Con la entrada en vigor de la Ley 2232 de 2022, desde el 7 de julio de 2024, en Colombia ya no se pueden usar plásticos de un solo uso. De esta manera, quedó prohibido el uso de siete tipos de productos. Ellos son bolsas de punto de pago; bolsas para lavanderías, periódicos, listas, facturas y publicidad; rollitos de bolsas vacías para empacar productos a granel en establecimientos comerciales; pitillos y mezcladores; copitos, y palillos para sujetar globos.
Asimismo, no están prohibidos platos, bandejas, cuchillos, tenedores, cucharas, vasos, guantes para comer, envases o empaques y recipientes para contener alimentos o bebidas para consumo inmediato o aquellos utilizados para llevar o para entregas a domicilio. Adicionalmente, se puede seguir comercializando y distribuyendo con normalidad cualquier otro tipo de empaque, envase o embalaje.
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Tras esto, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural empezó a impulsar el uso de empaques fabricados con fibra de fique, una excelente alternativa ambiental que a la vez apoya el trabajo de aproximadamente 70.000 campesinos colombianos y sus familias.
Cabuya y costales
El fique es una fibra biodegradable y compostable, que puede jugar un papel importante en la reducción de la acumulación de residuos plásticos en el medio ambiente con bolsas reutilizables para hacer mercado; además, cabuya, costales y otros empaques para diferentes productos perecederos y no perecederos. Asimismo, en el proceso de producción, las plantas de fique contribuyen a la fijación de carbono, lo que ayuda a contrarrestar el cambio climático, propósito con el que el Gobierno nacional está comprometido.
“El uso del fique en lugar de fibras sintéticas ayuda a disminuir la dependencia de plásticos y productos petroquímicos. Asimismo, los subproductos del procesamiento del fique (jugo y bagazo) pueden utilizarse para la producción de biogás, abono, fertilizantes orgánicos, etc.”, informó el Ministerio de Agricultura.
Además de ser una gran alternativa de sostenibilidad, utilizar esta fibra natural permite fortalecer un sector productivo, constituido en su mayoría por pequeños campesinos, especialmente de los departamentos de Cauca, Nariño, Santander, La Guajira, Caldas y Boyacá.
La cartera recordó que en la actualidad Colombia produce 17.370 toneladas de fique. Su producción y transformación tiene gran arraigo en los pueblos indígenas. De igual manera, destacó que en esta cadena la participación de las mujeres, que se dedican principalmente a la elaboración de artesanías como mochilas, elementos para el hogar, individuales, tapetes, mobiliario, entre otros.
Más sobre el fique
El fique, una planta de la familia Agavaceae y del género Furcraea, es una de las fibras más importantes en Colombia después del algodón. Las especies nativas Furcraea cabuya y Furcraea macrophylla se cultivan predominantemente en la región andina.
Se caracteriza por sus grandes rosetas de hojas carnosas y robustas, que pueden alcanzar hasta dos metros de largo y 20 centímetros de ancho. Las hojas, a menudo con espinas en los márgenes, emergen de manera directa de la base de la planta debido a que el tallo leñoso es muy corto y sin ramificaciones.
El proceso de cultivo del fique comienza con la recolección de las pencas que ya han adecuado su tamaño y grado de inclinación. Posteriormente, se hace el desfibrado, en el que las pencas son llevadas a una máquina que separa las fibras de la savia. Se lava en pozos de agua durante varias horas y se seca al sol, con la finalidad de obtener una fibra bien blanca.
Las mujeres son principales protagonistas
La preparación de la fibra de fique para el trabajo artesanal es meticulosa y laboriosa. Las mujeres son las principales encargadas de esta actividad, aunque también hay hombres involucrados. El primer paso es el escarmenado, que desenreda y suaviza la fibra con la aplicación de grasas vegetales. Luego, la fibra se tiñe, un proceso que incluye hervirla con tintes no contaminantes durante 5 horas, seguido de un nuevo lavado y secado al sol.
El hilado es el paso siguiente, donde las fibras individuales se unen para formar hilos mediante una máquina y la habilidad manual. Estos hilos son enconados y matizados según las necesidades del tejido. Finalmente, la fibra de fique se emplea en distintas técnicas artesanales como el trenzado, el crochet, las dos agujas y el telar de pedal, con lo que se producen tapetes, alpargatas, costales y otros productos.
La robustez y versatilidad del fique lo establecen como un recurso significativo en el mercado local, donde se valoran tanto las propiedades técnicas de la fibra como las habilidades artesanales tradicionales que lo transforman en productos finales.