La ciudad argentina en la que no le hacen fuerza a su selección, sino a Colombia en la final de la Copa América

En el vibrante corazón de Villa Celina, una ciudad que todavía resuena con la esencia laburante de sus orígenes en la provincia de Buenos Aires, se respira una mezcla de orgullo y expectación.

El motor de esta emoción es Néstor Lorenzo, el hombre que llevó a la selección Colombia a las puertas de su segundo título de la Copa América tras 23 años de espera.

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En Miami, Estados Unidos, la final del certamen continental está a solo 90 minutos de definirse y muchos en Villa Celina enfrentan un dilema emocional: apoyar a su amada Argentina o al equipo liderado por su vecino y amigo.

Esa encrucijada personal se refleja en las palabras de doña Luisa, la madre de Néstor Lorenzo, quien con 87 años muestra una resolución clara: “El barrio va por Colombia”, expresó en una entrevista con el medio argentino Olé.

La ciudad, que fue declarada una urbe en 2013, permanece unida y comprometida. Todas las noches, Néstor Lorenzo se comunica con su familia, compartiendo estrategias y emociones. “Después de ganarle a Uruguay, Néstor me llamó muy emocionado. Todas las noches hablamos y lo aconsejo para los partidos”, comentó doña Luisa.

Así mismo, doña Luisa recibió el apoyo y las felicitaciones de algunos de sus vecinos, que no escatimaron halagos para su vecino y amigo y también para el capitán de la selección Colombia James Rodríguez. “Luisa, qué felicidad”, “Grande Néstor”, “Cómo juega James Rodríguez, eh” y “Vamos Colombia”, fueron algunas de las arengas que recibió la señora, en los que le demostraban su alegría por los logros del director técnico de la tricolor.

El “DT del barrio”, como lo llaman cariñosamente, es el orgullo de Villa Celina y después del paso a la final del equipo dirigido por Lorenzo, muchas personas, cuando vieron a doña Luisa, pararon su marcha y la saludaron afectuosamente. La mujer quien está llena de orgullo por su hijo, no tuvo reparos para detenerse en su camino y hablar con todas las personas que encontró en el camino que va desde su casa hacia la panadería.

“El barrio va por Colombia. Toda mi familia, amigos y vecinos con los que hablé, quieren lo mejor para Néstor. Argentina ya ganó el campeonato mundial, ahora le toca a Colombia, ja. Es el momento de Néstor. En Italia 90 terminó segundo y ahora quiere ganar la Copa. Hay que acompañarlo”, comentó la madre del entrenador.

El fútbol, elemento inseparable de la cultura de Villa Celina, une a sus habitantes frente a esta cita histórica. “Mi hermano va a hacer que Colombia juegue la final a ganar. Va a intentar ser protagonista y jugarle de igual a igual a Argentina”, afirmó Alberto, hermano del seleccionador desde el club Riachuelo, donde Lorenzo dio sus primeros pasos futbolísticos.

Así mismo, los encargados del club Riachuelo tuvieron la oportunidad de hablar con Nestor Lorenzo y este les dijo que se sentía entusiasmado con el seleccionado colombiano. “Hace tres meses, aproximadamente, estuvimos comiendo un asado con Néstor en el club. Charlamos sobre la Copa América y nos contó que estaba muy entusiasmado con el equipo”.

En esta ciudad donde cada domingo huele a asado y se bebe mate por las calles, todos conocen y saludan a doña Luisa cada vez que sale a hacer los mandados. La familia optó por mirar la final desde su hogar, prefiriendo el calor del barrio a un viaje a Miami. “Es el momento de Néstor... hay que acompañarlo”, reiteró doña Luisa.

El seleccionador nacional ya tiene experiencia en finales, ya que en 1990 estuvo al lado de Diego Armando Maradona y otras figuras de la selección Argentina que quedó subcampeona del mundo en el mundial que se celebró en Italia cuando enfrentaron a la selección alemana comandada por Jürgen Klinsmann.

La final se juega en un entorno en el que Villa Celina parece vibrar al ritmo de colores colombianos, esperando que uno de los suyos haga historia. La estrecha relación y el apoyo continuo de familia y amigos añaden una capa de familiaridad y barrio a cada paso que da Néstor Lorenzo con la selección colombiana en esta singular travesía.