El Aeropuerto El Dorado se ha caracterizado por tener uno de los mejores esquemas de seguridad en el mundo, además, de otras distinciones como la puntualidad en sus procesos. Esto contribuye a vivir una experiencia segura y gratificante para los viajeros y demás usuarios.
Sin embargo, los pasajeros deben tener en cuenta que existen objetos que por muy inofensivos que parezcan, no pueden hacer parte del equipaje, precisamente, por las mismas medidas de seguridad. Algunas razones es que existen las llamadas “mulas”, que se les dice a las personas que deciden llevar droga en sus maletas, adherida a su cuerpo o, incluso, en su organismo; u otros casos relacionados con terrorismo o tráfico de fauna u otros delitos.
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En ese orden de ideas, el teniente coronel Wilson Torres, comandante de la Policía aeroportuaria de El Dorado, le reveló a El Tiempo esos artículos particulares o comunes que suelen llevar los pasajeros en sus maletas.
Uno de los decomisos más frecuentes, en efecto, es todo tipo de estupefacientes, pero también se habla de elementos como herraduras usadas, juguetes sexuales, piedras talladas, piedras de río y navajas. “En el aeropuerto hablamos de cosas ilícitas, más que extrañas. Incautaciones de estupefacientes en elementos comunes, como comida, tecnología e incluso souvenirs”, indicó el comandante Torres.
El tráfico de fauna silvestre es otro de los casos reiterativos que se presentan; de hecho, en enero de 2024, una ciudadana brasileña fue sorprendida con 130 ejemplares de la rana arlequín venenosa, una de las más mortíferas del mundo y que se encuentra en vía de extinción. Los animales iban camuflados en unos frascos en su equipaje de bodega con destino a Panamá. “El tráfico de fauna no es muy común verlo, pero a veces pasa, llevan animales pequeños, como hormigas, insectos o anfibios”, complementó el comandante.
Explosivos plásticos, tijeras, elementos de limpieza para las uñas, encendedores y cortadores de tabaco, también hacen parte de los decomisos de las autoridades. “Los zipos, que son encendedores con diseño y de mejor calidad, se suelen decomisar mucho y las personas prefieren perder el vuelo a que se los quitemos (...) “Esto pasa muchas veces, a las personas les toca devolverse a la casa si no pueden pasar lo que llevan ”, agregó el comandante, recordando puntualmente el caso de un ciudadano cubano que portaba un zipo de particular diseño; en este caso, el viajero con destino a México prefirió perder sus tiquetes antes de que se fuera decomisado el artículo.
El comandante también relató el caso en el que intentaron transportar marihuana en chorizos artesanales; el estupefaciente fue envuelto en plástico y recubierto con carne, pero fue incautado. Añadió que las armas, aunque estén en regla, no deben empacarse en el maletín sin cumplir con el procedimiento especial para su transporte. También explicó que muchos objetos se pierden en el aeropuerto debido al apresuramiento de los pasajeros, resaltando elementos como gafas, alimentos, ropa, cinturones y billeteras, entre los más extraviados.
Torres agregó que, en el caso de las maletas, “si hay una abandonada, se activa inmediatamente un protocolo para identificarlas como un posible explosivo”, complementó a El Tiempo. Y recordó la ocasión en la que unos ciudadanos alemanes le jugaron una broma a las autoridades, comentado que dentro de sus maletas había una bomba, “y aunque se hizo el proceso con la guardia antiexplosivos y no se encontró ningún artefacto”, las autoridades expulsaron del país a los ciudadanos por un lapso de 10 años: “En el aeropuerto no es jugando, todo se toma muy en serio”, puntualizó.
Un informe de la aerolínea Wingo, conocido por el medio citado, reveló algunos elementos incautados por las autoridades, como baterías de litio sueltas, cigarrillos, velas pirotécnicas, aerosoles, pólvora, objetos cortopunzantes (cortaúñas, cuchillos, navajas), herramientas (destornilladores, tijeras, cortadores de puros) y artículos sospechosos como machetes oxidados, sal marina, estribos, bozales para caballos y esculturas de bronce. Los escáneres también detectan elementos orgánicos como comida y plantas, los cuales se marcan y requieren la explicación de sus dueños. Todos los artículos decomisados son llevados a una bodega y posteriormente destruidos.