Organizaciones médicas revelaron la “oscura realidad” de las residencias en Colombia, tras la muerte de una médica de la Javeriana

El viernes 19 de julio se conoció el fallecimiento de Catalina Gutiérrez Zuluaga, estudiante de la Universidad Javeriana de Bogotá que se encontraba realizando su residencia en cirugía.

La trágica noticia generó un debate en torno a la salud mental de los estudiantes de posgrado en el área de salud, luego de que se conociera una carta que habría escrito Gutiérrez justo antes de quitarse la vida: “A todos los residentes gracias, de cada uno me llevo muchas enseñanzas. Siempre los llevaré en mi corazón, ustedes sí pueden, ánimo”.

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En respuesta a este lamentable evento, el Colegio Médico Colombiano ha extendido una invitación para atender las denuncias contra las prácticas de maltrato en la formación médica: “Queremos invitarles a una jornada de solidaridad con familiares, amigos y colegas de la Dra. Catalina Gutiérrez, además de una denuncia contra las prácticas de maltrato presentes en la formación médica”, señaló la institución, detallando que el velatón en memoria de la doctora Catalina Gutiérrez se llevará a cabo el lunes 22 de julio en la plazoleta principal de la Universidad Javeriana.

La misteriosa muerte de Catalina Gutiérrez ha provocado un llamado generalizado a revisar y reformar las condiciones de trabajo y el apoyo emocional proporcionado a los residentes. Varios expertos y miembros de la comunidad médica han señalado la importancia de establecer sistemas de apoyo robustos y eficientes para los profesionales en formación.

La Asociación Nacional de Internos y Residentes (Anir) también solicitó una investigación exhaustiva sobre la muerte de la residente. Por medio de un comunicado oficial, la entidad aseguró: “Con profunda tristeza, hemos recibido la noticia del fallecimiento de nuestra compañera residente de cirugía de la Universidad Pontificia Javeriana. Extendemos nuestro abrazo solidario en estos momentos de congoja y esperamos que la unión y amor sean las herramientas que permitan fortalecerse frente a este suceso”.

Agregó: “Es necesario que se realice una investigación exhaustiva sobre las circunstancias de este fallecimiento, no solo para aclarar los hechos, sino también para prevenir futuros incidentes similares”.

La asociación destacó la necesidad urgente de abordar las condiciones laborales y el bienestar mental de los residentes: “Lamentablemente, muchas universidades conocen estas dificultades, pero con indiferencia secundan y se vuelven cómplices al no tener una política y medidas reales contra el maltrato”, concluyó la entidad.

Por su parte, la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (Ascofame) lamentó la muerte de Catalina Gutiérrez y señaló la necesidad de reflexionar y trabajar con urgencia sobre las transformaciones en la educación médica en general y de los residentes, en particular: “La salud mental y el bienestar integral de los estudiantes de medicina de pregrado y posgrado, debe ser una prioridad inaplazable de quienes intervenimos en su proceso de formación”.

La Asociación Colombiana de Salud Pública también lamentó el fallecimiento de la residente: “Ofrecemos condolencias a sus familiares y amigos en este momento de dolor Este triste acontecimiento lleva a reflexionar sobre la importancia de crear y mantener mejores ambientes educativos y laborales”.

La Fundación Médicos Amigos ha revelado preocupantes datos sobre la salud mental de los jóvenes médicos en formación. La organización ha denunciado que la jerarquía rígida y anticuada en los programas de residencia médica está contribuyendo a un ambiente de depresión, acoso y abuso laboral, con consecuencias tan graves como el suicidio. “Las residencias médicas deberían ser un período de aprendizaje y crecimiento, pero se han convertido en una prueba de resistencia casi inhumana,” afirmaron en un comunicado.

Según la Fundación, la carga de trabajo excesiva y la falta de sueño son realidades diarias para muchos residentes, que también enfrentan maltrato verbal y acoso. Estas condiciones de trabajo son un reflejo de un sistema que ha fallado en evolucionar, perpetuando prácticas arcaicas que afectan negativamente la salud mental de los profesionales en formación. “El abuso verbal y el acoso no son fenómenos aislados; son síntomas de un sistema que ha fallado en evolucionar”, sostienen.

Las estadísticas indican que los médicos tienen una tasa de suicidio más alta que la población general, y los residentes no están exentos de esta trágica tendencia. La Fundación destacó que, “cada vida perdida es una llamada de atención”, y recordó que la reforma en las residencias médicas es urgente y necesaria. “Es hora de actuar para transformar las residencias en entornos de apoyo y respeto”.

El estigma en torno a la salud mental dentro de la comunidad médica agrava aún más la situación, llevando a muchos a sufrir en silencio. La Fundación menciona que, “el temor a buscar ayuda por miedo a ser percibidos como débiles o incompetentes”, es una barrera adicional que los jóvenes médicos enfrentan.

La Fundación enfatiza la necesidad de derrocar las jerarquías que fomentan el abuso y el acoso. “Debemos implementar políticas que promuevan la salud mental y el bienestar de todos los médicos en formación”. La Fundación instó a, “escuchar las voces de los residentes, reconocer su valentía y dedicación, y brindarles el apoyo que merecen”.