Nuevamente la posibilidad de que el presidente de la República, Gustavo Petro, convoque a una asamblea constituyente volvió a estar en la palestra nacional, luego de que el lunes 8 de julio se conocieran dos cartas de personalidades del país y de algunos de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente, con la que se dio paso a la vigente Carta Magna colombiana, con la que expresaron su desacuerdo con un eventual proceso de esa naturaleza.
“Se produciría una enorme ola de incertidumbre e inestabilidad jurídica y económica, lo cual se traduciría en menor inversión, desempleo, la detención del crecimiento, destruyendo al sector productivo y a nuestro tejido social”, indicaron en la primera misiva que contó con el respaldo de 200 firmas de académicos, intelectuales y políticos entre los que se encuentran la excanciller de Colombia, Carolina Barco; el exministro del Interior y Justicia, Carlos Holguín Sardi; el exembajador de Colombia en Haití, Alfredo Rangel, y otros más.
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Mientras que los exconstituyentes de 1991 fueron más allá, y recordaron que si se llegara a tramitar, sin tener en cuenta la normativa constitucional, se trataría de un intento de desestabilización de las instituciones del país.
“Una Asamblea Constituyente por fuera de lo establecido en el artículo 376, suplanta al Congreso, a la Corte Constitucional y al pueblo; configura un golpe de Estado”, aseguraron en el texto que cuenta con las rubricas de los exministros Angelino Garzón, Gustavo Zafra, Juan Carlos Esguerra, Álvaro Echeverry Uruburo, entre otros.
Los dos nuevos pronunciamientos se dieron luego de que el recién nombrado ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, tras su designación la semana pasada, se refiriera al tema en medios de comunicación, pese a que un mes antes de que ingresara al Gobierno Nacional había expresado su desacuerdo en contra de esa posibilidad de iniciar cambios en la Constitución.
“Vamos a abrir un diálogo con todos los sectores del país: amigos del Gobierno, oposición, altas Cortes, Congreso, organizaciones sociales y comunitarias, sindicatos, gremios y empresarios”, dijo el nuevo integrante del gabinete.
Sobre las cartas reaccionó en la noche del lunes 8 de junio el presidente Petro, que aseguró que de iniciarse un proceso de cambios en la carta magna este provendría de la ciudadanía, no de personas con influencia política, como los firmantes del documento.
“El poder constituyente no lo convocan las personalidades. Eso es un contrasentido. El poder constituyente lo convoca el pueblo. El pueblo es el dueño del poder (sic)” señaló el jefe de Estado en su cuenta oficial de la red social X.
Aunque reconoció en su trino que los mencionados personajes con capacidad de convocatoria tienen una función crucial para pactar.
“Las personalidades son importantes pero para llegar a un acuerdo nacional que ni más ni menos significa que el acuerdo sea construir una democracia. Un camino pacifico de construcción nacional (sic)”, indicó.
El fin de semana el expresidente y premio Nobel de Paz en 2016, Juan Manuel Santos, reprochó nuevamente que Petro en vez de avanzar con su plan de Gobierno se vuelva a enfrascar en buscar una constituyente.
“Solo una simple pregunta. ¿Qué de la Constitución de 1991 es lo que no sirve para hacer lo que hay que hacer? ¿Qué es lo que hay que cambiar?”, cuestionó.
En todo caso, la propuesta de Petro sigue siendo etérea, porque la planteó inicialmente para garantizar las reformas sociales que impulsa en el Legislativo, pero no ha aclarado cómo la convocaría y bajo qué argumentos.
“Si esta posibilidad de un gobierno electo popularmente, en medio de este Estado y bajo la Constitución de Colombia, no puede aplicar la Constitución porque lo rodean para no aplicarla y le impiden, entonces Colombia tiene que ir a una Asamblea Nacional Constituyente”, fue lo que afirmó el mandatario la primera vez que mencionó esa posibilidad, a mediados de marzo, en la minga indígena que se realizó en Cali en esa ocasión.