En un extenso pronunciamiento en sus redes sociales, el excandidato presidencial y exministro de Educación Alejandro Gaviria, lanzó el miércoles 19 de junio de 2024 duras acusaciones al jefe de Estado, Gustavo Petro, al que acusó de utilizar una serie de maniobras dialécticas para desviar la atención con respecto a temas claves que se están discutiendo en la escena nacional, como la educación superior.
Gaviria salió en respuesta al mensaje del primer mandatario, cuando a juicio del exministro, que estuvo en los primeros seis meses de mandato, Petro generó polémica al exclamar una polémica frase. “Negar que la educación superior sea un derecho fundamental es literalmente negar la esencia humana”, mencionó el gobernante, lo que no fue del agrado de Gaviria, que así lo expresó en redes.
Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook.
Y es que el jefe de Estado fue enfático en afirmar que lo que nos diferencia de los animales es precisamente esa capacidad para reflexionar y cultivar el conocimiento, al comparar la educación con el cultivo de la tierra. “La educación es, por tanto, un derecho universal”, declaró. Esta afirmación provocó diversas reacciones y críticas sobre la falta de un plan concreto para su implementación, justo en el día en el que se hundió el proyecto de ley de la reforma estatutaria a la educación.
Para Gaviria, es claro que no existen cifras claras sobre los costos y la compatibilidad de este derecho con otras prioridades de política pública como las pensiones universales, el saneamiento básico universal y la educación preescolar universal. En otras palabras: los ciudadanos deben ocuparse del fondo o, como mejor lo explicó, en la falta de fondo de iniciativas que terminan desmoronándose en el legislativo.
“Vale la pena concentrarse en la forma”
“Uno podría criticar el silogismo grandilocuente y el tono profético que vuele sobre los mismos temas de siempre: la supervivencia de la especie, la esencia humana, la justicia universal, etc. Los profetas solo conciben dos escenarios: la salvación providencial o la condena absoluta. Pero no vale la pena concentrarse en la forma”, destacó en su mensaje el extitular de la cartera.
En su concepto, es evidente que ante la ausencia detalles específicos ha llevado a cuestionar la seriedad y factibilidad de sus propuestas. “Si ahondamos en la superficie del discurso, si removemos los adjetivos y la exaltación, encontraremos tristemente que no hay nada: no hay fondo, no hay un proyecto serio, ni un programa realizable para convertir la educación superior en un derecho”, remarcó.
Y, de la misma forma, calificó la visión de Petro sobre la educación superior como “simplista e incompleta”, al concebirla desde una perspectiva fundamentalmente infraestructural, “así sea en vagones improvisados o tiendas de campaña”. Esto revela una visión que algunos consideran insuficiente para abordar la complejidad del sistema educativo superior, y una clara desconexión entre la retórica y la realidad práctica.
En este contexto, el exministro, que apenas duró seis meses en el gabinete, pues fue uno de los primeros en ser relevados de su cargo, la capacidad del presidente para convertir sus promesas en políticas tangibles y efectivas es casi nula. Y habló de lo que serían “promesas vacías y especulaciones proféticas”, sin un claro plan de acción o proyección de costos y recursos necesarios.
Con ello, mencionó que la incoherencia en el enfoque del Gobierno, al recalcar que este solo puede sostenerse mediante la creación de conflictos que desvíen la atención de la falta de resultados concretos. “Una incoherencia, pienso, que solo puede sostenerse de una manera: con la división (...) permanente, que nuble el entendimiento y distraiga la atención de un hecho trágico, pero evidente”, sostuvo.