Para Darío Ospina nada es tan importante como asegurar que su linaje se extienda en el tiempo. De hecho, su objetivo principal no es otro que dar vida a por lo menos cien niños que lleven su apellido, superando, incluso, a su modelo a seguir: el Cacique de La Junta, Diomedes Díaz.
“Mi nombre es Darío, tengo 17 mujeres y a todas las quiero preñar y quiero tener más hijos que Diomedes Díaz. Nosotros somos pobres ¿pero eso qué importa? Yo lo que quiero tener es muchos hijos. Es más, que se vea un cuadro grande donde estén mis fotos y donde estén mis hijos, mis nietos y hasta mis bisnietos”, sostuvo, en una entrevista de la que se tienen grandes dudas, al igual que con su historia.
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Indicó que, si es posible, le gustaría tener más de cien hijos, para no quedársele atrás a su ídolo de la música vallenata, que llegó a tener más de veinte niños, con tal de ser recordado durante muchos años por los miembros de su familia y por quienes conozcan la historia sobre su linaje.
“Diomedes Díaz a mí se me quedó en pañales, en este momento tengo 38 hijos y con las mujeres que tengo espero tener cien. Yo ya hice la cuenta y si cada una me tiene de a siete hijos, me dan más de cien. Yo ya hice la cuenta con cada una de ellas (...) todas me sirven a mí y me quieren, me aman ¿Por qué yo no puedo? Si todas me ayudan, todas me traen plata y ellas trabajan, se rebuscan y así la pasamos bien todos”, respondió a quienes no imaginan cómo poden sostenerse.
Y es que, lejos de tener un trabajo que le asegure una estabilidad financiera a su familia, el supuesto patriarca reveló que “me dedico a embarazarlas, porque ese es mi propósito, esa es mi meta. A mí no me queda tiempo de trabajar, yo tengo que estar aquí con una, con la otra. Estar pendiente de los niños, de todo. Entonces ellas son las que trabajan”.
Conoce bien su situación financiera y admite que son una familia hundida en la pobreza, pero espera poder recibir los subsidios del Gobierno a los que pueda aplicar por su edad, para sumarlo a lo que “sus mujeres” logren ganar como vendedoras ambulantes y trabajadoras domésticas.
Dice querer a todos sus hijos e insiste que la mayoría, a pesar de ser de distintas mujeres, se parecen a él. A todos los habría procreado con la ayuda del “borojó”, una fruta a la que, en Colombia, se le atribuyen propiedades afrodisiacas. Y asegura que ninguno estaría siendo descuidado: “Yo tengo muy buen espacio aquí para todos ellos. Es más, hoy los tengo a todos reunidos aquí porque está lloviendo y yo no voy a dejar que se vayan a enfermarse”.
Al igual que “sus mujeres” a quienes tendría controles estrictos: “Yo también tengo mis picardías y mis averiguaciones. Yo también leo, veo televisión y, de vez en cuando, me meto al Internet. Ahí me doy cuenta cuándo las mujeres están fértiles y ahí es cuando logro que queden en embarazo”.
Para evitar que alguna de ellas “se aburra” y lo deje, Darío explicó que a lo único que les permite acceder es a la televisión, pero el Internet estaría prohibido para todos los demás miembros de su gigantesca familia. Además, dice tenerles el tiempo contado; es decir, saben a qué hora ingresan y a qué hora salen de sus trabajos y cuánto tiempo se demoran en llegar hasta la casa Ospina, para evitar que socialicen con otros hombres en el camino.
En cada comida, su familia llega a gastarse un panal de huevos y y hasta ocho libras de arroz, pero “hay veces que hacemos otra cosita, compramos huesito, compramos carnita, pero hoy es esto nada más. Cocinamos con gas cuando hay forma de comprarlo, pero permanentemente es en leña”.
Y se incluye en todas las tareas; ya que, en una casa con tantas personas “no hay manera de quedarse quieto”. Aunque, sin vergüenza alguna, confiesa que todo para él es bastante fácil, pues se dedica a administrar los dineros y las ayudas que llegan a su hogar.