Gracias a una denuncia ciudadana, unidades de la Seccional de Investigación Criminal del Departamento de Policía de Cundinamarca junto con la Fiscalía General de la Nación, lograron la captura de diez personas (nueve por orden judicial y una en flagrancia) que pertenecen a un mismo núcleo familiar, y cuya organización criminal era conocida con el alias de Los Chinches.
Los hoy detenidos, y que componían esta empresa ilegal que se encargaba de distribuir y comercializar estupefacientes en el municipio de Ubaté, cayeron gracias a un trabajo de inteligencia efectuado entre ambas instituciones, y dentro del cual se incluyó la recolección de información por parte de agentes encubiertos que develaron el accionar criminal de la banda, que era liderada por alias Celio.
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Cómo llegaron a Los Chinches en Cundinamarca
De acuerdo con lo que explicó el comandante del Departamento de Policía de Cundinamarca, coronel Andrés Serna Bustamante, gracias a la red de cooperantes se tuvo conocimiento de una presunta actividad delictiva que cometían Los Chinches en Ubaté, y esto dio inicio a las labores investigativas que culminaron en las diligencias de registro, allanamiento y posterior captura del clan familiar.
Como parte de las acciones que emprendieron los investigadores para obtener material probatorio, se adelantaron tareas como interceptar las comunicaciones telefónicas, se usaron agentes encubiertos cuyo objetivo era solo uno: realizar vigilancia y seguimiento de personas, que gracias a “reconocimientos en álbum fotográfico y declaraciones juradas”, permitieron la identificación de sus integrantes, “el modus operandi y el rol que cumplía cada persona dentro de la organización delictiva”, agregó el oficial.
El actuar delictivo de Los Chinches
Dentro de los hallazgos que arrojó el trabajo encubierto por parte de varios agentes, se pudo establecer que el modus operandi tenía su génesis en los barrios Santa Bárbara, la urbanización Prados de Cucaranga y Villa Rosita —los tres puntos ubicados en Ubaté— desde se adelantaban los trabajos de distribución y comercialización que se hacían al ‘menudeo’. Desde allí dirigían la mercancía hasta un inmueble situado en el barrio San José Alto, el cual servía como punto de almacenamiento.
Desde allí, extendían sus tentáculos hasta los municipios de Guachetá, Tausa y Zipaquirá (en Cundinamarca), y tanto Celio como los demás integrantes de la organización, se encargaban de comercializar los estupefaciente, cuyo ingreso mensual le dejaba a la familia ganancias de al menos $10 millones.
Sin embargo, con todas las pruebas ya en su poder y con la orden judicial emitida, las autoridades llegaron hasta cuatro puntos en Ubaté (reconocida como la capital lechera de Colombia) y de forma simultánea llevaron a cabo las diligencias que arrojaron un saldo —además de las 10 capturas— de 15.000 dosis de cocaína, 5.000 dosis de base de coca y la incautación de un arma tipo traumática y demás elementos usados para dosificar los estupefacientes junto a dinero en efectivo.
Cayeron en familia
Los capturados junto a Celio son su compañera sentimental alias Melva; su hermana, alias Diana; sus hijos, alias Janet, Jenni y Tarqui; y sus yernos, alias Pulgarín, Fredy y El Gordo. Pero en este punto, las autoridades confirmaron que Jenni fue puesta bajo libertad por no tener anotaciones al momento de revisar sus antecedentes judiciales.
En cambio, los demás integrantes de la familia fueron imputados por los delitos de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, y concierto para delinquir. Sumado a esto, un juez los cobijó con medida intramural en establecimiento carcelario.
Por último, las autoridades en el departamento extendieron la invitación a la ciudadanía para que siga denunciando situaciones como estas, que además de afectar la seguridad y convivencia de los vecinos en los puntos próximos a los lugares donde irrumpieron las autoridades, pueden evolucionar a situaciones más complejas si no se actúa a tiempo.
Por tal motivo le recordaron a las comunidades en Cundinamarca que pueden poner en conocimiento de las autoridades situaciones anómalas a través de la línea de emergencias 123 o en la estación de Policía más cercana, donde se garantizará absoluta reserva.