En Bogotá, los Cerros Orientales son uno de los fuertes atractivos para turistas y deportistas. De hecho, son una solución adecuada para los amantes del senderismo, pues hay varias rutas que se pueden realizar a lo largo de la cadena montañosa y a lo alto de sus cumbres.
El Distrito, con el Acueducto, y Somos Agua, tienen abiertos seis recorridos en distintas ubicaciones de las montañas que vigilan a la ciudad. Son los senderos Santa Ana - La Aguadora, La Quebrada La Vieja, San Francisco Vicachá, en los cerros Guadalupe y Aguanoso, Kilómetro 11 y 12 Quebradas y La Serranía.
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Uno de los que más ha reunido caminantes es el camino ancestral San Francisco Vicachá. Este recorrido es parte de la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá y se encuentra en las localidades de Santa Fe y La Candelaria. La accesibilidad es gratuita y el Distrito ofrece la posibilidad de ser explorado en compañía de guías profesionales.
Algunos de los recorridos gratuitos
Los guías que acompañan en estos recorridos pertenecen al equipo de senderos de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y cuentan además con el apoyo del personal de la Policía. Esta organización asegura que el senderismo se realice de manera ordenada y segura.
El sendero inicia cerca del funicular del cerro de Monserrate, aproximadamente a doscientos metros, por la avenida Circunvalar hacia el sur. Según información distribuida por Las2Orillas, la inscripción previa es obligatoria para aquellos que deseen participar en la caminata.
Los interesados, no solo de este, sino de todos los recorridos, deben registrarse a través de la página web de Caminos de los Cerros Orientales, donde se detallan los horarios disponibles y los cupos limitados para cada sesión.
El nombre Vicachá proviene de la lengua muisca y significa “resplandor de la noche”, en alusión al reflejo de la luna en el río. Este recorrido, de 1.5 kilómetros, permite a los visitantes sumergirse en el ecosistema de alta montaña, conocido como bosque alto andino. Entre los puntos más destacados del trayecto se encuentran el Chorro de Padilla y la histórica casa de El Molino. Ambas locaciones ofrecen una ventana a las riquezas naturales y culturales de la ciudad, como informó el medio.
Otro de los planes es el de la Quebrada de La Vieja, al que se llega luego de un recorrido por “la calle 71 pasando por la carrera séptima hasta que se encuentre con un letro que le indicará que inicia su camino por la ronda urbana de la Quebrada La Vieja, tome este camino hasta llegar la avenida circunvalar en donde encontrará la entrada al camino”.
De este lugar, se conoce que en 1947, la familia bogotana Roca París donó un terreno a la Eaab para el acopio de agua en Chapinero y el barrio 7 de agosto.
El Acueducto destinó estas áreas a la conservación del territorio, anteriormente afectado por actividades madereras y mineras artesanales. Su nombre, la quebrada La Vieja lleva, se debe a la vieja creencia de que sus aguas rejuvenecían.
Además, está el senderismo por los cerros Guadalupe y Aguanoso. Estos eran lugares sagrados para los muiscas, con sitios de culto al sol, la luna, el agua y los árboles, ya que el agua simbolizaba el origen y devenir de la vida.
Durante la colonización, el camino Guadalupe-Aguanoso se usó para imponer el modelo de evangelización, ubicando cruces, ermitas y vírgenes sobre santuarios indígenas, mostrando el proceso de dominación de la ciudad.
Estos cerros también fueron escenarios de fiestas cristianas y populares; incluso, se conoce que los frailes europeos marcaron con cruces las cumbres de las montañas como estrategia de autoridad en sitios importantes para los muiscas y de disputa territorial.
Los cerros se utilizan para senderismo, recreación pasiva, educación ambiental, investigación científica, observación de fauna y flora, y fotografía y video.
Los senderos de los Cerros Orientales no solo representan una escapada recreativa, sino que también sirven como un recordatorio de la importancia de la conservación. “La caminata guiada permite observar valiosas joyas del patrimonio natural y cultural de la ciudad”
Para los interesados en participar, es crucial recordar que las caminatas solo se realizan en horarios específicos y bajo la supervisión de personal capacitado. Este control garantiza que la intervención humana sea mínima y que el impacto sobre el ecosistema de alta montaña sea sostenible.