El 25 de julio se reveló que el Gobierno nacional está en la búsqueda de nuevos créditos internacionales, con la intención de financiar el presupuesto proyectado para 2024. La cifra que se pretende obtener es de aproximadamente 5.000 millones de dólares. Esta información fue confirmada en un documento del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes).
Este escrito puntualizó que el objetivo es contratar empréstitos externos de libre destinación y rápido desembolso con diversas entidades financieras internacionales, organismos multilaterales, entidades de fomento o gobiernos.
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“El presente documento somete a consideración del Consejo Nacional de Política Económica y Social, el concepto favorable a la nación para contratar empréstitos externos de libre destinación y rápido desembolso, entre estos, líneas de crédito contingentes que se requieran para disponer de rápida liquidez ante la ocurrencia de desastres, con entidades financieras internacionales, organismos multilaterales, entidades de fomento o gobiernos, hasta por la suma de USD 5.000 millones, o su equivalente en otras monedas, para financiar apropiaciones presupuestales del Gobierno Nacional”, reza el documento.
La necesidad de estos créditos se hace evidente después de varios meses en los que las finanzas públicas no mostraron el comportamiento esperado. Un ejemplo claro de esto es la caída de más del 40% en el recaudo tributario del mes de abril. Además, importantes empresas como Ecopetrol también reportaron utilidades menores, lo que afectó significativamente las arcas del Estado.
La situación financiera generó reacciones en los mercados y llevó a que diversas calificadoras de riesgo ajusten sus indicadores. Aunque algunas mantuvieron sus calificaciones, decidieron modificar sus perspectivas a un estado negativo, complicando así el acceso del país a nuevos créditos.
El Gobierno nacional, ante la creciente necesidad de financiamiento, aseguró que para la actual vigencia es primordial conseguir nuevos recursos. En 2023, el Conpes ya había aprobado un concepto favorable para empréstitos externos por 3.000 millones de dólares. De esa cantidad, hoy solo quedan disponibles 1.365 millones de dólares, que se espera utilizar en la segunda mitad de 2024 para cumplir con el Plan Financiero.
En el Conpes, se indicó que la gestión de nuevos desembolsos de deuda externa es imperativa, dado que las proyecciones para la vigencia fiscal actual muestran una necesidad de 5.700 millones de dólares.
“Considerando las necesidades de financiamiento definidas en el Plan financiero 2024 y los préstamos de libre destinación contratados a la fecha con cargo al cupo aprobado por el Documento Conpes 4112, resulta evidente que el monto disponible resulta ser insuficiente para que la nación maximice el financiamiento de libre destinación al que puede llegar a tener acceso. Por esta razón, se hace necesario solicitar un nuevo cupo que faculte al Gobierno nacional para contratar operaciones de libre destinación y rápido desembolso para financiar oportunamente el PGN en 2024 y futuras vigencias”, concluyó el documento.
¿Y la economía?
La búsqueda de nuevos créditos internacionales por parte del Gobierno, por un monto de 5.000 millones de dólares, tiene varias implicaciones económicas significativas que deben ser consideradas.
Primero, estas acciones suelen generar una percepción de necesidad y vulnerabilidad en la economía del país. Las calificadoras de riesgo, que ya ajustaron sus perspectivas a negativo, pueden interpretar la medida como un signo de insuficiencia en la gestión fiscal, lo que podría resultar en un aumento en el costo del financiamiento externo debido a primas de riesgo más elevadas.
Además, la contratación de nuevos empréstitos puede aumentar notablemente la deuda pública, agravando las obligaciones futuras del Estado en términos de servicio y pago de la deuda. Esto podría limitar la capacidad del Gobierno para invertir en áreas cruciales como infraestructura, salud y educación, si una gran parte del presupuesto se destina al pago de intereses y amortizaciones de deuda.
La inyección de capital a través de estos préstamos puede proporcionar una necesaria liquidez a corto plazo, permitiendo al Gobierno cumplir con sus compromisos financieros y mantener operativos diversos programas y proyectos. Sin embargo, el alivio financiero puede ser efímero si no se implementan políticas de austeridad y de incremento en la eficiencia del gasto público.
En el ámbito macroeconómico, la entrada de divisas a través de estos créditos puede influir en la tasa de cambio, afectando eventualmente variables como la inflación y la competitividad de las exportaciones e importaciones. Una apreciación excesiva de la moneda local podría encarecer las exportaciones y abaratar las importaciones, afectando negativamente a sectores exportadores.
Por último, el uso de estos recursos debería ser estratégicamente planificado para garantizar un manejo responsable y eficiente. Invertir los fondos en proyectos que generen retornos económicos sostenibles y que impulsen el crecimiento, podría potencialmente compensar los costos a largo plazo asociados al endeudamiento. No obstante, un enfoque desviado podría empeorar la situación fiscal.