Francisco José Amaya es el nombre completo del joven participante del Desafío XX que conmovió con su historia de vida y superación en esta temporada del reality de competencia física de Caracol Televisión, y que ahora sorprendió al revelar que pasó por problemas de drogadicción.
El cucuteño, que se gana el sustento diario como recolector de basuras en la capital nortesantandereana, contó cómo consiguió superar las drogas gracias a al baile y sus tres hijos: “Estuve en rehabilitación”, reconoció.
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El integrante del equipo Beta en el Desafío 2024 hizo historia en la competencia al reintegrarse al juego luego de su salida, puesto que una baja en el reality permitió su reintegro, oportunidad que no desaprovechó y regresó.
Este hecho lo aplaudió el público que lo ve como uno de los favoritos de esta temporada y a quienes conquistó con origen humilde y sencillez.
El ‘desafiante’ se siente orgulloso de lo mucho que ha cambiado su vida y la visión que tiene para su futuro y el de sus hijos, pues además de su paso por concurso, ahora sueña con ser alcalde de Cúcuta, pues asegura que entiende a la perfección las problemáticas que tiene la ciudadanía en la capital del Norte de Santander.
En entrevista con el programa de entretenimiento La red, el competidor relató que se encuentra comprometido con su pareja, a la que conoció desde muy joven, y detalló cómo cayó en la drogadicción.
“Comencé adolescente, porque en donde nací las oportunidades eran escazas, no había acceso al deporte y probé la marihuana, de ahí pasé a otras drogas, hasta que terminé en el bazuco. Lo que ganaba lo ahorraba, le daba una parte a mi mamá y la otra la destinaba a las drogas”, contó.
Tocó fondo
El joven desafiante narró que un amigo lo sentó e invitó a entrar a un centro de rehabilitación, allí encontró en el arte una inspiración. “Veía a mis compañeros entrenar y cómo ocupaban su mente en el breakdance, empecé a practicar con ellos y así liberaba energía”, relató el artista callejero sobre los ocho meses que permaneció internado en el centro de rehabilitación.
Tras su salida de esta institución en la que encontró nuevos objetivos de vida, se encontró con una nueva lucha, pues no le fue fácil ubicarse laboralmente.
Fue así como llegó a convertirse en recolector de basuras, pues en su casa le pedían aportar. “Este trabajo no es sencillo, a veces se trabaja más de las ocho horas y las personas no son solidarias, ven que uno va pasando y antes tiran más basura, uno se enfrenta a muchos desafíos en la calle”, agregó.
No obstante, Francisco ahora siente que el destino le sonríe y tras su paso por la televisión quiere aprovechar la popularidad que ganó a favor de sus aspiraciones políticas. “Yo sueño con ser alcalde de mi ciudad, vengo de abajo y conozco de primera mano las problemáticas que tenemos”, afirmó.
En 2017, emprendió un viaje por tierra hasta Ecuador, bailando en los semáforos y demostrando su habilidad como artista callejero. Su velocidad y agilidad son sus mayores fortalezas físicas, lo que le permite destacarse en su arte y capturar la atención de quienes pasan por las calles. Además de su trabajo y su pasión por el baile, Francisco dedica tiempo en sus redes sociales para ayudar y servir a la comunidad.
Pro ahora, su principal meta y objetivo es convertirse en un creador de contenido que beneficie a los más vulnerables, utilizando su plataforma para hacer el bien y nutrir el espíritu de aquellos que lo necesitan.
“El esfuerzo físico más grande ha sido trabajar en los semáforos a temperaturas grandes y con calentura en el asfalto. Cuando el semáforo se ponía en rojo salía al show y el único tiempo para descansar era cuando estaba en verde. Tuve que llevar mi cuerpo al límite”, añadió sobre su trabajo alterno como artista callejero.