Me vi tentado a hacer un recuento de las embarradas del gobierno, pero no hay columnas de 300 páginas, en cambio, sí me pidieran describir lo que han sido estos dos años del desgobierno Petro, se me viene a la cabeza una frase común en este mundo de políticos, “se hace campaña en verso, pero se gobierna en prosa”, pero en el caso del gobierno nacional sería “hicieron campaña en verso y gobiernan traicionando… a todos”
Traicionaron a los colombianos prometiendo un cambio que no llegó, prometiendo acabar con la guerra, la pobreza, el desempleo, el narcotráfico y la corrupción. No solamente no han logrado NADA, sino que todo ha empeorado, en muchos casos lo han hecho a propósito y así lo han dicho, sin un poquito de pena, generar crisis para crear caos, les fascinan las cortinas de humo.
Traicionar a los jóvenes dejándolos sin posibilidades de pensión, a los pobres dejándolos sin poder pagar su propia comida, a los campesinos que están a merced de los grupos armados y con los cultivos quebrados, a los caucanos entregando el departamento al ELN y a las disidencias, a las empresas colombianas al borde de la quiebra por la contracción de la economía y los impuestos expropiatorios, a los docentes con un modelo de salud fallido, a todos los que respiramos, pues se volvió un deporte extremo salir a la calle sin que uno sea robado, asesinado, secuestrado, extorsionado.
¿No es desleal con “la Colombia profunda”, “con los nadies” que el gobierno vaya por el mundo hablando de Palestina y no de las más de 200 masacres en Colombia? ¿No engañó a los colombianos cuando pidió salir a marchar por un aumento en la gasolina de $400 en el 2021, pero ellos ya van por $7.000? Es infame que pretendan clavar más a los colombianos con más impuestos mientras ellos les regalan 1,2 billones a delincuentes, crean más embajadas para cumplirles a los amigos, nos toca pagarle los viajes de la primera dama, se gastan 26.000 millones en conciertos para alimentar su propio ego.
Así se empeñen en repetirlo, la izquierda, esta izquierda ya estaba ampliamente probada, ya habían gobernado, estas mismas personas llevaron a la catástrofe a la capital del país 2 veces. Una vez terminaron con un alcalde condenado y la otra con un alcalde destituido. La diferencia entre lo que ha ocurrido entre Bogotá y la Nación es prácticamente imperceptible, 12 años de diferencia y exactamente las mismas prácticas, o tal vez, esta vez, peores.
Nos gobierna un grupo de personas que han tomado por costumbre faltar a la palabra de ellos mismos desde hace décadas, que traicionan en lo público y lo privado, que prefiere ver a las familias cocinando con leña y no con gas natural, que se montó en el discurso ambiental, pero al tiempo le paga favores a la dictadura de Nicolás Maduro y que está a punto de quebrar la industria de los hidrocarburos en Colombia. Ambientalistas que hacen negocios con el país de peores prácticas ambientales.
Pero no hay, en la historia reciente colombiana, una traición como la que planean a la democracia misma. Jurar cumplir con la Constitución y armar chanchullos para destruirla, para quedarse con el poder indefinidamente, para eso es la constituyente, para acabar con los controles, porque se MAMARON que le saquen al sol la ineptitud y la corrupción.
Ellos llegaron y prometieron un cambio, los colombianos creímos que era social, pero en realidad era el cambio hacia una dictadura, al mejor estilo Chavista. Se quedarán viendo un chispero, porque ya el cobre se peló, hace rato. Feliz 7 de agosto, le quedan 2 años.