De las 63.5000 boletas que se habrían vendido para la final de la Copa América USA 2024 entre Colombia y Argentina, varias no habrían sido utilizadas por quienes pagaron un mínimo de 1.600 dólares ($6.435.216, al cambio de julio del 2024) para ver en vivo la última fase del torneo de fútbol más importante en el continente.
Entre ellos, está el creador de contenido Nicolás Fernando Rubio o Rubigol, que decidió “desahogarse” en sus redes sociales. “Es verdad, no entré a la final y lo que pudo haber sido el mejor día de mi vida, terminó siendo, sin duda alguna, el peor put@#%$ día (...) y además perdimos, es que eso es lo más hijuep!$#, ni la una ni la otra”, lamentó.
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Pensado como un proyecto, para su cuenta en TikTok, con casi dos millones de seguidores, Nicolás siguió a la selección durante 22 días para mostrar el fútbol, como un amigo, en la que sería “la culminación de una de sus más grandes iniciativas para redes”.
Sin embargo, nada salió como lo esperaba. Con todo y que llegó dos horas antes, notó que los demás asientes estaban teniendo inconvenientes en los controles de ingreso al estadio. “Yo no me enteré mucho de lo que estaba pasando porque la sim no me servía, pero sí suponía uno que estaba pasando algo, porque todo estaba cerrado, la gente ya se estaba acumulando y el calor estaba una gonorr$#%”.
A pesar de que varias personas, incluso sin boleta, empezaron a colarse en medio del caos, Nicolás decidió no hacerlo: “Uno, porque las personas solo resultan desmayadas en esa mierd@&$. Y dos, porque yo todavía no sé qué tengo en el corazón y si se me llega a subir ese pulso y me desplomo, allá quedó tieso”.
Estuvieron esperando hora y media, avanzando entre las puertas de acceso, pero no quiso arriesgarse ni poner en riesgo a sus acompañantes; una decisión que tomó pensando en que, en el “peor de los escenarios”, entrarían tarde.
Pero no fue así. “Abrían la puerta un minuto y la volvían a cerrar. Después de un rato la mantuvieron cerrada (en su localidad) y nos fuimos a la entrada sur. Mientras estábamos llegando, vimos a un montón de Policías cerrando todo”.
De su grupo de 12 personas, cuatro lograron entrar, pero las autoridades cerraron nuevamente las puertas, justo cuando una amiga suya trataba de entrar, aprisionándole la pierna contra la puerta y dejándole una marca por el golpe.
Del otro lado, los policías, según comentó, estuvieron insultándolos con todo y que “había boletos avaluados en 3.000, 4.000. 5.000 dólares y familias con niños que esperaban pasar el mejor día de su vida y resulta pasando esto”.
En la muchedumbre, víctimas de las altas temperaturas y el trato inhumano del equipo de seguridad, el influencer se topó con bebés en brazos, niños y personas de la tercera edad que, al igual que él, se quedaron fuera hasta escuchar que el estadio había sido cerrado.
“Ojalá yo tuviera un contacto, pero no tenía a quién llamar... paila, jodido. A mí me dio muy duro, este era el final, la cúspide de algo que era tan importante y que me ayuda en mi trabajo y mi vida personal, las dos me las jodieron. Les voy a ser muy honesto, yo me senté a chillar, no pude más”.
Tras “la tusa”, se puso a pensar sobre quién recaía la culpa por los desórdenes que terminaron saliéndose de control, dejando afuera a las personas con entrada y dentro a los colados e impidiendo que el partido iniciara a la hora programada.
“Yo no digo nada porque me quitan la cuenta y me meten preso, pero palabras sobran... Por ejemplo, en contra de este tipo argentino que, cagado de la risa, se coló sin pagar boleta. Dirán que me lo estoy tomando personal, y totalmente. Tenía mi boleta; viajé por todo Estados Unidos; fui hasta Phoenix, que estaba a 49 grados centígrados; llegué dos horas y media antes a la final, en un estadio que, según dicen, tiene la mejor logística de los Estados Unidos. ¿Para este tipo de cosas? Es un absoluto papelón, son unos irresponsables con la gente, pusieron en riesgo su salud con la mediocridad de su gestión”, concluyó.