Ser un menor de edad en Colombia se ha convertido en un reto de supervivencia, pues los sucesos que incluyen maltrato infantil, e incluso, que llegan a consumarse en crímenes, hacen parte del panorama violento al que se enfrentan.
Casos como el de Dilan Santiago Castro, Sara Sofía Galván, Maximiliano Tabares, Samuel Eduardo Cárcamo o, el más reciente, Celeste Morales, dan cuenta del riesgo inminente al que se enfrenta la población infantil, en hechos en los que, principalmente, los homicidas son sus propios padres o personas de su mismo círculo familiar.
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De acuerdo con información de la Fiscalía General de la Nación entregada a Infobae Colombia, durante 2023, 886 niños, niñas y adolescentes fueron asesinados o fueron víctimas de desaparición forzosa. En 2024 las cifras no mejoran, pues, a corte del 31 de mayo, 441 menores de edad han sido víctimas mortales o desaparecidas, sin, hasta ahora, conocer rastro de su paradero. Si la aterradora tendencia continúa, podría igualar o superar las cifras del año inmediatamente anterior.
A propósito de los preocupantes datos, Infobae Colombia consultó con Laura Villamil, médica especialista en psiquiatría, salud mental y experta en toxicomanías del hospital de Vall d’ Hebron (España), sobre los patrones de comportamiento de una persona proclive a cometer un crimen, especialmente en contra de un menor de edad.
“Son personas que tienen ciertos rasgos en su forma de ser, es decir, en la estructura de su personalidad, y esto sí se puede identificar desde etapas muy prematuras de la vida, desde la infancia, desde la adolescencia; entonces, las personas que van a cometer crímenes hacia un menor de edad son personas que desde muy jóvenes no respetaban la vida en general, porque son personas que muchas veces, incluso, durante su infancia, comenzaron haciendo daño a animales. Son personas que podían llegar a lastimar la mascota de la casa; de pronto tendían a mentir muy fácilmente a sus padres. Tienen conductas de manipulación hacia sus padres o, incluso, hacia sus parejas u otras personas”, afirmó la especialista.
Villamil agregó que existen síntomas de alerta que pueden permitir actuar a tiempo a los padres, familiares o personas muy cercanas en aras de evitar actos violentos y potencialmente mortales contra menores de edad: “Son personas que pueden tener un trastorno como tal narcisista de la personalidad o un trastorno psicopático de la personalidad. Estas personas que, incluso, llegan como tal a ejecutar un crimen o a hacerle daño a un menor, tengan estos rasgos psicopáticos de la personalidad y que no sientan nada de remordimiento por lo que hicieron, sino que lleguen a pensar que el menor de pronto simplemente lo merecía”, complementó Villamil a este medio.
De acuerdo con MedlinePlus, los síntomas de un trastorno narcisistas se pueden identificar cuando una persona reacciona a las críticas con rabia, vergüenza o humillación; se aprovecha de otros para lograr metas; tiene sentimientos excesivos de egocentrismo. Además, existe preocupación con fantasías de éxito, poder, belleza, inteligencia o amor ideal; así como menospreciar los sentimientos de otros, con poca capacidad para sentir empatía o requieren atención y admiración constante.
Sorprendentemente, este último síntoma está asociado al cubrimiento mediático que adquiere un crimen, según la profesional de la salud, su trastorno llega hasta al punto en que les agrada el rechazo generalizado de sus aberrantes actos:
“Si vemos personas como Julio Garavito, que acabó con la vida de muchos niños, él en su personalidad mostraba una falta de empatía total y antes sentía disfrute cuando acababa con la vida de estos niños (...) Estas personas tienen algo muy fuerte y es que les gusta llamar la atención, sea por algo muy positivo o por algo muy negativo. Por ejemplo, para Julio Garavito era muy bueno salir en las primeras portadas de los noticieros o de los periódicos cuando acaba con la vida de un niño, algo muy malo, pero sentía que estaba llamando la atención del resto. Entonces, es algo muy fuerte, pero que hace parte de la personalidad de estos seres y muchas veces es porque carecen de esa atención por parte de sus padres cuando son niños y crecen con con todas estas alteraciones en su mente y en su pensamiento”, apuntó.
Villamil agregó que existen casos en los que el asesino tiene problemas psicológicos tan graves que no existe posibilidad de que se resocialicen. “Es muy complicado cambiar esos trastornos de personalidad. Así estén presos por toda la vida, por eso hay países donde existe la cadena perpetua o la pena de muerte, porque realmente hay trastornos de personalidad que no son modificables y por eso los asesinos en serie disfrutan lo que hacen”, afirmó, y añadió que resulta importante que haya muestras de autocrítica, reflexión y búsqueda de ayuda oportuna.
“En muchas ocasiones estas personas no tienen capacidad de introspección, entonces, como no la tienen y no pueden pedir ayuda, va a ser muy complicado que entren a un proceso terapéutico (...) La medicación no cambia los rasgos de la personalidad, porque cuando la gente empieza un medicamento cree que la personalidad va a cambiar y el medicamento no cambia la personalidad, no va a ser que tú seas más tranquilo cuando tienes un trastorno de personalidad de este tipo, el medicamento puede modular la irritabilidad, la tristeza, la ansiedad, pero no va a cambiar quién eres, no va a cambiar tu forma de ser, entonces eso no es tan sencillo por ese motivo”, sostuvo Villamil.
