La discusión sobre una posible asamblea nacional constituyente en Colombia ha cobrado fuerza en los últimos meses.
El presidente Gustavo Petro, uno de los principales defensores de esta idea, ha generado un debate que polariza opiniones en el país. Algunos críticos, como el politólogo León Valencia, han cuestionado la viabilidad de dicha propuesta.
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El tema central radica en la necesidad de revisar y actualizar la Constitución de 1991, que ha sido modificada en varias ocasiones a lo largo de los años. Según Petro, “es necesario convocar ya una constituyente para que el pueblo se declare en poder y resuelva los problemas estructurales del país”.
Entre los nueve puntos propuestos por Petro para ser discutidos en una eventual asamblea, destacan la reordenación territorial, la mejora de la educación pública y la reforma agraria.
Petro subraya la urgencia de mejorar la calidad y el acceso a la educación pública. Desde la promulgación de la Constitución, ha habido reformas que han debilitado el sistema educativo. En cuanto a la reforma agraria, Petro busca una normativa que permita la expropiación de tierras por vía administrativa, evitando que la mafia controle tierras fértiles, y así promover un uso más equitativo y productivo del suelo.
Otro punto crucial es el ordenamiento territorial propuesto por Petro. Este nuevo sistema consideraría criterios como el agua y la cultura para reorganizar el uso del territorio nacional. “Debemos garantizar que los recursos naturales y culturales sean protegidos y utilizados de manera sostenible,” enfatiza Petro.
El estatuto del trabajo es otro aspecto destacado. Según el presidente, es esencial proteger los derechos de los trabajadores y fomentar la estabilidad laboral, evitando reformas neoliberales que precaricen el empleo. Petro afirma que “necesitamos un marco legal que defienda a nuestros trabajadores y promueva condiciones dignas de empleo.”
El politólogo León Valencia, fundador de la Fundación Paz y Reconciliación, sin embargo, planteó dudas importantes sobre la viabilidad de la propuesta. Según Valencia, “la convocatoria de una Constituyente requiere mayorías en el Legislativo, una revisión por parte de la Corte Constitucional y una cantidad significativa de votos ciudadanos”.
Estos obstáculos hacen que, aunque la idea pueda ser beneficiosa a mediano plazo, su implementación sea incierta, sin embargo, lo veía como una posibilidad a futuro.
Petro respondió a estos cuestionamientos afirmando que no le importa si el poder constituyente se concreta durante su gobierno o después: “A mí no me interesa si el poder constituyente se concreta en mi gobierno o después, eso lo determina la gente misma”. La prioridad, según el presidente, es que el pueblo colombiano tome la iniciativa en este proceso, sin depender de las “personalidades políticas.”
El debate no solo se centra en la viabilidad política y jurídica de convocar una constituyente, sino también en los objetivos que se buscan alcanzar. Petro critica la falta de avances en erradicar el feudalismo y la esclavitud modernos, y en la promoción de un capitalismo productivo que beneficie tanto a los trabajadores como al campesinado. De acuerdo con el presidente, “es fundamental crear una alianza que impulse el desarrollo productivo del país.”
La reordenación del territorio es uno de los puntos más ambiciosos de la propuesta. No se trata solo de una cuestión de propiedad de la tierra, sino de establecer un marco claro y justo para la distribución y el uso de los recursos naturales. Petro ha señalado que una constituyente permitiría abordar estas cuestiones de manera íntegra y participativa: “Una nueva Constitución debe reflejar las realidades y necesidades actuales del país.”
El presidente también subraya la importancia del cumplimiento integral del Acuerdo de Paz. En su opinión, la convocatoria de una constituyente podría ser una vía para garantizar que las disposiciones del acuerdo se implementen plenamente: “El Acuerdo de Paz es esencial para la estabilidad y el desarrollo de Colombia. Un nuevo marco constitucional puede ayudar a cumplir con estos compromisos.”
A pesar de los retos y las críticas, la discusión sobre la Asamblea Nacional Constituyente sigue viva en el panorama político colombiano. La posición de Petro insiste en que es el pueblo quien debe decidir sobre esta convocatoria, mientras que los análisis de expertos como Valencia ponen de manifiesto las complejidades del proceso. La decisión final sobre la constituyente será determinada por la ciudadanía, en medio de un debate que promete seguir generando titulares.