estos temas se debe a que marcaron su vida y ahora los quiere interpretar con su firma.
“Cada etapa de mi vida tiene una canción especial que me marcó, y que quiero cantar sobre las tablas. Estas canciones además son grandes perlas de la música que habitan en el corazón de tanta gente y marcaron a varias generaciones. Estaré arropada por grandes músicos como José Reinoso al piano (Perales, Calamaro, Buika), Néstor Vanegas al contrabajo (Andrés Cepeda) y Pedro Acosta en la batería (Santiago Cruz)”, dijo Flora Martínez en entrevista con El Tiempo.
Su esposo, José Reinoso, quien ha compartido escenario con leyendas de la industria musical como Paco de Lucía, José Luis Perales, Andrés Calamaro y Concha Buika, la acompañará desde el piano. Flora se presentará en el teatro los días 13, 14, 20 y 21 de agosto, donde brindará un proyecto que es sin duda su renacer artístico, ya que dejó la música durante dos años para dedicarse a dirigir y producir su primera película Itzia: tango y cacao.
“A mí me da risa porque la gente siempre se pregunta: ‘¿Pero ella no es actriz? ¿Ahora resultó que le dio por ser cantante?”, confesó. Cuando era apenas una adolescente ensayaba durante largas jornadas para la obra El pedido de mano, una noche al salir del lugar vio a un hombre tocando el violín, imagen que se le quedó grabada durante mucho tiempo, y que le sirvió de inspiración cuando estuvo en New York para comprar su primer instrumento.
En el año 2026 se arriesgó a grabar su primer álbum titulado Flora, en donde cantó todas las versiones de las canciones en inglés, excepto Los aretes que le faltan a la luna, la única en español. En el 2018 recibió un proyecto inspirado en Frida Kahlo, su obsesión por el arte mexicano la llevó a firmar el contrato sin siquiera pensarlo. “Me encontré con una Frida super machista, que yo decía ¿esta quién es? ¿de dónde la sacaron? Así que les dije que lo haría, pero si yo reescribía el monólogo. Empecé a vestirme como Frida, pintaba sus cuadros para poder vivirla y convertirme en ella. En una ocasión, José, mi esposo, me mira fijamente y me dice: ‘Oye, pero esto solo como monólogo no va a funcionar. Hagamos un monólogo musical’”, resaltó para el medio mencionado.
La cantante afirmó que uno de los mayores retos al momento de ensayar para los conciertos fue “controlar la emoción que me causaba cantar. Siempre he sido muy sensible al arte. Recuerdo que en mis primeras novelas los directores decían: “tráiganle gotas” cuando era una escena dramática, y yo, orgullosa, les decía: “Yo puedo llorar sola, no necesito de eso”. Muchas veces, mientras cantaba, me ponía a llorar, entonces comprendí que no me podía dejar llevar por la emoción”.