Los barrios de invasión o asentamientos digitales se han convertido en la única opción de vivienda para cientos de familias en Bogotá, con todo y que, por lo general, no cuentan con vías de acceso ni servicios públicos.
Por su difícil realidad, el creador de contenido bogotano, conocido como Charlie Moods, recorrió una invasión de Ciudad Bolívar, hasta donde llegó en compañía de un amigo para familiarizarse con su estilo de vida.
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“Tuvimos la oportunidad de ir a Ciudad Bolívar, más conocido como invasión, llamado El Pescadero, para conocer cómo sobreviven sus habitantes”, explicó, en un video compartido a través de su perfil en la plataforma Tiktok.
La casa más grande del asentamiento llega a ocupar una manzana, con todo y que “tiene varias sorpresas dentro”, como espacios en ruinas, pozos de agua y una huerta.
“Es tremendo como estas personas, desde su propia sostenibilidad, sobreviven y ayudan a otros. Y cuando digo que ayudan a otros, me refiero a que esta casa es utilizada como fundación, pues cuidan y alimentan a muchos niños de la comunidad que no tienen esto”, insistió, al visitar el que sería como un segundo hogar, para varios de los niños en el sector.
En el segundo piso hay una biblioteca, una sala de música y una de juguetes, en “donde les enseñan a leer, donde a algunos que no tienen escolaridad, simplemente, les enseñan, les ayudan con las tareas o los cuidan. Porque muchas veces sus padres no lo pueden hacer”.
Pero sin importar que se trata de la vivienda de mayor tamaño, sigue caracterizándose por la precariedad y la falta de condiciones mínimas de habitabilidad.
“Todo, absolutamente todo, está hecho de madera, de cosas recicladas. Esta es una casa hecha con reciclaje. Pero no quiero romantizar este tema. Es muy triste vivir en esta precariedad en lo que se considera como una invasión, porque, realmente, esto no es legal frente al estado”.
Creador de contenido pasó una noche en el Samber y se llevó varias sorpresas:
José Ramírez, un creador de contenido de Bogotá con más de 300 mil seguidores, llevó a cabo una audaz exploración en el Samber, una peligrosa zona del centro de la ciudad que se ha convertido en foco de marginalidad urbana desde la erradicación del Bronx en 2016 por el entonces alcalde Enrique Peñalosa.
José inició su expedición en la madrugada con la intención de adentrarse en “la parte más densa” del Samber y pasar allí la noche.
Este lugar, conocido por la presencia de numerosos habitantes de calle y el elevado nivel de delincuencia, representaba para José y su equipo un desafío considerable. Consciente de los riesgos, el influiencer destacó que “esta zona de Bogotá es bastante pesada y, anteriormente, también era muy concurrida, había mucho robo, atracaban a muchas personas que iban pasando por ahí”. Su relato de los peligros cotidianos incluía el robo de espejos retrovisores de automóviles mal estacionados.
Durante la travesía, en la que José prtenedía ofrecer pan y sopa a los desamparados, se encontraron con la policía. Los agentes les informaron que, según las regulaciones locales, no es aconsejable distribuir alimentos directamente en el Samber debido a posibles conflictos violentos entre los habitantes de calle. Ante la advertencia, el equipo de José optó por instalarse cerca del Parque Tercer Milenio para preparar y distribuir la comida.
A pesar de la densa atmósfera y los temores iniciales, José afirmó que, una vez encendido el fuego para cocinar, los residentes de la calle se mostraron colaborativos, brindándoles leña a cambio de pan. Según explicó en sus transmisiones en vivo, esta interacción fue clave para reducir la tensión: “estábamos cómodos”, mencionó, aludiendo a una sorprendente transformación del ambiente.
Las horas pasaron y, pese a la intervención de la policía que frecuentemente les consultaba sobre sus actividades, el grupo encontró alternativas para continuar con éxito la distribución de alimentos. Entre rondas policiales y la preparación del sancocho callejero, los habitantes se alinearon pacíficamente, invalidando las preocupaciones iniciales de los oficiales sobre posibles altercados.
Su video expuso la precariedad del Samber, pero también las complicadas dinámicas entre los habitantes de la calle y las autoridades en Bogotá. A pesar de momentos tensos, José se llevó una impresión positiva y contraria a las expectativas más sombrías. “Nunca he grabado tan tarde en la noche, en un sitio como este y más que todo cerca del Samber, que sí, es bastante pesado, pero quien nos ha molestado más han sido los tombos.”
Al final del día, el tiktoker reflexionó sobre su experiencia y sobre la necesidad de abordar la marginalidad urbana con una mayor comprensión y empatía.