Temblor en Colombia hoy, miércoles 3 de julio de 2024: estos son los últimos reportes de sismos del SGC

La Escala de Intensidad de Mercalli, propuesta por el físico italiano Giuseppe Mercalli en 1902 y modificada en 1931, es una medida cualitativa que evalúa los daños de los sismos. A diferencia de la escala de Richter, que se centra en la magnitud, la escala de Mercalli toma en cuenta diversos factores para determinar la intensidad de un terremoto, como la distancia al epicentro, la profundidad del foco, la densidad de población y los tipos de construcciones afectadas.

En su versión modificada, la Escala de Mercalli consta de 12 grados, denotados por números romanos del I al XII, donde el I representa una leve sacudida muy difícil de percibir, mientras que el XII indica una destrucción total con ondas visibles en el suelo y objetos lanzados al aire.

Entre sus factores de evaluación, la escala considera la geología local del área, tipo y estructura de las edificaciones, y la duración de las sacudidas. El grado I describe los sismos casi imperceptibles; el II indica que solo pocas personas en reposo perciben el movimiento; el grado III indica movimientos leves, mientras que el grado IV menciona que muchas personas, tanto al interior como en el exterior, lo sienten claramente provocando vibraciones y sonidos en estructuras y objetos.

Un sismo de grado VI y VII es percibido por todos, con daños leves en edificios bien diseñados y mayores en construcciones frágiles. Conforme se escala a niveles superiores como el grado X, las destrucciones incluyen estructuras de madera bien construidas y considerables deformaciones en vías férreas, mientras que en el grado XII, la destrucción es total, con hundimientos y grietas anchas en el terreno.

Esta metodología es utilizada por varias instituciones, incluyendo el Servicio Geológico Mexicano (SGM), para determinar el impacto de sismos y los daños que pueden causarse en las comunidades afectadas.

Un sismo de magnitud 2.9 se registró en Los Santos (Santander) a las 6:38 p. m. hora local (23:38 UTC). El evento tuvo una profundidad de 150 km y se localizó en las coordenadas 6.82° de latitud y -73.15° de longitud.

En Uribe (Meta) se registró un sismo de magnitud 2.3. La profundidad fue superficial, menor a 30 km. El evento ocurrió a las 6:08 p. m. hora local (23:08:49 UTC), con coordenadas de latitud 3.53° y longitud -74.47°.

A nivel general, los términos sismo, terremoto y temblor son considerados sinónimos por diversas autoridades y diccionarios. Según la Real Academia Española, terremoto se define como un movimiento brusco de la corteza terrestre, lo cual coincide con la definición de sismo. Sin embargo, existe una diferenciación en el uso coloquial de estos términos en diferentes regiones.

En Latinoamérica, donde los movimientos de las placas tectónicas son frecuentes, las palabras temblor y terremoto se utilizan a menudo para describir fenómenos de distinta magnitud. Generalmente, un temblor se asocia con un movimiento sísmico de menor intensidad y duración limitada a pocos segundos, mientras que un terremoto se refiere a un fenómeno más fuerte, con potencial destructivo significativo y una duración que puede extenderse a minutos. De otro lado, la palabra sismo se refiere a cualquier movimiento de la corteza terrestre, sin importar su intensidad o consecuencias.

El Instituto Geofísico del Perú reconoce estas diferencias y señala que en el uso cotidiano, un temblor es identificado como un sismo leve y menos dañino, mientras que un terremoto implica mayores daños a infraestructuras y posibles víctimas. Sin embargo, este mismo instituto coincide con la Real Academia Española en que, pese a estas distinciones coloquiales, los términos pueden ser considerados sinónimos y utilizados indistintamente en contextos profesionales y científicos.

Un sismo de magnitud 2 se registró en San Andrés (Santander), a las 2:20 p. m. hora local (19:20 UTC). El evento tuvo una profundidad superficial menor a 70 km, con una localización específica en las coordenadas 6.72° de latitud y -72.84° de longitud.

