Juez en Bogotá falló en contra de clínica veterinaria por la muerte de un perro: “Se les ha declarado como seres sintientes”

El Juzgado 84 Civil de Bogotá encontró responsable a la clínica por no haber tomado las medidas adecuadas durante la cirugía, y que causó la muerte del perro

Guardar
De acuerdo con el juez,
De acuerdo con el juez, había suficiente material probatorio para identificar que la clínica fue la responsable de la muerte del animal - crédito visuales IA

El Juzgado 84 Civil de Bogotá emitió una sentencia sin precedentes en la que se ordena a la clínica veterinaria Casa de las Mascotas SAS, pagar daños morales a los propietarios de un perro llamado Blue.

La decisión judicial considera a la clínica civilmente responsable por la negligencia en el procedimiento quirúrgico que llevó a la muerte del animal. La audiencia, presidida de manera virtual por el juez John Jelver Gómez Piña, tuvo lugar a principios de junio y concluyó con una condena de cuatro millones de pesos por el daño moral causado a los dueños del pug, además de 1.307.000 pesos por perjuicios materiales.

Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook.

Blue, un perro de raza pug, fue llevado el 8 de marzo de 2022 al establecimiento para una orquiectomía (castración). La misma tarde, el médico veterinario informó a los dueños, Andrés Wilches y su pareja, que Blue había fallecido debido a apnea y broncoaspiración durante la cirugía, presuntamente provocadas por complicaciones asociadas a su condición de raza braquicéfala.

El informe patológico, realizado el 9 de marzo por la Universidad Nacional, determinó que la causa de la muerte fue un atrapamiento epiglótico del paladar blando, agravado por el síndrome braquicéfalo, que resultó en una obstrucción de las vías aéreas y posterior hipoxia.

Esta conclusión reforzó la acusación de los dueños de que la clínica no tomó en cuenta los exámenes previos al procedimiento y no contaba con las herramientas adecuadas para reaccionar ante emergencias de este tipo.

“Blue no murió por un imprevisto; si lo hubieran intubado, la situación sería distinta”, afirmaron los demandantes durante el proceso. Pese a estas declaraciones, la clínica, posicionada a través de su abogada, argumentó que la cirugía había seguido las indicaciones médicas y que la muerte se debió a una afección anatómica incontrolable. El juez Gómez Piña refutó estas alegaciones señalando que, aunque no siempre es posible prever todas las complicaciones, en este caso específico la clínica no actuó con la diligencia debida.

Según el juez no hubo
Según el juez no hubo la suficiente diligencia para atender al animal - crédito captura de pantalla Juzgado Civil de Bogotá

La postura civil

El tribunal de ética veterinaria suspendió por cuatro meses al veterinario responsable del perro Blue tras determinar que su muerte fue consecuencia de negligencia médica. La decisión se produjo el 9 de febrero de 2023, y no fue apelada por el profesional implicado.

En la demanda según Wilches, “para ellos (la clínica) era claro que dicha raza sufría de esta anomalía morfológica -si bien no adelantaron más exámenes para determinar si la tenía o no-, no tuvieron en cuenta dicho factor a la hora de realizar la intervención apoyándose en elementos de intubación, sino que lo dejaron como opcional para la etapa posoperatoria”. Este punto fue fundamental en la argumentación del caso.

El análisis forense realizado por una patóloga veterinaria de la Universidad Nacional demostró que la muerte de Blue se debió a anomalías que causaron una obstrucción en las vías aéreas. Esta conclusión reforzó la postura del demandante, que insistía en que la clínica debía haber tomado precauciones adicionales debido a la condición braquicefálica del perro, una particularidad común en ciertas razas.

Durante el juicio, se consideró el daño moral sufrido por los propietarios del perro. El juez destacó que, aunque no existe una jurisprudencia específica sobre el daño moral en mascotas, “ya en los tribunales se ha reconocido a los perros como miembros de una familia”. Añadió que Blue no era simplemente una mascota para proteger la casa o tener un beneficio económico, sino un “ser querido de la familia”.

De acuerdo con el juez
De acuerdo con el juez Piña, los perros son seres sintientes - crédito captura de pantalla Juzgado Civil de Bogotá

El juez al frente del caso afirmó que “hoy por hoy los animales son parte de la familia, son seres sintientes”. En su fallo, reconoció el sufrimiento de los demandantes, respaldado por un video presentado como prueba donde se veía a los dueños reclamando a la clínica por lo sucedido. La abogada de la clínica también acabó admitiendo el sufrimiento de los propietarios durante su respuesta a la demanda, lo cual fue un factor influyente para el juez.

Para apoyar la reclamación de compensación económica, los demandantes adjuntaron facturas y recibos correspondientes a los gastos ocasionados tras la muerte de Blue. El juez mencionó que “en cuanto al perjuicio moral, ese factor hace parte de la esfera íntima de los afectados, por lo que no se evidencian con pruebas técnicas. En esa línea, es cada despacho el que analiza y ordena el monto”.

El juez finalmente determinó una indemnización de 4 millones de pesos para los demandantes, aunque originalmente se había solicitado una reparación de 5 millones de pesos. Del total, 2 millones serían para Wilches y otros 2 millones para su pareja. Sobre este aspecto, el juez dijo: “Por ser en este caso la víctima una mascota llamada Blue, entiende este servidor que hay que realizar un reconocimiento, no en el monto que solicitó la parte demandante de 5 millones, pero considero que 4 millones de pesos es un monto que no resarce el dolor, pero por lo menos lo compensa”. Además, se reafirmó que no se concederían intereses moratorios relacionados con el daño moral reclamado.

La sentencia concluyó con una exhortación a las clínicas veterinarias para que pongan mayor énfasis en el bienestar de los animales durante los procedimientos médicos, recordando que su error y negligencia no solo afectan la vida de la mascota, sino también el bienestar emocional de sus dueños. La resolución de este caso sienta un precedente importante en la valoración del daño moral en relaciones afectivas entre seres humanos y sus animales de compañía.

Guardar