En un video publicado en su cuenta de la red social Tiktok la creadora de contenido especializada en belleza, conocida como Veromakeupglam (Verónica) compartió cómo su celebración de cumpleaños se convirtió en una “pequeña tragedia” por culpa de un arreglo de globos que, según comerciantes de la zona, serían inflados con helio, aunque la beauty blogger sostiene que se trata de otro gas, con propiedades inflamables.
“No puede ser que todavía algunas personas sigan creyendo que eso lo hace el helio y tampoco me cabe en la cabeza cómo las personas pueden ser tan irresponsables de seguir vendiendo hidrógeno, en vez de helio”, lamentó.
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Para celebrar su cumpleaños en casa, Verónica buscó la decoración para descrestar a sus invitados en la zona centro de Valledupar, en el negocio Mundo Piñata.
“Estoy segura de que en las piñaterías de Valledupar en las que el helio es económico, venden hidrógeno y eso los puede matar”, insistió, para luego dar paso a su historia.
Mientras se cepillaba en la peluquería, los trabajadores del lugar terminaron su decoración y luego la recogió en carro, para ir por el pastel, comprar las bebidas y terminar los demás pendientes en su lista, sin saber, que su vehículo al igual que ella estaba en riesgo.
“Dios nos protegió en ese momento (...) todo lo que nosotros anduvimos con el sol prendido, en el carro, con esos globos... eran una cantidad de globos empacados en una bolsa negra. En el carro íbamos mis dos hermanas y yo, fíjense el peligro”.
Llegaron a su casa, horas más tarde, y mientras terminaban de organizarse y ubicar la decoración pasó algo que, hoy, cinco meses más tarde, aún le eriza la piel a Verónica cuando habla del tema.
“Cuando ya llega el momento de abrir y ubicar los globos, mi hermana coge la bolsa de los globos y oigan, yo me acuerdo de eso y todavía... mi hermana la abrió y poom, sentí el sonido más horrible que he escuchado en mi vida. Pero el tema fue que explotó en la cara de Valeria (su hermana) y la lanzó al lado contrario de la habitación de o fuerte que fue el estropicio y la candela que se vio”.
En el suelo, Valerie empezó a gritar por ayuda, pues sentía las quemaduras en su rostro y se encontraba herida, al punto en el que le fue imposible levantarse por sí sola y aliviar el ardor con algo de agua.
“Ella gritaba: mi cara, mi cara. Toda la cara se le quemó, los brazos, el cuero cabelludo. El pelo estaba quemado y yo le quite los restos, para que, en el momento que se viera, no se asustara más, pero la cantidad de pelo quemado... se le caía”.
La hidrataron, pero ningún remedio casero fue suficiente para calmar el ardor. Entonces, la llevaron de urgencia a una clínica y allí la trataron, “le aplicaron, le echaron. Fue horrible. El día de mi cumpleaños terminó fatal y no lo voy a olvidar, porque, tras de todo, queda la impotencia por la falta de tacto d ela gente que vende ese tipo de cosas. Nos pudimos haber matado en el carro con eso”.
Sugiere que si no explotaron durante el resto de la tarde fue porque estaban con el aire acondicionado encendido en el carro, pero cabía la posibilidad de que “con el calor de Valledupar se desencadenara una reacción similar durante el viaje”.
Y es que, como bien señala, “las temperaturas no están para jugar con la vida de uno. El hidrogeno mata. Si tú le pones candela a la bomba con helio, explota como si le hubieran metido una aguja. Pero la bomba con hidrogeno se prende fuego, bota candela”. Por lo tanto, su recomendación no es otra que comprar bombas con helio, únicamente, donde pueden certificarlas.