La Dijín de la Policía Nacional desarticuló una banda dedicada a la venta de medicamentos oncológicos robados en Bogotá. En una serie de operativos llevados a cabo en la capital del país y en en el municipio de Soacha (Cundinamarca), las autoridades capturaron a siete integrantes de esta organización criminal, según los informes oficiales.
Durante los allanamientos, se incautaron más de 55 millones de pesos en efectivo y aproximadamente 15 mil dosis de medicamentos alterados y sin vigencia. Al parecer, la banda delictiva operaba almacenando y comercializando medicamentos formulados para enfermedades graves como el cáncer, el VIH/Sida y la diabetes, además de otras sustancias controladas que generan dependencia.
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De acuerdo con las autoridades, estos productos eran vendidos en farmacias y ofrecidos a través de aplicaciones de mensajería instantánea, por debajo del precio comercial. En cuanto a su modus operandi, la investigación reveló que el grupo obtenía medicamentos de alto costo a través de funcionarios corruptos del Instituto Nacional de Cancerología y otros hospitales de la ciudad. Asimismo, utilizaban diversos métodos para alterar los contenedores de las medicinas y las vendían a la ciudadanía a precios reducidos. Además, introducían productos de contrabando alterados al territorio colombiano para su venta en droguerías.
Se estima que, mensualmente, la organización comercializaba entre 420 y 450 cajas de estos medicamentos, lo que equivale a más de 4.200 tabletas, cápsulas o ampolletas. De igual forma se puso establecer que los medicamentos eran ocultados en las residencias de los delincuentes para evadir los controles del Invima, y la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá. Adicionalmente, la organización también contaba con un servicio de entrega puerta a puerta que llevaban a cabo en vehículos de su propiedad.
Entre los detenidos se encuentran dos enfermeros de adherencia a tratamiento de pacientes oncológicos, una persona que extraía medicamentos de manera irregular de una clínica privada y del Instituto Nacional de Cancerología, y varios encargados que cumplían el rol de transportadores de medicamentos, además de quienes alteraban y comercializaban los fármacos. En el operativo se decomisaron también 432 empaques para medicamentos y 414 productos de consumo alimenticio y de uso sanitario alterados.
¿Cómo reconocer medicamentos alterados?
En Colombia, los medicamentos adulterados representan una amenaza significativa para la salud pública. Según el Instituto Internacional de Investigación contra la Falsificación de Medicamentos, el país se encuentra entre los diez con mayor incidencia de este problema a nivel global, ocupando el segundo lugar en América Latina.
Estos productos ilícitos, que no cumplen con las normativas de composición, son vendidos ilegalmente y pueden causar graves daños a la salud de quienes los consumen. La detección de estos medicamentos puede ser complicada debido a su similitud con los originales. Existen varias estrategias para identificar medicamentos adulterados y protegerse de posibles efectos perjudiciales. Entre las recomendaciones más importantes para evitar la compra de estos productos se encuentran:
- Sellos de seguridad: Estos deben estar intactos y en buen estado.
- Condiciones de los empaques: Verificar que los envases no estén dañados y que la información de las etiquetas sea legible y esté en español.
- Características del medicamento: Olor, sabor y textura deben corresponder con los normales del medicamento original.
- Estado del empaque: No debe presentar señales de manipulación ni estar húmedo.
- Registro Invima: Confirmar que el empaque incluya el registro del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima).
El consumo de medicamentos falsificados puede desencadenar efectos adversos como alergias, intoxicaciones, reacciones secundarias inesperadas, deterioro de la salud, lesiones, interacciones negativas e incluso la muerte. Colombia lucha constantemente contra la distribución ilegal de medicamentos, que no solo afecta la economía nacional, sino también pone en riesgo la vida de sus ciudadanos. La colaboración de la población y el fortalecimiento de los sistemas de control, junto con campañas de información, son clave para enfrentar este problema.