Colombia es un país donde la inclusión laboral todavía tiene muchos desafíos por afrontar. La historia de María Paula Duarte Ferreira, una aprendiz del Sena con discapacidad visual, es un ejemplo de vida para todas las personas que pertenecen a esta población, pues fue vinculada a la empresa de Servicios Públicos de Piedecuesta, demostrando que las limitaciones físicas no son ningún impedimento cuando se trabaja con talento, pasión y compromiso.
Esta organización le brindó la oportunidad a la joven para que ingresara como parte de su formación profesional. Ella trabaja en el equipo del área comercial de la entidad y dentro de sus labores se encarga de gestionar las peticiones, quejas y reclamos de los usuarios.
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María Paula ha encontrado en su actual empleo una ruta para cumplir sus sueños, además de aportar con sus enseñanzas sobre la inclusión. “Para mí ha sido una oportunidad muy bonita trabajar aquí”, comentó la joven en un video de la empresa servicios públicos.
La mujer recordó que en el pasado las organizaciones no la tomaban en cuenta como consecuencia de su discapacidad. “Ninguna otra empresa me quiso dar la oportunidad debido a mi discapacidad visual, pero aquí me la han dado y me han incluido a la perfección, a pesar de ser la primera persona con discapacidad visual que trabaja aquí”, afirmó María Paula.
El talento, sus ganas y su profesionalismo han sido claves para llevar a cabo con éxito las tareas que le fueron otorgadas, y ha recibido un trato por las demás personas de la empresa que la hacen sentir como parte del equipo. “Me han tratado bien, me han dado una gran acogida y me han explicado cómo movilizarme por toda la empresa, de manera que pueda realizar mi labor de forma autónoma”, expresó.
Esta es la primera vinculación de una persona con discapacidad que hace la Piedecuestana de Servicios Públicos, María Paula cursa Tecnología en Gestión Empresarial en el SENA, esta oportunidad es clave en su vida para que se abra camino en la inclusión laboral.
Un domiciliario en condición de discapacidad sorprende en Bogotá
Juan, un bogotano que tiene problemas de movilidad de su cintura para abajo, es un ejemplo de superación, ya que trabaja como domiciliario gracias a que se logró adaptar a sus dificultades físicas. Con la ayuda de sus seres queridos, consiguió una manocleta con la que sale a diario a realizar entregas de panela. Los recorridos pueden ser de hasta una hora, y los hace solo con la ayuda de sus manos.
“Primero salgo de mi casa rumbo a la bodega. Don Carlos me está esperando con el pedido listo. Me ayuda a cargarlo y como la seguridad es importante, no me pueden faltar mis lucecitas”, resaltó Juan en entrevista con Tu Barco News.
El hombre se asegura a cumplir las normas de tránsito y así contribuir a la cultura ciudadana, pese a que su vehículo tiene unas dimensiones más grandes que otros de dos ruedas. “Usualmente, utilizo las ciclorutas, en todas partes hay. Y así como en la vida hay obstáculos, en las vías también, pero los esquivamos, salimos adelante y, a veces, también me toca en lancha”, bromeó.
En apenas un fragmento de un día, Juan puede hacer “un recorrido de una hora y veinte, nueve kilómetros, aproximadamente, en los que tuve que pasar diferentes cruces e, incluso, puentes. Claro que nunca faltan los de buen corazón que están dispuestos a ayudar”.
Este trabajo lo hace sentir como un ciudadano más pese a las limitaciones físicas que tiene. “Yo me divierto en mi trabajo. Hago ejercicio y no contribuyo al trancón. Y todos los días entrego panelita, con mucho amor y espero que la gente tenga la misma energía que yo”, agregó.