Considerado como el corredor cultural más importante de Bogotá, el sendero de la carrera séptima entre las calles 10 y 24, conocido popularmente como ‘Septimazo’ es el espacio perfecto para compartir en familia y amigos. A lo largo de la historia, era un conector vial entre el norte y sur de la capital colombiana, en el que sistemas de transporte como el Tranvía y el Trolley rondaban por la capital.
Con el paso del tiempo, este eje vial se transformó en un sendero peatonal de ladrillos, que no solo está bordeado de historia, sino de cultura y gente ‘camelladora’ que sale a buscar el pan diario, ante la difícil situación económica que atraviesan miles de colombianos.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
Lo que solamente se realizaba los días viernes entre las 5 y 8 de la noche, ahora se puede ver las 24 horas del día, ya que desde el año 2012, esta histórica calle ya no recibe vehículos ni buses, tan solo un tramo para las bicicletas y los pies de miles de ciudadanos que, sin importar su condición social, recorren más de diez cuadras en las que hay múltiples actividades que distraen a los capitalinos, así como a nacionales y extranjeros que visitan la ciudad, como probar alimentos, escuchar diferentes ritmos musicales y observar grandes obras de arte.
Plaza de Bolívar y sus alrededores
Dicho recorrido inicia en la emblemática Plaza de Bolívar, aquel icónico sitio donde se han posesionado las figuras políticas del país, desde el alcalde mayor hasta el presidente de la República. Allí, miles de turistas se congregan para pasar un buen rato en los escalones que conectan la Catedral Primada de Colombia, el Palacio de Lievano, el Palacio de Justicia y el Congreso de la República.
Unas cuadras adelante, se observa el Museo del Florero, lugar donde se dio origen a la Independencia de Colombia en 1810, y a su alrededor se encuentran unas ‘estatuas’ que, con una moneda, cobran vida. Uno de ellos, que prefirió reservar su nombre, manifestó que pese a que ha visto como se ha transformado el espacio, la alegría y la fascinación del Septimazo por parte de los bogotanos, nacionales y extranjeros es algo que jamás cambiará.
“Yo llevo muchos años aquí en el Septimazo. No recuerdo la fecha en que llegué, pero el corazón y la alegría de Bogotá se encuentra aquí. No existe otro lugar como este”, expresó.
Unas cuadras adelante, entre las ventas de comida, reliquias, artículos religiosos y accesorios para celulares, entre otros, también se encuentran los reconocidos ‘chanceros’, un grupo de personas que venden billetes de lotería y desean suerte a sus compradores y se ubican justamente al lado del monumento donde falleció el caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, el 9 de abril de 1948.
Los ‘chanceros‘ aseguran que tener al lado a Gaitán ha servido de buena suerte para quienes adquieren su boleto a la felicidad. “Aquí siempre vienen y obtienen el número que les cambiará la vida. Ya ni me acuerdo de las veces que han ganado con mis números. Si usted quiere ganar el chance, debe venir al Septimazo”, afirmó Hugo, uno de los chanceros del sector.
Artistas que deleitan en el Parque Santander
Pasando la emblemática Avenida Jiménez que, a hoy, atraviesa el sistema de Transmilenio, y bordea los históricos edificios de El Tiempo y Avianca, los ciudadanos recorren dos grandes escenarios que han permanecido en la historia capitalina. Uno es el Parque Santander, donde miles de ciudadanos pueden degustar un café o un helado, o grupos de skaters practican dicho deporte, así como miles de artistas que a través del canto o el baile se ganan el corazón de los ciudadanos.
En el septimazo no solo hay espacio para los artistas nacionales, también se concentran actores de talla internacional, como es el caso de una pareja colombo-argentina, que en los últimos cinco años, demuestran la magia y la sencillez del tango, un baile originario del sur del continente americano a los caminantes del Septimazo.
“Para nosotros el tango es vida, y traerlo a un escenario como lo es el centro de Bogotá es algo único. Siempre tratamos dar lo mejor y que el público sea nuestro juez nos ayuda bastante”, comentó Facundo, bailarín de tango.
Deporte y Cultura en el Septimazo
Pasando la Calle 19, inician otras actividades que deslumbran a la ciudadanía. Allí, por más de diez años, don Adolfo Páez, conocido en el sector como el profe, es un reconocido y veterano ajedrecista que siempre está en la carrera Séptima con calle 19, en donde llegan niños, jóvenes, adultos y viejos, hombres y mujeres, que le apuestan a la pasión de jugar ajedrez. Su sueño fue siempre montar una escuela de este deporte; no obstante, asegura que este espacio ha revitalizado su vida.
“Antes no eran mesas, eran tablas, y la gente se sentaba donde quisiera, luego compré mesas, y ahora tengo 4, donde se sientan de a 6 jugadores (...) yo quería era montar una escuela de ajedrez en un salón, ya que yo tenía ese proyecto con los vendedores ambulantes”, explicó.
Justo al frente de las mesas de ajedrez, están los famosos lustrabotas que, con un cepillo y un betún, limpian los calzados de las personas. Allí, también aprovechan para conversar sobre la realidad del país. “Este espacio me ha cambiado mi vida. Si bien, sacó lo del día, el tener contacto con las personas también es importante. Aquí han venido hasta empresarios y gerentes y yo los atiendo con el mayor de los gustos”, dijo Jaime, uno de los reconocidos lustrabotas de la capital.
El recorrido finaliza en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, un famoso escenario inaugurado en 1940, que ha congregado a miles de bogotanos para observar cualquier muestra artística, así como la imponente Torre Colpatria, el segundo rascacielos más alto de Bogotá, con 50 pisos que completan una altura de 196 metros y un mirador donde la ciudadanía puede apreciar la belleza de la ciudad y de la sabana de la capital.
Aunque no se puede negar que los tiempos han cambiado, la energía del Septimazo se mantiene. Y ni una pandemia como la vivida en 2020 por el Covid-19 ha matado este gran espacio cultural de la capital colombiana. ¡El Septimazo está más vivo que nunca!