Ejército ya identificó a los presuntos cabecillas de las Farc señalados del ataque en Valdivia

El general Luis Emilio Cardozo, comandante del Ejército Nacional, afirmó que el asesinato de seis militares en el municipio de Valdivia, en el departamento de Antioquia, fue una violación del cese al fuego por parte de las disidencias de las Farc.

Los hechos ocurrieron en la tarde del jueves 4 de julio en un campo minado, y los cuerpos de las víctimas aún no han sido recuperados de la zona, según informó la autoridad militar. Edgar de Jesús Orrego, alias Firu, y Erlinson Echavarría, alias Ramiro, cabecillas de los frentes 18 y 36 de las disidencias, son señalados como los responsables del ataque.

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Entre las víctimas se encontraban cinco soldados profesionales y un sargento primero: “Como consecuencia de esta cobarde acción terrorista fueron asesinados el Sargento Segundo Diego Armando Marín López y los Soldados Profesionales Yeison Gómez Chima, Jesús Manuel Casso Campo, Rodolfo José González Núñez, Andrés Stiven Ramírez Castaño y Cristian Julián Torres Delgadillo”, confirmó la institución castrense mediante un comunicado.

Además, otros tres soldados resultaron heridos y están siendo atendidos en el hospital de Caucasia. Entre los uniformados afectados se encuentran: Alex Ferney Hernández, Cristian David Hurtado Riascos y José Cristian Rengifo. El general Cardozo visitó a los heridos en el centro asistencial y reiteró su condena a lo que consideró una clara violación tanto del cese al fuego pactado como de los derechos humanos, ya que, según sus palabras en Noticias Caracol, se usaron “armas prohibidas en la confrontación”.

A diez días del fin del cese al fuego, el 15 de julio el Gobierno nacional deberá decidir si mantiene este acuerdo con este grupo guerrillero La situación en Valdivia es complicada, dado que tanto las disidencias de las Farc como el ELN delinquen conjuntamente en esta región, lo que está derivando en nuevos enfrentamientos contra las unidades de la fuerza pública, afectando igualmente a la población civil.

Los militares resultaron afectados tras ser emboscados en la vereda Coposa, cuando un campo minado se activó mientras llevaban a cabo operaciones contra el Clan del Golfo. Así lo confirmó el general Juan Carlos Fajardo González, comandante de la Séptima División del Ejército, en una entrevista en Blu Radio. El ataque, atribuido a disidencias de las Farc lideradas por Iván Mordisco, supone una flagrante violación del Derecho Internacional Humanitario y de los acuerdos de cese al fuego. “Estábamos en una operación contra el Clan del Golfo cuando el Estado Mayor Central de las Farc activó un campo minado”, señaló el general Fajardo. La emboscada desvió a las tropas de su misión original, enfrentándolos con los explosivos colocados por las disidencias.

El incidente ocurrió en una zona rural frecuentemente transitada por campesinos, incluidos mujeres, niños y ancianos, lo que aumenta significativamente el riesgo para civiles. En sus declaraciones, el comandante enfatizó que estos actos subrayan el incumplimiento de los acuerdos de paz por parte de los grupos armados. “La responsabilidad es de quienes están en un proceso de paz y no cumplen con los acuerdos”, afirmó. Además, Fajardo mencionó la posibilidad de una colaboración con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), aunque no hay evidencia concreta que confirme esta alianza en el ataque. “No podría precisar si hay una alianza en este caso específico, aunque sabemos que normalmente operan juntos”, indicó.

La situación en Valdivia sigue siendo tensa, con las fuerzas armadas realizando investigaciones para esclarecer los detalles del ataque y tomar medidas de seguridad para prevenir futuras tragedias. “Estamos trabajando arduamente para atender a los heridos y llevar a cabo los actos urgentes necesarios para los que perdieron la vida”, agregó el general. Por su parte, el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, exigió el fin del cese al fuego en su intervención en Mañanas Blu, calificándolo como un mecanismo que ha permitido el crecimiento de la delincuencia. “Se convirtió en un mecanismo engañoso que ata las manos a la fuerza pública y permite el crecimiento de la criminalidad”, afirmó Rendón.