La migrante y creadora de contenido colombiana Laura Martochko, decidió unirse al trend de compartir “cuánto dinero gasta viviendo en los Estados Unidos”, para darle una idea a sus compatriotas sobre qué gastos deberían asumir de querer vivir en una ciudad como Austin, ubicada en uno de los estados más “costeables” (Texas).
“En arriendo o renta nosotros gastamos 1.900 dólares al mes, por un apartamento bastante grande, con dos habitaciones, dos baños, cocina, sala patio, dishwasher (lavavajillas), todo”, explicó y, aunque este es su mayor gasto, los demás suman un total que, al hacer el cambio de divisas, parece ser una millonada.
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En cuanto a los servicios o lo que ella llama “utilities, o sea, agua y luz, son 200 dólares mensuales; en Internet son 60 dólares al mes; el plan de datos para la celular cuesta 80 dólares, y también tenemos un carro con una cuota mensual de 760 dólares, con un seguro obligatorio de 280 dólares”.
Gracias a que su carro es eléctrico no gasta nada en gasolina, pero para quienes prefieren vehículos algo más tradicionales explicó que la gasolina ronda los tres dólares por galón en Texas. Aunque debe pagar 50 dólares por el alquiler de un parqueadero en su departamento.
Ahora bien, Martochko explicó que en comida, para dos personas, puede llegar hasta 500 dólares al mes, sin restricción alguna “y, adicional, para encontrar trabajo, es obligatorio tener un seguro médico, que tiene un costo de 250 dólares al mes, siendo el más económico”.
Un gasto que suma a los 9.000 dólares de su abogado de migración, a quien entrega cerca de 200 dólares cada mes, con la esperanza de radicarse en los Estados Unidos, para un total de 4.280 dólares (17.350.606 de pesos colombianos al cambio de julio del 2024) cada mes.
Esto es lo que callan los migrantes colombianos al llegar a los Estados Unidos
Juan Díaz, conocido creador de contenido colombiano, ha compartido su experiencia tras un período de trabajo en Estados Unidos, centrando su relato en las dificultades comunes que enfrentan muchos migrantes recién llegados. Según Díaz, existen varias situaciones inesperadas que a menudo pasan desapercibidas para los nuevos residentes.
Una de las principales sorpresas es la estructura de los pagos. Según apunta Díaz, los trabajos suelen pagarse semanalmente, pero la primera semana no se recibe salario inmediato, sino que el pago llega a los 15 días. Este retraso se suma al impacto de los descuentos por impuestos y otros costos, como el transporte, lo cual puede resultar desconcertante para quienes no están familiarizados con estas prácticas.
Otro mito que Díaz desmiente es la creencia de que es fácil obtener una propiedad, un vehículo o una vestimenta de marca en poco tiempo. La realidad, según él, es considerablemente más complicada, incluso para aquellos que tienen el apoyo de migrantes con más tiempo en el país.
Díaz también destaca que el primer conflicto a menudo se da con las personas que acogen al nuevo migrante. Explicó que, a diferencia de lo que sucede en países de origen donde el alojamiento temporal puede ser más asequible, en Estados Unidos todo tiene un costo, lo que puede causar tensiones.
Adicionalmente, mencionó que muchos recién llegados priorizan la compra de un vehículo, un proceso facilitado por la disponibilidad de crédito, pero que puede ser una trampa financiera cuando aún no se han cubierto necesidades básicas como una cama para dormir.
En términos de empleo, Díaz desmiente la percepción de que el trabajo abunda y es fácilmente accesible en cualquier esquina. A pesar de que puede haber más oportunidades comparadas con los países de origen, encontrar empleo no es tan sencillo como muchos esperan.
Finalmente, Díaz, a pesar de las dificultades mencionadas, expresó su deseo de permanecer en Estados Unidos, buscando una mejora en su calidad de vida y nuevas oportunidades.