Este lunes 5 de agosto de 2024, la gimnasia colombiana vivió un momento de gloria sin precedentes en los Juegos Olímpicos de París. Ángel Barajas, el joven gimnasta cucuteño de 17 años, hizo historia al colgarse la medalla de plata en la modalidad de barra fija.
Este logro no solo marca un hito para el deporte colombiano, sino que también marca el papel crucial de su lugar de origen: el coliseo Eustorgio Colmenares, de Cúcuta, el escenario que ha sido testigo de su evolución como atleta.
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El Coliseo Eustorgio Colmenares, ubicado en la cálida ciudad de Cúcuta, ha sido durante años el santuario de entrenamiento para Barajas. El escenario deportivo, que en sus mejores tiempos fue un orgullo local, ha visto mejores días. Las tejas de policarbonato que cubren su estructura original, alguna vez de un rojo brillante, ahora se han tornado en un color rosa deslavado debido al desgaste.
Las condiciones de entrenamiento en el coliseo no son las ideales: la falta de mantenimiento ha llevado a un deterioro visible, y el calor de 33 grados Celsius hace que el interior del coliseo se sienta como un auténtico horno. A pesar de las adversidades, Barajas ha encontrado en este lugar un refugio y una fuente de inspiración.
Barajas ha sido parte integral de la historia del coliseo desde que comenzó su andanzas en la gimnasia a la edad de 5 años.
Su conexión con el coliseo es profunda, y para él, a pesar de sus imperfecciones, siempre ha representado el lugar donde sus sueños comenzaron a tomar forma. El gimnasio, aunque lejos de las condiciones óptimas, ha sido el campo de batalla donde Barajas ha perfeccionado sus habilidades y ha forjado su carácter competitivo.
Ángel Barajas y sus bases en el atletismo nacional que lo llevaron a la medalla olímpica
El camino hacia el estrellato de Barajas no ha sido fácil. A lo largo de los años, el joven gimnasta ha demostrado un talento y una determinación excepcionales. Su preparación para los Juegos Olímpicos de París fue meticulosa, y su desempeño en el Mundial Juvenil de Gimnasia en Antalya, Turquía, el año pasado, fue un testimonio de su habilidad y potencial. En ese evento, Barajas brilló con dos medallas de oro, una de plata y una de bronce, estableciendo así su presencia en el escenario internacional y elevando las expectativas sobre su futuro.
En una entrevista para El Espectador, Jairo Ruiz, entrenador de atletas del coliseo manifestó que Jossimar Calvo, una leyenda de la gimnasia colombiana es un modelo a seguir:
“Aparte de Sportacus, Jossimar también fue una inspiración para seguir este camino. Lo conozco hace una década. Cuando tenía cinco años tuvieron una concentración en Cartagena y me llevaron a mí. Duramos allí ocho meses y yo estaba con él casi todo el tiempo. Desde ahí fue mi ejemplo a seguir, me la llevo bien con él y lo quiero mucho” dice el entrenador.
La medalla de plata de Barajas no solo simboliza un logro personal, sino que también representa un hito importante para Colombia en el ámbito de la gimnasia. El triunfo de Barajas en París pone a Colombia en el mapa del deporte a nivel mundial y resalta la importancia de apoyar y desarrollar talentos en disciplinas como la gimnasia.
A medida que el nombre de Ángel Barajas resuena en la escena internacional, el coliseo Eustorgio Colmenares de Cúcuta continúa siendo el lugar donde se gestó este brillante logro. Aunque el gimnasio pueda presentar signos de desgaste, el espíritu de superación y la pasión que Barajas ha demostrado sirven como un recordatorio de que, a veces, las mayores victorias emergen de los lugares más inesperados.
El coliseo, a pesar de su infraestructura, ha sido el campo donde se forjó una estrella olímpica, y su historia está ahora entrelazada con la del joven gimnasta que ha puesto a Colombia en el centro del escenario deportivo global.