Asimismo, en Mistrató (Risaralda) se registró un sismo de magnitud 2.4, a la 1:59 p. m. hora local (18:59 UTC), con una profundidad superficial menor a 30 km y coordenadas 5.47° de latitud y -75.96° de longitud.

A la 1:30 p.m. en el departamento de Santander, concretamente en la zona de Zapatoca se registró un movimiento telúrico de magnitud 2.7 de acuerdo con el Sistema Geológico Colombiano.

El Servicio Geológico Colombiano (SGC) registró un nuevo sismo, esta vez en el departamento de Cundinamarca. El movimiento telúrico, con una magnitud de 2.2, ocurrió en el sector de Cucunubá. Este sismo, que se produjo a las 11:18 a.m. del miércoles 3 de julio, se sintió en las zonas aledañas al municipio.

El Huracán Beryl, como cualquier huracán, es un fenómeno meteorológico caracterizado por vientos fuertes, lluvias intensas y cambios en la presión atmosférica. Sin embargo, los sismos son causados por movimientos tectónicos, la liberación de energía acumulada en las placas de la Tierra. Estos dos fenómenos tienen orígenes completamente diferentes. Aunque hay estudios que sugieren que los cambios significativos en la presión atmosférica y la carga de agua por lluvias torrenciales pueden influir mínimamente en fallas tectónicas superficiales, estas influencias no son suficientes para desencadenar terremotos significativos.

En el caso específico de Colombia, un país situado en una zona sísmicamente activa debido a la convergencia de las placas de Nazca y Suramericana, los terremotos ocurren con regularidad y son el resultado directo de la actividad tectónica. Mientras que el Huracán Beryl puede traer consigo lluvias intensas y cambios en la presión que podrían, en teoría, tener algún efecto menor sobre fallas superficiales, no hay evidencia científica suficiente que indique que estos factores puedan provocar un terremoto significativo en la región. Por lo tanto, es poco probable que el Huracán Beryl tenga un impacto directo en la actividad sísmica de Colombia.

En caso de un muy fuerte sismo, es importante mantener la calma y seguir una serie de recomendaciones para proteger la vida propia y la de quienes estén alrededor.

Antes de un sismo, es crucial preparar un plan de emergencia familiar y asegurarse de que todos los miembros lo conozcan. Identificar zonas seguras dentro del hogar, trabajo o escuela, como bajo mesas fuertes o marcos de puertas, puede ser decisivo. Tener un kit de emergencia con agua, alimentos no perecederos, un botiquín de primeros auxilios, linterna, radio a pilas y baterías adicionales es esencial. Además, es importante asegurar muebles y objetos pesados para evitar que caigan y causen lesiones, y participar en simulacros de sismo para practicar la respuesta en una situación real.

Durante el sismo, mantener la calma es primordial. Intentar salir corriendo puede resultar peligroso. Es recomendable agacharse, cubrirse y agarrarse bajo un mueble fuerte. Si no hay un lugar seguro, cubrirse la cabeza y el cuello con los brazos y buscar refugio junto a una pared interior lejos de ventanas. Permanecer en el lugar hasta que termine el sismo es lo más seguro. Si se está en el exterior, es vital alejarse de edificios, árboles, postes eléctricos y cualquier otra estructura que pueda colapsar. Si se está conduciendo, detenerse de manera segura y permanecer en el vehículo, evitando detenerse debajo de puentes, pasos elevados u otros elementos que puedan colapsar.

Después del sismo, es crucial verificar la seguridad propia y la de quienes estén alrededor, proporcionando primeros auxilios si es necesario. Evacuar el edificio si este ha sufrido daños y hay riesgo de colapso, utilizando las escaleras en lugar de ascensores, es una medida vital. Buscar un lugar seguro y evitar entrar en edificios dañados es fundamental. Escuchar la radio o la televisión para obtener información y seguir las instrucciones de las autoridades es indispensable. Además, usar el teléfono solo para emergencias ayudará a evitar saturar las líneas.