La Corte Constitucional dictó una sentencia sobre la transferencia de embriones en procesos de fertilización in vitro (FIV), estableciendo criterios claros sobre la revocatoria del consentimiento y el actuar de las clínicas ante tales casos. Esta decisión también reitera el llamado al Gobierno nacional y al Congreso de la República para regular las técnicas de reproducción humana asistida, conforme a los parámetros establecidos en esta resolución.
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En una tutela presentada por Camila*, una mujer de 39 años, la Sala Primera de Revisión analizó la negativa de una clínica a continuar con su tratamiento de FIV tras el retiro del consentimiento de su esposo Andrés*, quien optó por no seguir con el procedimiento debido al inminente divorcio de la pareja. El embrión en cuestión provenía de un óvulo donado y el esperma de Andrés, y el procedimiento estaba a punto de culminar con la transferencia del embrión al útero de Camila cuando Andrés manifestó su negativa para continuar con el procedimiento.
Camila argumentó que la suspensión del tratamiento vulneró sus derechos, considerando que podría ser su última oportunidad de convertirse en madre gestante. De esta manera, solicitó a la Corte que se respaldara en el precedente de la sentencia T-357 de 2022 y ordenara la transferencia del embrión.
Al revisar el caso, la Corte determinó que el consentimiento informado firmado por la pareja no era adecuado para un proceso tan complejo como la FIV, el cual involucra derechos fundamentales. De este modo, se establecieron nuevos criterios sobre cómo debe manejarse la revocación del consentimiento en tratamientos de reproducción asistida.
La Corte indicó que las clínicas deben actuar con sumo cuidado y respetar no solo las decisiones informadas de todas las partes involucradas (en este caso Andrés y Camila como pareja), sino también establecer mecanismos claros para la protección de los derechos de los donantes y los futuros padres. La sentencia pone un especial énfasis en la necesidad de reglamentaciones precisas para evitar confusiones y malentendidos que puedan vulnerar los derechos de cualquiera de las partes.
En un reconocimiento de la complejidad y la sensibilidad de la decisión tomada, la sentencia también reiteró el llamamiento hecho previamente al Gobierno nacional y al Congreso para crear una legislación específica sobre las técnicas de reproducción humana asistida. Este marco regulatorio debe considerar tanto los precedentes judiciales como los nuevos criterios establecidos por la Corte, garantizando así un equilibrio entre derechos reproductivos, protección a los donantes y las clínicas que realizan estos tratamientos.
Entre los puntos destacados de esta reciente decisión judicial se encuentran varias directrices clave sobre cómo las clínicas deben proceder cuando una de las partes decide revocar su consentimiento. Asimismo, la Corte habló de la importancia de desarrollar un consentimiento informado específico y adecuado para procesos de FIV, el cual debe detallar las posibles situaciones en que el consentimiento podría ser revocado y las consecuencias de tal acción.
En su análisis del caso, los magistrados advirtieron sobre la insuficiencia de regulaciones claras y uniformes que afectan a las técnicas de reproducción asistida en Colombia. Esta carencia genera incertidumbre tanto jurídica como médica, afectando no solo a las parejas y personas solteras que buscan estos tratamientos, sino también a las clínicas que los ofrecen.
Si bien la Sala no aceptó la pretensión de Camila de que le fuera transferido el embrión fecundado con el esperma de Andrés, ordenó a la clínica, ante las deficiencias mencionadas, garantizarle sin costo a la demandante el inicio de un nuevo procedimiento de fertilización in vitro.
Por su parte, el fallo enfatiza que el eje de cualquier política o normativa a desarrollarse debe ser el de garantizar el respeto y la protección de los derechos fundamentales en todo el proceso de reproducción asistida. Esto abarca desde la donación de los gametos hasta el consentimiento y el desenlace del tratamiento. Las clínicas tendrán que ajustar sus protocolos conforme a esta nueva directriz, reforzando la transparencia y el acompañamiento integral a las parejas durante todo el proceso.
La sentencia concluye con la responsabilidad directa de las entidades legislativas y gubernamentales para que se avance en la creación de una normativa que regule de manera integral este tipo de procedimientos, asegurando no solo la claridad jurídica necesaria, sino también el respeto y la protección de los derechos humanos.
Este fallo marca un hito en la jurisprudencia sobre la reproducción asistida en Colombia, sentando precedentes que influirán en futuras decisiones y en la elaboración de políticas públicas en el país.
* Camila y Andrés son nombres que uso la Corte para ejemplificar el caso sin vulnerar la identidad de los implicados.