El trabajo doméstico en Colombia, tanto para mujeres colombianas como para mujeres migrantes, presenta diversos desafíos. De acuerdo con Care Colombia, una ONG con enfoque de género, el 96% de los trabajadores en este sector se encuentran en condiciones de informalidad laboral.
Esta estadística permite deducir que la mayoría de las trabajadoras domésticas no cuentan con contratos formales ni acceso a los beneficios sociales estipulados por la legislación laboral colombiana.
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Cabe mencionar que, más de la mitad de las mujeres en Colombia están en la informalidad laboral, según cifras reveladas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), que contabilizó un 53%. En el caso específico de las trabajadoras domésticas, la situación es aún más preocupante debido a las brechas en el ejercicio de sus derechos laborales.
La entidad informó que el 70% de las mujeres dedicadas a esta labor en Colombia ganan menos del salario mínimo mensual legal vigente (SMLV). Este problema es particularmente crítico entre las trabajadoras migrantes, pues por causa de su vulnerabilidad aceptan salarios incluso más bajos.
Sofía Sprechmann, secretaria General de Care Internacional, explicó qué sucede: “La situación de las mujeres migrantes en el trabajo doméstico es un reflejo de la desigualdad de género y la falta de oportunidades económicas con garantías sociales”. También enfatizó la necesidad de que las políticas existentes se implementen eficazmente para asegurar los derechos laborales y mejorar las condiciones de vida de estas trabajadoras.
El problema es más grave para las migrantes por causa de las barreras que enfrentan para ingresar al mercado laboral formal. La falta de documentación adecuada, junto con la necesidad de ingresos inmediatos, fuerza a muchas de ellas a trabajar en condiciones que no cumplen con la ley.
Ante esto, la experta aseguró que “Es crucial que las políticas existentes sean implementadas de manera efectiva para garantizar derechos laborales y mejorar sus condiciones de vida” en el territorio nacional.
La situación actual para las trabajadoras locales y migrantes demanda intervenciones urgentes y efectivas por parte del Estado y organizaciones no gubernamentales. Mejorar las condiciones laborales y asegurar la formalización del trabajo doméstico son pasos esenciales para corregir estas brechas.
El Dane, a través de sus informes, demuestra la alta tasa de informalidad laboral y la precariedad que enfrentan las trabajadoras. Asimismo, ha llamado la atención sobre la necesidad de una mayor inclusión y protección social para este sector laboral.
Los retos que enfrentan las trabajadoras domésticas en Colombia no solo afectan su bienestar personal, sino también su capacidad de contribuir de manera efectiva a la economía del país. “El 96% de las personas que trabajan en el servicio doméstico en Colombia están en condiciones de informalidad laboral”, detalló Care Colombia.
Este nivel de informalidad cuestiona la efectividad de las políticas laborales existentes y reitera la necesidad de reformas estructurales para que se lleve a cabo una incorporación más justa y equitativa de estas trabajadoras al mercado formal.
En una economía donde la informalidad laboral es generalizada y la precariedad laboral y las bajas remuneraciones son solo algunas de las múltiples facetas de esta problemática, las resoluciones no pueden ser solo simbólicas; deben materializarse en acciones concretas que brinden seguridad económica y social a las trabajadoras domésticas en Colombia.
La ONG insistió en que el objetivo debe ser crear un entorno laboral donde estas trabajadoras puedan ejercer sus derechos y tener la certeza de recibir una remuneración justa por su trabajo. Al promover la formalización y la dignificación del trabajo doméstico, Colombia puede avanzar hacia una mayor equidad y justicia social, beneficiando no solo a las trabajadoras, sino a la sociedad.