A través de su cuenta en la red social Tiktok, el creador de contenido especializado en temas relacionados con el pensamiento afro y decolonial Holger David Santamaría, denunció cómo un sujeto se hizo pasar por víctima del conflicto armado en Colombia para doparlo y luego hurtar sus pertenencias.
“Me escopolaminaron, me golpearon, me robaron, desocuparon mis cuentas, se quedaron con mi celular y debo decir que es solo el inicio de uno de los calvarios más grandes que he tenido en la vida”, recordó con impotencia, pero queriendo prevenir a otros bogotanos sobre esta nueva modalidad.
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Tras cenar junto a una amiga y mientras esperaba un servicio de plataforma que lo llevara hasta su casa, se le acercó un hombre afrodescendiente y le contó que era de Tumaco y llegó a Bogotá, desplazado por el conflicto armado.
“Ese tipo de cosas han llegado a pasarme antes. Gente afro me ve en la calle, reconoce lo que he hecho y me habla. Entonces, no era tan prevenido frente a ese tipo de aproximaciones, pero después de contarme su supuesta historia perdí la conciencia y me desperté en inmediaciones a la universidad Javeriana y recuerdo que me estaban golpeando en als costillas para quitarme mis pertenencias”.
En retrospectiva, denuncia que lo pasearon “por media ciudad” y que, en el camino, uno de ellos botó su maleta tras la cerca del consulado de Venezuela al no encontrar nada de valor en su interior.
Pero insiste: “Lo más grave de la denuncia es que me aproximé a las autoridades en ese lugar, a la estación de Teusaquillo que es la que queda al lado de donde todo me sucedió y supliqué, le supliqué al Policía que me ayudara, le dije que me acababan de robar, que no sabía dónde estaba y la respuesta del Policía fue que yo estaba ebrio y así no me iba a atender”.
Tras ser bateado de la estación de Policía volvió a perder la conciencia y, aunque no sabe cómo, logró regresar a su casa. “Después me di cuenta de que pasé mucho tiempo perdido, fueron varias horas. Mis amigos me estaban buscando, todos estaban preocupados”, con todo y que las autoridades no se interesaron en su caso.
Una vez recuperó la conciencia notó que, en total, los ladrones lograron llevarse un botín superior a los cinco millones de pesos, pero lo que, incluso hoy, le causa mayor malestar es no saber qué pasó con él durante toda una noche y tener, únicamente, recuerdos vagos de lo ocurrido.
Aunque logró recuperarse sigue “con miedo de salir a la calle solo, con miedo de habitar el espacio público y con un sentido de abandono de las instituciones”.
“A las malas” tuvo que llegar a varias conclusiones como que “la probabilidad de obtener justicia” en casos como el suyo es casi nula “porque la Fiscalía en Colombia está congestionada y al ver este tipo de delitos los tipifica como delitos de menor cuantía, así que no asignan un investigador. Por eso es que, recién, me llegó un mensaje de texto diciendo que se archivó mi caso por falta de pruebas suficientes, cuando en realidad lo que faltó fue que asignaran un investigador”.
Pero también se llevó una gran decepción con los medios tradicionales; ya que se sintió “usado” cuando utilizaron su relato para “contar otra historia que nada tenía que ver”, en la que dejaron “bien parada”, como se dice popularmente, a la Policía.
Su conclusión no fue otra que, en Bogotá, como están las cosas y con la falta de interés de las autoridades, incluso los hombres deberían “dejar atrás el exceso de confianza que tenemos al habitar el espacio público, no caminen de noche solos, uno no siempre se puede parar y responder. Los ladrones están muy sofisticados y uno siempre termina cayendo”.