Un hombre desnudo entró en el apartamento de una mujer en la madrugada del 3 de agosto en un edificio ubicado en la prestigiosa zona T de Bogotá, causando momentos de pánico.
Según relató la víctima a Caracol Radio, alrededor de las 2 de la mañana escuchó que alguien intentaba abrir la puerta y creyendo que era su madre, que había salido, abrió parcialmente el pasador. Fue en ese momento cuando vio a un hombre desnudo, que se identificó como Daniel Castro, e intentó forzar la entrada.
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“Me paré dormida. Medio quité el pasador pensado que era mi mamá y vi un man desnudo, con la poca luz que había del exterior... Abrió la puerta y decía: ‘Yo soy Daniel Castro, yo soy Daniel Castro’. El man se metió hasta la habitación, se sentó en la cama y nos forcejeaba. Nos gritaba, y como le decíamos que íbamos a llamar a la Policía, nos decía que no tenía miedo”, narró una de las mujeres en conversaciones con el medio ya mencionado.
La situación se volvió más aterradora cuando el intruso ingresó a la habitación, se sentó en la cama y comenzó a forcejear con la víctima y su compañera de apartamento. Gritaba constantemente su nombre y les decía que no tenía miedo de la policía, pese a las amenazas de las mujeres de llamar a las autoridades.
Horas después del incidente, la víctima destacó la rápida respuesta de la policía, que llegó al sitio en menos de cinco minutos.
Sin embargo, el impacto del suceso dejó a la mujer sintiéndose insegura en su propio hogar. Días posteriores al hecho, ella y su madre comunicaron a la administración del edificio su deseo de mudarse debido a la alteración vida, pero no recibieron una respuesta favorable inicialmente.
Se presume que el hombre había ingerido algún tipo de sustancia alucinógena o que lo sacara de sus cinco sentidos. Hasta el momento se desconoce un informe oficial o sobre lo que ocurrió luego de la llegada de las autoridades.
La violencia nocturna en la Zona T: dos docentes víctimas de ‘paseo millonario’
La inseguridad en la capital colombiana vuelve a ser noticia tras el angustiante testimonio de dos profesoras que denunciaron haber sido víctimas de la modalidad de secuestro y hurto conocida como ‘paseo millonario’.
El incidente ocurrió cuando las mujeres tomaron un taxi en la Zona T del norte de Bogotá para regresar a sus hogares después de una velada con amigos. Momentos después de abordar el vehículo, el conductor se detuvo en inmediaciones de la calle 85, donde tres cómplices armados con cuchillos subieron al taxi y las intimidaron para robarles y vaciar sus cuentas bancarias.
Según Noticias RCN, uno de los asaltantes se ubicó en el asiento del copiloto mientras que los otros dos se sentaron junto a las víctimas en la parte trasera, donde comenzaron a amenazarlas y agredirlas físicamente. “Nos empezaron a cortar las manos y a enterrarnos cuchillos. También nos decían que nos iban a matar”, relató una de las mujeres al noticiero, mostrando los fuertes golpes en su rostro.
Una de las profesoras logró enviar su ubicación por GPS a su pareja antes de que la señal se perdiera. El recorrido fue rastreado hasta la calle 53 con carrera 30 o Avenida NQS, donde se interrumpió la señal mientras el taxi se dirigía hacia el sur de la ciudad. La pareja de una de las víctimas, al notar la situación irregular, contactó en repetidas ocasiones con la línea de emergencia 123, pero según informó Noticias RCN, la Policía nunca llegó al lugar.
Esta modalidad de secuestro y robo, popularmente conocida como ‘paseo millonario’, es una de las tantas formas de violencia que aquejan a los habitantes de Bogotá. La Zona T, reconocida por ser un sector de vida nocturna, se ha convertido en un área de alta vulnerabilidad para estos delitos, lo que acentúa la percepción de inseguridad en la ciudad.
En los últimos años, la Policía Metropolitana de Bogotá ha intentado implementar diversas estrategias para combatir este tipo de delitos, que van desde operativos de control en las zonas más concurridas, hasta campañas de concientización y prevención de secuestros exprés. Sin embargo, los sucesos como el de estas dos profesoras demuestran que la efectividad de estas medidas sigue siendo insuficiente.