Por último, la especialista habló de las principales señales de alerta en un menor de edad que está siendo víctima de algún tipo de abuso o maltrato:
“Los niños empiezan a aislarse, a cambiar esa forma de ser extrovertida por una forma más en introvertida. Empiezan a presentar llanto varias veces al día o a la semana, en los niños es muy frecuente que cuando se están deprimiendo baja su rendimiento académico. A veces, cuando el abusador está en el mismo colegio, evitan ciertos lugares, incluso, entrar al baño, porque por acoso evitan lugares donde se encuentre el acosador; se altera el sueño, porque se la pasan pensando en esta situación. El patrón de la alimentación también se puede ver alterado en los niños, porque dejan de comer; si se tornan muy ansiosos, aparecen síntomas físicos como dolor de estómago, dolor de cabeza”, indicó la especialista.
Y agregó, “Cuando son casos de abuso empiezan a tener comportamientos extraños, entonces la niña empieza a andar desnuda, o sea, empiezan a cambiar ciertos comportamientos que antes no tenían, pero que sí pueden llegar a ser llamativos, y a veces cuando los papás no son tan observadores los regañan, en vez de indagar un poco más y ver que esto se puede relacionar con una situación muy grave”.
“Diario de una seducida”, un crimen inconfesable
Uno de los principales interrogantes que surgen es si una persona que ha cometido un crimen tan atroz como los relacionados con un menor de edad, puede ‘redimirse’ de los hechos y lograr ‘el perdón social’ suficiente para que no vuelva a ocurrir. En ese sentido, C.A Bangadof, escritor nariñense y académico, se ‘metió' en la mente de una madre criminal, que asesinó a su hijo por una venganza contra su expareja, una situación que no se queda en la ficción, pues algunos crímenes inconfesables se comenten por estas razones.
En la novela, la historia toma un giro inesperado cuando la mujer presencia un caso de abuso contra una niña, de la cual hace hasta lo imposible por protegerla del abusador, lo que represento una especie de redención casi paradójica debido a su terrible historial criminal.
“Diario de una seducida es una novela que relata en primera persona la historia de Sonia, una mujer que en algún momento de su vida asesina a su hijo en una playa. El libro es una suerte de introspección del lector a la conciencia de Sonia para tratar de entender con ella, cuáles fueron los motivos que llevaron a Sonia cometer ese acto. Entonces, esos motivos que en un principio pueden parecer que son muy claros, porque tiene una ‘justificación’ para ese acto, a medida que van pasando los años esa justificación se va borrando y comienza la duda y eso lleva Sonia a que trate de buscar otras respuestas, porque la que tiene en un principio ya no es suficiente. El libro es un viaje a entrarnos, precisamente a a los motivos que tuvo Sonia para hacer lo que hizo”, afirmó el escritor a este medio.
Frente a los motivos que lo llevaron a escribir Diario de una seducida, el escritor afirmó, que: “Hay una serie de hechos que ocurren socialmente que parece que la sociedad oculta como si no verlos o no hablar de ellos implica que no sucedieran y es todo lo contrario, precisamente suceden mucho (...) Parece que, inconscientemente, seguimos repitiendo y repitiendo una serie de imaginarios que al principio comienza simbólico en el plano de lo imaginario, pero poco a poco se va volviendo más real, porque la presión que ejerce la sociedad sobre una mujer es muy grande ¿Cuándo se va a casar? ¿Cuándo va a tener niños?, entonces tiene qué ver precisamente con eso de situaciones que nos cuestan ver”.
De acuerdo con Bangadof, en la novela surge una segunda oportunidad para que Sonia se arrepienta del crimen que cometió, gracias al desarrollo de la trama. “Hay una idea de la cual yo estoy convencido y es que nunca es tarde para intentar obrar bien y esto es algo que me parece que es muy diciente en un país como Colombia. Nosotros estamos continuamente llenos de hechos que rayan en la barbarie, entonces tenemos que pensar en esas segundas oportunidades, qué hacemos con tantas personas que han sido, en un término de Hannah Arendt, unos agentes del mal”.
Frente a en qué está fallando el estado y la sociedad, el autor explicó que se trata de una responsabilidad compartida: ”Yo creo que es una responsabilidad social así como política. La responsabilidad es de todos, hagamos o no hagamos. Cuándo ocurren cosas en la sociedad como estas lo que hacemos es lavarnos las manos, juzgar y decir que la responsable o responsable es un individuo cuando no, la responsabilidad es realmente de la sociedad, porque si tú no tienes una comunidad que te soporte, y cuando digo soporte es que te de un piso en el cual tú puedas sostenerte, si has dejado solas a las personas, pero si también has puesto unas cargas, después la misma sociedad no sabe cómo ayudar a que la gente lidie con ellas”.
Por último, ofreció un panorama general que resalta la importancia de leer esta novela psicológica. “Nos permite vernos a nosotros mismos. Yo no creo en la literatura como una suerte de entretenimiento, no, yo creo que leer tiene que permitirnos muchas cosas, entre ellas, ser capaz de vernos a nosotros, de cuestionarnos, de pensarnos, de ver el mundo de forma diferente y esta es una novela que permite todas esas posibilidades permite adentrarse en una conciencia distinta a la nuestra permite ver el mundo a través de otros ojos, pero nos plantea toda una serie de cuestionamientos como seres humanos sobre elementos que son constitutivos de nuestra condición humana. Nos interroga sobre el amor, sobre los celos, sobre la familia, sobre la soledad, sobre los afectos, sobre las nuevas posibilidades”, puntualizó el escritor a este medio.