Colombiano asesinado en México: le dieron un disparo en la cabeza

El joven santandereano José Tomás Morales, de 24 años de edad, fue asesinado en México tras iniciar un viaje hacia Estados Unidos en busca del “sueño americano”.

Morales, nacido en el municipio de Puerto Wilches, Santander, partió en marzo de 2024, con la ilusión de encontrar un mejor futuro para él y su hija. Su viaje, que había comenzado bastante bien, se convirtió en un calvario cuatro meses después. De acuerdo a medios locales, la familia de Morales, desde Santander, perdió contacto con él hace unos días y según informó su hermana Leidy Morales, su cuerpo fue encontrado sin vida.

Por su parte, la familia ha solicitado apoyo de las autoridades mexicanas y colombianas para esclarecer el caso.

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“Él quería reunir dinero para continuar con su viaje. Su novia lo llamó y fue un oficial quien contestó, dándole la noticia de que lo habían encontrado muerto. No nos han explicado claramente qué ocurrió. Supuestamente, lo hallaron con su celular y están investigando las razones de su asesinato”, relató.

De acuerdo con sus familiares, José Tomás Morales salió de Colombia a través de la región del Darién y llegó a México tratando de reunir dinero para seguir su camino hacia Estados Unidos. Sin embargo, sus planes cambiaron al encontrar oportunidades laborales en Oaxaca, donde decidió establecerse.

“Le estaba yendo bien y decidió quedarse a trabajar. La comunicación era limitada porque le robaron el celular durante el viaje, aunque luego consiguió otro. Siempre nos aseguraba que estaba trabajando duro y que todo iba bien”, comentó un familiar.

Antes de su fallecimiento, Morales estaba buscando dinero para enviarle a su hija, el cual siempre fue su objetivo principal al partir de Colombia.

Hasta el momento, la familia desconoce las circunstancias exactas del homicidio, pero afirma que fue un disparo en la cabeza. Por ahora, están realizando los trámites para repatriar el cuerpo, pero lamentablemente no cuentan con los recursos necesarios para hacerlo.

Aquellos que deseen apoyar a la familia pueden hacerlo a través de la cuenta de Nequi: 323 951 9832, ya que los costos de repatriación superan los 24 millones de pesos. La familia espera que las autoridades puedan aclarar los hechos.

Desde el 6 de marzo de 2024, los cuerpos de Luisa Fernanda Rodríguez de 27 años, Carolina Álvarez de 34 y Diego Álvarez de aproximadamente 30 años se encuentran retenidos en México luego de que fueran descubiertos envueltos en plástico en una carretera de Santa Cruz Alpuyeca en Puebla.

Los cadáveres fueron hallados junto a un mensaje en el que el cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) se hacían responsables de los asesinatos y afirmaban que ese sería el destino para todos los migrantes que robaran o se dedicaran a laborar como “gota a gota”.

“Empieza la limpia con los extranjeros gota a gota, roba de reloj. Todo extranjero que venga a delinquir a Puebla así va a quedar”, decía el panfleto firmado por el cartel de Jalisco Nueva Generación.

Además de que las tres personas eran oriundas de Ibagué, durante varios días se desconocía desde cuando estaban radicados en el país norteamericano y si sus cuerpos serían repatriados; sin embargo, en la última semana de marzo los familiares de los colombianos rompieron el silencio para solicitar ayudar para poder despedir a sus seres queridos en el país.

César Álvarez, hermano de dos de las víctimas, habló con Ecos del Combeima para revelar el tipo de ayuda que han recibido hasta el momento y detalles del hecho en el que murieron los colombianos.

Álvarez afirmó que la noticia del asesinato de sus hermanos ha sido un golpe fuerte e inesperado para toda su familia.

“Nos llamaron de México para el reconocimiento de los cuerpos de los ibaguereños que aparecieron muertos en Puebla, desafortunadamente los cuerpos coincidían con mis familiares, fue un golpe demasiado fuerte, guardábamos la esperanza de que estuvieran vivos”

Sobre qué hacían ellos en México, reveló que viajaron desde hace tres meses, pero en ningún momento informaron a nadie sobre el trabajo que tenían en el país norteamericano y que fue el 3 de marzo el último día que hablaron con ellos.